Rusia busca salir de la crisis económica autoinfligida que amenazó con provocar la recesión más profunda del Gobierno del presidente Vladímir Putin de más de dos décadas.
Rusia busca salir de la crisis económica autoinfligida que amenazó con provocar la recesión más profunda del Gobierno del presidente Vladímir Putin de más de dos décadas.
El aumento de las exportaciones de productos básicos canalizó capital hacia las arcas del Gobierno y las empresas, alimentando un repunte en la inversión empresarial sin precedentes en las contracciones económicas anteriores y crucial para el financiamiento de la guerra desde la invasión de Rusia a Ucrania hace un año.
Empresas grandes y pequeñas invirtieron para reemplazar equipos y software extranjeros o canalizaron dinero para construir nuevas cadenas de suministro para llegar a mercados alternativos. Ante previsiones iniciales de una disminución de hasta el 20% en las inversiones, Rusia, en cambio, registró un aumento del 6% en 2022, según Bloomberg Economics.
Pero así como las restricciones más estrictas a las exportaciones ahogan los ingresos del Kremlin, el futuro también es mucho más peligroso para la inversión. Aunque el banco central y el Ministerio de Economía de Rusia anticipan un periodo de estabilidad o solo una leve baja, Bloomberg Economics prevé que la inversión en activos fijos se reducirá un 5% en 2023, un gran obstáculo para una economía que supuestamente debe contraerse un 1,5%.
Una disminución en las ganancias corporativas y la presión de las sanciones detendrán el impulso y contribuirán a la incertidumbre que probablemente conducirá a una caída del gasto, aunque de menor escala que la primera previsión para 2022, según Olga Belenkaya, economista de Finam en Moscú.
“Parece que la inversión respaldada por el Gobierno y las corporaciones estatales puede aumentar aún más, pero la inversión del sector privado disminuirá”, dijo.
Invertir para sobrevivir
La resiliencia del año pasado fue una cuestión de supervivencia para las empresas que ahora necesitan soportar lo que el banco central llama una “transformación estructural” de una economía asediada por sanciones. El Banco de Rusia ha dicho que la gran mayoría de las empresas impulsaron la inversión o la mantuvieron sin cambios en 2022.
Eso ayuda a explicar por qué la producción se contrajo solo un 2%, muy por debajo del colapso económico pronosticado inmediatamente después de la invasión a finales de febrero.
Mientras Rusia intentaba hacer frente a la escasez causada por las sanciones, surgieron nuevas empresas privadas, muchas respaldadas con préstamos o subsidios estatales.
En la región de Pskov, al occidente de Rusia, una fábrica planea producir baterías industriales para ayudar a reemplazar las importaciones. Una empresa química que abrió en Chuvashia, en el Volga, busca producir peróxido de hidrógeno en volúmenes que deberían satisfacer la demanda interna en su totalidad. Cerca de Moscú, las instalaciones comenzaron a producir equipos hidráulicos y productos farmacéuticos.
La desaparición de muchas importaciones se ha convertido en una de las fuerzas que distorsionan la economía de guerra de Rusia, impulsando el crecimiento basado en tecnología menos sofisticada hacia lo que su banco central denominó “industrialización inversa.”
Y el dinero que el Gobierno y las empresas ahora están invirtiendo en la economía también refleja la urgencia de desarrollar una nueva infraestructura para el comercio después de que Rusia tuvo que abandonar rutas hacia mercados occidentales cuya construcción alguna vez costó cientos de miles de millones de dólares.
El alejamiento de los clientes tradicionales de Rusia significó que empresas como el gigante del gas Gazprom PJSC tuvo que duplicar su programa de inversión, con un plan para elevar el gasto a un récord en 2023 para financiar una reorientación de las exportaciones hacia el este.
Sin embargo, los costos del aislamiento económico solo aumentarán con el tiempo, y es probable que Rusia esté cambiando la autosuficiencia por productos más caros y de peor calidad.
Y para la mayoría de las empresas, el enfoque ahora está más en la supervivencia que en el desarrollo. Una encuesta realizada por el Banco de Rusia reveló que entre las pequeñas y medianas empresas, solo una de cada cuatro empresas se está preparando para aumentar aún más la inversión. Entre las grandes empresas, un tercio tiene previsto elevarlas.