Visión de los CEOs 2025-2026

“Competitividad y formalidad: una agenda posible para la industria textil en 2026”

Luis Tendlarz, Presidente de la Federación de Industrias Textiles Argentinas (FITA), analiza 2025 y comparte sus expectativas para 2026.

Luis Tendlarz, presidente FITA Foto: Cedoc

En 2025, la industria textil argentina atravesó un momento particularmente desafiante, que invita a una reflexión profunda sobre las condiciones necesarias para sostener y fortalecer su entramado productivo. Un entramado que es clave no solo por su aporte al crecimiento, sino también por su elevada capacidad de generación de empleo a nivel federal y por integrar la totalidad de la cadena de valor dentro del país. Esto es, desde la fibra hasta las telas y las confecciones.

Como representantes del sector desde hace más de 90 años, en la Federación de Industrias Textiles Argentinas (FITA) estamos convencidos de que escenarios como el actual requieren una actitud proactiva, orientada a sostener y ampliar los niveles de empleo y valor agregado. En un país como la Argentina, una industria nacional sólida no solo impulsa crecimiento, sino que también contribuye de manera directa a mejorar la calidad de vida de su población.

Los indicadores recientes reflejan con claridad la magnitud del desafío a enfrentar. En octubre de este año, la actividad textil se contrajo un 24% interanual, alcanzando el nivel más bajo registrado para ese mes en la última década, comparable únicamente con los meses más críticos de la pandemia. En paralelo, la utilización de la capacidad instalada descendió hasta ubicarse en torno al 32,5%, muy por debajo del 50% observado en junio. Este deterioro tuvo un correlato directo en el empleo formal: desde fines de 2023, el sector perdió 16.000 puestos de trabajo.

Frente a este escenario, desde FITA presentamos, hace más de un año y medio, un plan integral de competitividad elaborado por economistas especializados, que propone una salida concreta a la situación actual sin comprometer el equilibrio fiscal. Su eje central es la formalización de la cadena productiva, a través de un esquema que permite computar los impuestos al trabajo como crédito fiscal de IVA. Se trata de una herramienta que apunta a aumentar el empleo formal, reducir los costos laborales no salariales, fortalecer la recaudación fiscal y mejorar la transparencia del sistema. La propuesta parte de una premisa sencilla: cuando todos los actores compiten bajo las mismas reglas, se ordena la competencia, se protege el empleo y se generan incentivos reales para invertir.

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Este esfuerzo se complementa, a lo largo del año, con una agenda de integración y mejora de la calidad sectorial. Trabajamos junto al sector agrícola para impulsar mejoras en la producción, calidad y trazabilidad del algodón argentino; acompañamos a las empresas en procesos de certificación internacional y en la modernización tecnológica, que desde 2023 implica inversiones superiores a los 285 millones de dólares.

Asimismo, mantenemos un diálogo permanente con las autoridades nacionales para avanzar en mecanismos inteligentes de comercio internacional. Una apertura económica —como la que hoy se pretende— solo puede ser sostenible si se desarrolla en un marco de competencia leal. La subfacturación y el ingreso irregular de mercadería distorsionan precios, erosionan los ingresos estatales y afectan de manera directa al empleo formal y a la sostenibilidad del sector. En este sentido, la correcta aplicación de los instrumentos disponibles es una condición necesaria para cualquier estrategia de desarrollo productivo.

También impulsamos la integración al mundo. Apoyamos la firma del Acuerdo Mercosur–Unión Europea y, junto con Brasil y Paraguay, promovemos una propuesta de acuerdo sectorial con Estados Unidos para facilitar el comercio entre países. Al mismo tiempo, sostenemos un diálogo constante con actores internacionales para ampliar el horizonte de oportunidades comerciales.

De cara a 2026, somos conscientes de que los desafíos no se resolverán de forma inmediata. La recuperación del mercado interno será gradual y las PyMEs necesitarán condiciones que acompañen el esfuerzo productivo. Sin embargo, creemos que, debidamente abordadas, la integración regional y sectorial, la cooperación internacional y la diversificación exportadora abren oportunidades reales de mejora.

Nuestro compromiso es avanzar hacia una industria más competitiva, con reglas claras, previsibilidad y un terreno de juego equitativo. Una industria que promueva el trabajo formal, la transparencia y la proyección hacia mercados externos. Es decir, una industria que no excluya, sino que integre.

Por su historia y trayectoria, la industria textil argentina cuenta con el conocimiento y la capacidad para ser competitiva. Desde FITA estamos convencidos de que fortalecer la industria nacional es una inversión estratégica en el futuro productivo del país.

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