Desde Ramos Mejía hacia los eventos más selectos del calendario social argentino, Marcela Morales se posiciona como una chef cuyo trabajo trasciende la cocina cotidiana para convertirse en un cruce entre arte, tradición y experiencia.
Fundadora de La Marena Pastificio, Morales resignifica la herencia culinaria italiana a través de pastas artesanales que respetan técnicas clásicas y materias primas premium, siempre con un sello profundamente personal.
La historia de Marcela no es la de una chef tradicional: su camino empezó con una pasión por la cocina que la llevó a estudiar y perfeccionar métodos tradicionales de la península italiana, para luego transformarlos en una propuesta propia, emparentada con la cocina artesanal y la narración cultural de cada plato. Sus pastas, elaboradas con sémola rimacinata y huevos de campo, son una declaración de amor a la tradición delicadas, precisas, y absolutamente memorables.

Pero este año, su trayectoria tomó un nuevo impulso cuando fue convocada para estar a cargo del catering en la gala de los Premios Fortuna, uno de los eventos más esperados por líderes empresariales, celebridades y figuras del mundo de los negocios. Allí, Marcela no solo llevó su arte, sino que configuró una mesa que se convirtió en epicentro del encuentro: platos que no solo saciaron apetitos, sino que también generaron conversación entre los invitados, fusionando sofisticación con autenticidad culinaria.
La chef transformó la cena en una experiencia sensorial: cada pieza de pasta fue diseñada para resonar con la estética del evento, y el resultado fue una mesa que destacó tanto por su calidad gastronómica como por su elegancia visual. Comensales y organizadores elogiaron no solo el sabor, sino la sensibilidad y la historia detrás de cada preparación, donde la técnica italiana se encuentra con una sensibilidad contemporánea.

En La Marena Pastificio, además del catering, Marcela desarrolla talleres, capacitaciones y asesorías gastronómicas, construyendo una comunidad que valora el proceso tanto como el producto final. Su proyecto es hoy un faro para quienes buscan recuperar la tradición en un contexto actual, sin renunciar a la innovación y al impacto estético de la cocina.
Mientras sigue expandiendo su marca y su influencia, Marcela Morales reafirma algo que pocos logran: el arte culinario también puede ser escenario de historias, y sus platos, una forma de identidad cultural con poder de convocatoria incluso en las mesas más exigentes.