Los números impiden el bono de fin de año

Por Patricia Valli | El récord de desembolsos públicos y la caída de rentabilidad empresarial, reconocida por los gremios, hacen prácticamente inviables ajustes generalizados. Algunos sectores, la excepción.

Redacción Fortuna

La inflación carcomió tanto los salarios como la rentabilidad, privada y estatal, y la pérdida de poder adquisitivo puso un freno a la actividad, lo cual a la vez disparó el gasto público en un esfuerzo de política para evitar mayores suspensiones y pérdidas de puestos de trabajo en la antesala de un año de elecciones. Este circuito en el cual se desenvuelve la economía es el telón de fondo de la pelea por el bono de fin de año, que trajo la discusión por la puja distributiva, los aumentos de precios y las finanzas públicas sobre un escenario de “fin de ciclo” que calienta el pedido, del otro lado, de un “acuerdo social”.

En la administración de Cristina Kirchner aclaran que no avalarán un bono. Es que el gasto creció este año al 44% promedio y el último mes se aceleró hasta el 48%, nivel que supera en veinte puntos los ingresos por recaudación, sin contar los aportes al Tesoro del Banco Central y la Anses. La autoridad monetaria aportó hasta 290% más en agosto para financiar al Tesoro.

Del otro lado, los trabajadores reclaman un extra porque  sostienen que las paritarias se quedaron cortas. Para el titular de la oficialista Central de Trabajadores Argentinos, Hugo Yasky, la pérdida real de los salarios frente a la inflación llegará al 5% este año.

Según el economista del Instituto Argentino para el análisis Fiscal (Iaraf), Nadín Argañaraz, la caída de poder adquisitivo trepará al 7% en promedio en 2014 y será aun mayor para los sueldos de más de $ 15 mil, alcanzados por el Impuesto a las Ganancias.

Después de que la inflación oficial se planchara y volviera a ampliarse la brecha con el índice que miden las consultoras y publican bajo el amparo del Congreso, la referencia privada de que el año cerrará con una suba del índice de precios del 40% volvió a posicionarse entre los gremios, incluso los oficialistas, que estiman una inflación de alrededor del 35%, muy por encima de las paritarias de la mayoría de los sindicatos.

Para el Gobierno, la inflación sigue atada a la puja distributiva. Pero el último informe del Observatorio de Derecho Social de la CTA analiza que la participación de salarios y rentabilidad empresaria en el valor agregado bruto (VAB, una estimación de PBI sobre las 500 mayores empresas) llegó a confluir en 2012. “La creciente participación de los salarios en el VAB de la cúpula empresarial, si bien aún se encuentra por debajo de los niveles de los años 90, estaría dando cuenta de una fuerte disputa por el excedente con los trabajadores”, sostiene la CTA opositora, de Pablo Micheli.

No obstante, “la contracara de este proceso ha sido el retroceso del peso de las utilidades, que explica la resistencia empresarial a convalidar nuevos aumentos en el salario real”, reconoce la central.

Por el lado de las empresas, en tanto, no arriesgan cifras de pérdida de rentabilidad porque “varía según el sector”, tal lo sostuvo un empresario que, por ese mismo motivo, dijo que la cuestión del bono de fin de año no está cerrada sino que habrá que negociarla “caso por caso”.

Las pymes, en tanto, señalan que las subas de precios estuvieron por debajo de las subas de los costos en lo que va del año, aun en el primer trimestre, cuando los precios saltaron por el efecto de la devaluación.

Un informe del Observatorio Pyme, entidad que nació bajo el paraguas de la UIA, detalla que en el segundo trimestre del año, 89% de las empresas determinó en una encuesta de expectativas que el aumento del costo salarial era su principal problema, seguido en el 88% de los casos por la pérdida de rentabilidad y el aumento del costo de materia prima (84%).

Para la economista kirchnerista Fernanda Vallejos, en el agregado para el sector industrial, a partir de estimaciones en base a datos de AFIP, “habría una pequeña caída en los niveles de rentabilidad por debajo de un punto”. De esta forma, los salarios habrían perdido más, lo que explica la caída del consumo y el aumento del gasto por parte del Estado para reactivar la actividad.

“No hay un problema de rentabilidad en la Argentina. Si consideramos la caída en los costos industriales que se verifica en los últimos meses, incluso podría estar cerrando 2014 con una caída menor o con un empate en relación con el año anterior”, estimó la economista de la Gran Makro. “Necesitamos el acompañamiento del sector privado, que no se ha verificado en la medida suficiente en los últimos años”, agregó.

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