Las casas de cambio siguen cerrando pese al fin del cepo

Aunque tenían expectativas con el fin de las restricciones, la bancarización de transferencias sigue restándoles clientes.

Redacción Fortuna

Las secuelas del cepo cambiario perduran en la City. Pese a la liberación de las restricciones que rigieron hasta el 17 de diciembre, muchos de los efectos que la medida tuvo sobre las casas de cambio no pudieron ser revertidos, y continúan los cierres y despidos.

A la pérdida de puestos de trabajo que trajo aparejado el cerco a la compra de divisas se sumó la caída del volumen operado en compra y venta en lo que va del año.

En diálogo con PERFIL, Mario Mochetti, presidente de Cadecac (Cámara Argentina de Casas y Agencias de Cambio), explicó los motivos por los que el sector no logra recuperarse.

—¿Cuál es la situación actual?

—La verdad es que había muchas expectativas de que con la liberación del cepo cambiario se alcanzara una reactivación del sector. Sin embargo, operativamente no encontramos soluciones a los problemas que se siguen enfrentando. Hoy las casas de cambio afrontan un panorama muy complejo y está cayendo el volumen operado. Después de un enero y un febrero muy positivos, que también estuvieron impulsados por la demanda de monedas de diversos países por las vacaciones, llegó un marzo flojo y la situación fue empeorando con el correr de los meses hasta ahora.

—¿Cuáles son las dificultades que la liberación del cepo no resolvió?

—Hay una serie de normativas que en la práctica redujeron la posibilidad de participación de estas entidades en cierto tipo de operaciones. Hemos quedado fuera del mercado en operaciones, como por ejemplo, en todo lo referido a la compra y venta de transferencias de cuentas en el exterior. En los casos de repatriaciones de activos, cuando un cliente quería acceder al efectivo, nosotros tomábamos esa operación y hacíamos el cambio; ya no podemos hacerlo. Estas operaciones quedaron en manos de los bancos.

—¿Cuáles son los otros cambios que los afectaron?

—Otro caso que puede mencionarse son las operaciones de remesas por ayuda familiar. Mientras que las casas de cambio debemos llevar adelante esas operaciones a quienes están bancarizados porque debemos hacerlo desde una cuenta, otras empresas de giro de remesas pueden hacerlo con el dinero en efectivo, y eso nos limita mucho. Por supuesto, apoyamos la bancarización, pero creemos que las condiciones para operar en el mercado deben ser las mismas para que podamos competir.

—¿Qué medidas esperan que puedan ayudar a las casas de cambio?

—Hay cosas sencillas que ayudarían muchísimo. Pensamos que las restricciones de horarios para operar –hasta las 13 o las 15, según el lugar del país– no tienen sentido y solamente ayudan a que se vuelquen más operaciones al mercado informal. También creemos que el límite de US$ 500 por mes por persona para la compra de divisas de residentes y los US$ 2.500 para extranjeros deberían modificarse dado el nuevo contexto cambiario, entre otras medidas posibles

Publicado en la edición impresa del Diario PERFIL del domingo 24 de julio de 2016.

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