En Argentina, una persona que exporta sus servicios cobra en promedio hasta US$ 7.000 por mes. Hasta ahora esta elección traía consigo la renuncia de ciertos beneficios. Hoy, la situación está cambiando.
En Argentina y en el mundo, cada vez es más común escuchar “soy nómade digital”, “trabajo desde casa para otro país”, “mis clientes son del exterior”. Ser exportador de servicios significa ser alguien que presta servicios a uno o a varios clientes en otro país, en relación de dependencia o de manera autónoma, a través de una laptop desde la comodidad, en su mayoría, de sus casas.
Una mayor libertad de condiciones, flexibilidad horaria, sin traslados a una oficina fija, trabajo por objetivo, y además ingresos en moneda extranjera o criptomonedas, lo que para un argentino podría entenderse como un aumento significativo de su valor adquisitivo, son algunas de las razones del aumento de esta tendencia.
“Un exportador de servicios argentino, cobra en promedio unos US$ 3.000 alcanzando pagos de hasta US$ 7.000 por mes”. Según los registros de Ramiro Raposo, VP de Growth Birwage, el principal destino de las exportaciones de servicios de los argentinos es Estados Unidos, seguido por Reino Unido, España y Canadá.
Pero hasta ahora, ser freelancer para el exterior, venía atado a resignar algunas ventajas de la relación de dependencia y cierta precariedad, como la falta de una medicina prepaga, la ausencia de beneficios corporativos, o la dificultad de manejar equipos de trabajo remotos.
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Cobrar desde el exterior: actualmente existen varias maneras de cobrar desde el exterior. “Los argentinos en su mayoría, eligen recibir en moneda estable como USDT y USDC, parte a su cuenta bancaria en pesos a valor dólar libre para sus gastos cotidianos y el resto en dólar digital en una billetera descentralizada para atesorar valor de manera anónima”, afirma Raposo.
Horarios y objetivos: otro de los principales argumentos del trabajador remoto es “no tener al jefe encima”. Si bien esto es cierto, se debe tener una gran autodisciplina para no procastinar o al contrario “no cortar nunca”. Asimismo, para aquellos que tienen equipos diseminados en todo el mundo, es mucho más dificultoso el seguimiento de lo que cada uno está haciendo. Para ello existen propuestas como WebWork Time Tracker, una aplicación para automatizar procesos, la gestión de equipos de trabajo y métricas de productividad. "El trabajo remoto no debería generar ninguna dificultad. Después de todo, está destinado a resolverlas. Y eso es lo que pretendemos hacer con WebWork" - Vahagn Sargsyan, fundador y director ejecutivo de WebWork Time Tracker
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Cobertura médica: uno de los gastos más difíciles de resignar cuando se considera pasar de relación de dependencia a la vida autónoma y sobre todo al trabajar para el exterior es la prepaga. También para los nómades digitales es un punto ya que no pueden contratar con facilidad, un seguro de salud local por tan solo un par de meses. Pero actualmente ya existen soluciones como SafetyWingtanto para los trabajadores remotos como para las empresas que emplean colaboradores en todo el mundo, un servicio que brinda seguro médico con cobertura mundial.
Otros beneficios corporativos: otro de los puntos a favor de trabajar en una estructura tradicional es la gama de facilidades que brindan los departamentos de recursos humanos como descuentos en gimnasios, capacitaciones, regalos e incentivos, etc. La plataforma Atlas, por ejemplo, viene a suplir esa necesidad, centralizando una oferta de beneficios para empresas con empleados de todo el mundo así como un servicio de facturación para freelancers.
RM