Por Eduardo Fracchia* / Cómo es el escenario actual de crisis económica, al que se suma la pandemia, y la manera en que debería encarar el gobierno los problemas estructurales.
El mundo presenta un escenario de gran incertidumbre con algunas notas distintivas. Existe una crisis de cooperación internacional, no hay G7, ni G20, ni G2 con coordinación entre China y EEUU. Las democracias liberales sin liderazgo a excepción de Merkel y vientos de populismo preocupantes.
América latina es de lo más castigado en cuanto a pandemia y recesión. Se agregan tensiones en las clases medias de las sociedades en países centrales y en emergentes como Chile. Mientras tanto la elección americana es incierta. Esta bandada de cisnes negros generada por la pandemia hace que se escriba el guión de la obra sobre el escenario mismo, todo es incierto.
Pueden acelerarse dinámicas proteccionistas. Interesa la postpandemia pero mucho de lo que ocurre durante la misma es porque los procesos son largos e intermitentes.
Argentina enfrenta la crisis actual sin recursos tras una década muy mala. Salió de las crisis más importantes de la democracia en 1989 y 2002 con más capitalismo. El riesgo de que el canto de sirenas nos lleve a un modelo más estatista, dirigista con mucha presión impositiva existe dada la ideología del oficialismo.
En la crisis actual lo clave, según el economista Ricardo Arriazu, es evitar el colapso social y proteger el tejido productivo. La renta universal suena voluntarista, se lleva varios puntos del PBI y no hay espacio para financiarla.
La dinámica económica del rebote será en tiempo de elecciones. El Presidente Fernández debe ganar para consolidar el proceso político. El riesgo es que quieran contener el dólar en 2021 como lo intentan en la actualidad y que éste se dispare como le ocurrió a Macri. Debido a ese salto del dólar, siendo muy simplistas, se perdió la reelección por el efecto recesivo de la caída del salario real ante una inflación que trepó fuerte.
En las crisis se retira la marea y se ve la basura: problemas del mercado laboral, falta de fondos de compensación a la chilena, inseguridad, déficit sanitario, dualismo educativo, entre otros aspectos.
La salida es en el medio del pantano, no estamos en la autopista, hay mucho ripio por delante. No hay colapso como plantea el ex ministro, Carlos Rodríguez, entre otras voces críticas. No hay 2003 con variables ajustadas por la mega devaluación no querida por Duhalde. No hay superciclo de materias primas ni una gestión de confianza como la de Lavagna y Prat Gay a cargo. Lo que hay es ripio y la dinámica puede ir a peor.
Se sale con más política, es clave armar el Consejo Económico y Social que quería Prat Gay en el año 2016 y ahora empuja Cecilia Todesca. Sería deseable repartir la carga de los motores para arrancar, no alcanza con exportación, sólo tenemos 60.000 millones de dólares y tampoco con inversión que está muy rezagada. Tampoco consumo como única bala ya que puede ir a precios. El problema está principalmente en la oferta.
El mundo tira poco. Brasil sigue frío, los precios de nuestras materias primas no están tan mal, y el campo está amenazado por las sequías. Sector clave el agro y como sugirió el ministro Kulfas sería deseable que bajen las retenciones. El esquema cambiario desincentiva al campo.
El dólar blue o el contado con liquidación reflejan la confianza en el equipo económico. Es como si evidenciase la infección del sistema. No descendió el paralelo después del canje exitoso de deuda. Es un esquema cambiario demasiado fragmentado y debe tomarse alguna decisión porque o se va hacia un control de cambios todavía más restrictivo o hacia algo más libre basado eventualmente en un mercado cambiario desdoblado con dólar financiero y comercial. Las dos opciones son complejas de implementar. Está faltando el programa fiscal y financiero que amarre expectativas para salir de un laberinto que se va haciendo cada vez más complicado.
La compra fuerte de dólares con la restricción de los 200 dólares presiona hacia arriba al dólar paralelo. Se estima un stock de 170.000 millones de dólares en el “colchón “, fuera del sistema. Hay diferentes puntos de vista entre Economía, Banco Central y Producción como plantea Fernando Navajas sobre qué hacer con este laberinto cambiario. La inestabilidad influye en el valor de dólar y por lo tanto en la inflación núcleo que en agosto ya difícil está por encima del 3 % mensual. Pareciera que durante la primavera hay que hacer algo porque la brecha cambiaria, las compras de dólares mensuales y el agotamiento de reservas líquidas suponen un desequilibrio a resolver.
Los sectores claves de esta economía son los generadores de dólares. Pesce planteó en su momento en que el cepo no se revisa hasta que exportemos 90.000 millones de dólares. Estamos ahora en 60.000. Los 5 millones de personas que compraron en agosto no son ABC1, es un amplio espectro de la población que alcanza a la clase media baja.
El norte fiscal virtuoso ayudaría a guiar las expectativas. El tan reclamado plan ausente parcialmente se puede intuir a partir del presupuesto, sobre todo por los números fiscales esperados en 2021 que son muy relevantes.
Los sectores que pueden liderar la recuperación son, entre otros, el campo, la tecnología, la construcción y el yacimiento de Vaca Muerta. El campo con algunos nubarrones de sequía enfrenta precios de materias primas en buen nivel, siendo injusta la diferencia entre el dólar efectivo del sector agropecuario y el paralelo.
En lo que se refiere a la construcción, este sector es relevante por el impacto en el empleo. Vaca Muerta sigue fría por el precio del crudo y otras medidas que bajaron los incentivos a extraer hidrocarburos desde el final del gobierno de Macri.
La falta de plan es un lugar común en la crítica al gobierno. Se plantea que no es momento aún para explicitarlo, dado el contexto extraordinario por la cuarentena. De hecho el gobierno viene dando ideas aspiracionales que pueden lucir voluntaristas.
Hemos escuchado desde antes de las elecciones a varios funcionarios decir a lo que se quiere llegar en el modelo: pesificación del sistema, superávit comercial externo, sustentabilidad fiscal, sustitución de importaciones para defender en particular a las pymes, tipo real de cambio alto, orientación hacia el mercado interno, fortaleza del consumo, régimen tributario progresivo. Es cierto que esto no constituye un plan. Por otra parte, ¿Cuándo en Argentina después de la Convertibilidad tuvimos un plan explícito?
La recuperación no será V corta, será más del tipo Nike. Hay que ver como salen las pymes de este proceso recesivo. Del stock de 800.000 pymes muchas quedarán con capital de trabajo complicado o irán a concurso. Es un enorme desafío liderar esta salida hacia la recuperación del producto. En definitiva, seguimos en el ripio. Existe una agenda muy relevante que requiere tener muy cerca al empresariado como aliado aprovechando la fuerza del sector privado. Para monitorear en esta economía algunos puntos:
-Presupuesto es relevante para ver la evolución esperada del déficit fiscal y se relaciona con la negociación con el Fondo que se extenderá hasta el fin del verano.
-Seguimiento de un plan consistente para absorber el circulante que cerró el enorme déficit fiscal fruto de la cuarentena. Las Leliq son parte importante del paquete de emisión. Esta emisión de un trillón de pesos presionará seguramente sobre los precios.
Cómo encarar esta crisis de oferta con despliegue de la inversión y empuje a las exportaciones.
A largo plazo es relevante la agenda de competitividad que está relacionada con reformas pendientes. Este es un tema que cuesta mucho encarar. Quizás el Fondo plantee algo de esto en la negociación, pero se lo ve poco probable.
En cuanto al entorno social deberá el gasto poseer una atención focalizada dado el tamaño de la pobreza cercano al 50%.
Es importante seguir también la evolución de Brasil que es funcional para nuestro sector externo.
En definitiva, vamos hacia un capitalismo competitivo y solidario, o se tensa la cuerda hacia una economía dirigista sin aire para la libertad económica. La regulaciones como las del teletrabajo, telecomunicaciones, elevación de alícuotas impositivas, cepo cambiario y señales rectificadas como Vicentín meten ruido en el sistema de toma de decisiones de inversión. Habrá que ver como el justicialismo esta vez sin billetera, encara la recuperación de esta crisis que vino de afuera y se potenció con errores locales.
*Director del Área Académica Economía del IAE Business School