Bengolea, el nieto de Fortabat que condujo el holding durante la crisis

El empresario, que falleció hoy a los 50 años, se hizo cargo de la compleja estructura del holding Fortabat durante diciembre de 2001. Galería de fotosGalería de fotos

Redacción Fortuna

A el empresario Alejandro Bengolea, el único heredero y nieto varón de Amalia Fortabat que falleció hoy a los 50 años,  nunca le tembló el pulso a la hora de tomar decisiones en el holding más rico del país, incluso en los peores momentos de la economía local, durante la crisis del 2001, cuando se hizo cargo de la conducción del Grupo Fortabat.

Bengolea no terminó la carrera de Administración de Empresas, que dejó en tercer año. Allí decidió continuar sus estudios a través de distintas capacitaciones y seminarios en Europa y los Estados Unidos.

Siempre interesado en las proyecciones del mercado y el cambio de los aires en las políticas económicas transnacionales, hasta que se hizo aguda su lucha contra el cáncer, el empresario tomaba clases con expertos en mercados, como José María Dagnino PastoreRicardo López Murphy y Gerardo Della Paolera.

Después se especializó en las empresas agropecuarias de la familia, donde ocupó distintos lugares hasta alcanzar un cargo gerencial. En 1998 hizo un cambio de rumbo e ingresó en Loma Negra, donde se desempeñó como director general y vicepresidente.

Muchos aseguran que a Bengolea siempre le tocó bailar con la más fea: en 2000 tuvo que hacerse cargo de la reconversión de la cementera y un año más tarde del holding de su abuela, la empresaria más rica del país, en plena crisis del 2001.

Siempre el nieto de Fortabat tuvo como una de sus pasiones al arte vanguardista, campo en el que financió y apoyó a muchos artistas emergentes. "Es fascinante ayudar a alguien a quien uno le ve talento, y después es descubierto como un gran artista", comentaba entre sus íntimos.

Pese a que alguna vez dijo que quería ser presidente de Racing, el club de sus amores, nunca contó con el apoyo de su familia para encarar ese proyecto. Y, después de todo, era un amante del extremo perfil bajo algo que le resultaba incompatible con esa función.

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