Tras ocho años de inflación, se vuelve popular la máquina de contar billetes

Por Patricia Valli | Saltaron hasta 300% las ventas de contadoras de papel moneda, producto del aumento de la emisión. El típico aparato de bancos y casas de cambio llega a comercios y hasta kioscos.

Redacción Fortuna

La mayor cantidad de billetes en circulación fue sumando inconvenientes a lo largo de los años, pero también negocios para los que ven en una crisis, una oportunidad. Así, de la mano de la inflación, las ventas de las máquinas que cuentan los “papeles de colores” se dispararon desde un 50% al 300% en los últimos años. Las contadoras dejaron de ser de uso exclusivo de bancos, financieras y casinos y llegaron a los pequeños comercios de barrio, incluidos los kioscos.

Hacia fines de 2007, nació la inflación de dos dígitos. La fecha coincide con la intervención de Guillermo Moreno en el Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec), de la que el viernes se cumplieron ocho años. Después de tantos años de expansión monetaria e inflación alta, según el último informe de circulación de billetes del Banco Central, hoy hay 4.748 millones de billetes de los cuales el 66% corresponden a los de mayor denominación, los de cien pesos.

Hoy el dueño del kiosco termina el día y no quiere pasarse una hora contando billetes”, resumió sobre el boom de demanda de las máquinas contadoras Víctor Rosas, gerente de ventas de Galantz, una de las empresas que distribuye estas máquinas. “Dejaron de ser artículos para pocos. Hay en todos los sectores”, explicó.

A los tradicionales compradores como bancos, casinos y casas de cambio se sumaron así mayoristas de alimentos, supermercados, comercios de venta de bebidas y pymes en general, pero también kioscos. Los locales de pago de servicios y escribanos también compraron más máquinas en los últimos meses. “Y todo esto se da mucho más en el interior del país porque están menos bancarizados”, explica Rosas.

Postal de época. En los primeros años la mayor circulación estuvo amparada por una mejora del poder adquisitivo e inflación moderada. Con el fin del gobierno de Néstor Kirchner, la suba de precios pasó a competir directamente con las mejoras salariales hasta que en 2014 se registró una pérdida de 5 puntos de poder adquisitivo, según estimaciones privadas. Con la recomposición de 2003 a 2007, el circulante en manos de las personas (billetes y monedas) se triplicó de los casi $ 20 mil millones a $ 67 mil millones. Y desde entonces hasta hoy se cuadruplicó hasta llegar a los $ 316 mil millones, según datos del Banco Central.

“La demanda de contadoras en los últimos dos años creció más del 300%”, señaló Hernán Charask, del área de ventas de Dasa Metalúrgica, otra de las distribuidoras que trabaja con máquinas chinas. El motivo no se lo atribuye sólo “al incremento del flujo de billetes” sino que también lo explica por los precios de sus equipos, que van de $ 1.500 a 3.500 pesos más IVA.

Importación. La popularidad de las contadoras de billetes las llevó a formar parte de las ofertas online que ofrecen descuentos con cupones. Así, en las últimas semanas uno de estos portales publicitó una contadora desde mil pesos. Y en Mercado Libre hay un centenar de máquinas listas que se consiguen desde los $ 840 y llegan hasta los 3.900 pesos.

“Hay mucha competencia desleal”, advirtió Jorge Leiva, representante de Accubanker, que detalló que el sector no escapa a las restricciones para importar. “Nosotros intentamos hacer una máquina nacional pero los costos son muy altos”, relata Leiva, quien presentó un pedido a la Secretaría de Comercio para clarificar que se trata de un bien de capital importado que no se fabrica en el país y poder liberar así las declaraciones juradas anticipadas de importación (DJAI).

Pese a los mayores costos, proyecta “instalar una pequeña fábrica”. En su caso, en el último año las ventas crecieron entre el 55 y 58%, pero no llega a cubrir la demanda.

Por las DJAI, no tienen el stock que necesitarían. “Las máquinas se importan de China y Corea”, agregó el representante de Galantz. “Todos los días recibimos pedidos. Los clientes que ya conocen las máquinas nos piden que les avisemos cuando vuelvan a entrar”, dijo Rosas sobre las “listas de espera” que se generan. Las DJAI también limitan a las máquinas más profesionales. “En una licitación un banco puede demandar 500 máquinas, pero no hay stock”, agregó el gerente de ventas.

Un desborde que desafía a los bancos

En los últimos años, los bancos que ampliaron su red de sucursales siempre privilegiaron, a tono con el crecimiento de las operaciones electrónicas, el espacio que se dedica a las terminales automáticas en detrimento de los metros cuadrados destinados al salón de ventanillas con amplios corredores para la espera. Sin embargo, entidades financieras multinacionales están viviendo este 2015 un fenómeno inverso. Por la inflación y la pérdida de poder adquisitivo de los billetes, las transferencias comenzaron a hacerse cada vez más voluminosas. Pero los cajeros automáticos no toleran más de entre 40 y 50 billetes, según el modelo. Así, cada vez más gente es derivada de los cajeros autoservicio o terminales automáticas a hacer la cola, revirtiéndose el proceso previsto en el momento de construir la sucursal. Hay, en efecto, una especie de guerra de metros cuadrados entre los que se destinan para las terminales electrónicas vs. los espacios para acceder a ventanillas.

¿Qué va a pasar si en un año otro gobierno emite un billete de $ 500 y se reduce el volumen de billetes circulantes? “Habrá espacio ocioso o cajeros que habrán quedado grandes”, explican en una firma que por otro lado tiene cajeros trabados en la Aduana.

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