Dónde invertir en tiempos cautelosos

Por Claudio Zuchovicki* y Manuel Oyhamburu**/ Según el riesgo dispuesto a tomar, ¿Cuáles son los mejores activos para invertir en el corto y largo plazo?

Redacción Fortuna

Ante todo queremos iniciar esta nota pidiéndole al lector cierto grado de cautela al momento de elegir sus inversiones.

Justificamos el pedido de cautela destacando algunos puntos que despiertan en nosotros desconfianza en relación a los precios de los activos financieros en la actualidad.

Existe un relato que tiene cierta analogía con lo que percibimos que está pasando en el mundo financiero.

Cuenta la historia que durante la Edad Media los taberneros españoles que acudían a la zona de La Mancha para comprar vinos lo probaban siempre antes de cerrar el trato. Los bodegueros, para colocar algunos de sus peores barriles, ofrecían al comprador un plato de sabroso queso manchego antes de que bebieran, de tal forma que el fuerte sabor de éste hacía que el vino no fuera debidamente catado. El vino con mal sabor no era detectado por el comprador porque tenía el paladar corrompido por el queso. Así, se pagaba más por un vino malo, que luego sería muy difícil de vender. De ahí viene la expresión “dársela con queso”.

Creemos que esto sigue siendo muy habitual y es una de las máximas de la publicidad: entretenernos con otra cosa para que compremos el producto sin que realmente lleguemos a conocen bien lo que estamos comprando.

Por desgracia, esto también ha sido muy común en el mundo financiero: regalo de viajes y descuentos para que no nos preguntemos por las condiciones de la cuenta, hablarnos de cuotas para escondernos el costo financiero total, leernos rápido la letra pequeña, que es la que trata las cuestiones más relevantes, y otras tantas cosas a las que, lamentablemente, los argentinos estamos acostumbrados.

Cuáles son los puntos que nos hacen dudar sobre si, tal como en la historia contada, ¿no estaremos comiendo un plato de sabroso queso manchego español?

 Que los países deban cada vez más dinero y, lejos de ajustarse, aumenten más sus déficits fiscales. Con poco poder político los gobiernos prometen más gasto público y baja de impuestos: EE.UU., Francia, UK, Rusia y porque no Brasil y Argentina.  Paradojamente cada vez consiguen plata más barata…eso nos hace ruido.

Entendemos que a los que no les conviene que suba la tasa es a los endeudados, y  estos son casualmente los países centrales; por lo tanto, vemos conflicto de intereses entre el costo real del dinero y el riesgo real que representan las economías endeudadas.

Que haya record de salida a Bolsa de empresas nuevas, donde los dueños venden, los fondos compran y los precios se estancan; nos hace ruido.

Salió este mes a la Bolsa de Nueva York, Spotify . Vale ya 20.000 millones de dólares de capitalización bursátil. Raro, porque pese a cosechar una gran popularidad aún no ha conseguido ser rentable.

Dropbox sale a bolsa con un descuento del 30% respecto a su valoración privada en 2014. La tecnológica aspira a una valoración de algo más de 7.000 millones de dólares. Raro, porque Dropbox por ahora es una empresa que pierde plata.

Por último, y en lo estrictamente local, no subestimaríamos la lectura de percepción de más riesgo por parte de los inversores para con la Argentina. Por un lado, los grandes bancos internacionales nos elogian mucho, pero parece que estos meses estuvieron vendiendo; esto nos hace mucho ruido.

Recordemos que Argentina aun tiene déficit primario en sus cuentas públicas, el déficit fiscal total no se ha reducido porque hubo que tomar deuda para financiar el exceso de gasto por sobre los ingresos, y eso hay que pagarlo (intereses). Además tenemos un elevado déficit en la Cuenta Corriente.

PORTFOLIOS DE INVERSIÓN. Realizadas estas aclaraciones trabajemos en la elección de portafolios de inversión. Comencemos por el principio… ¿Cómo están hoy las variables de la macroeconomía argentina claves para el inversor?

El dólar minorista se ha estabilizado en el orden de los $20,4 y lo más probable es que a partir de este valor se deslice a un ritmo similar al que lo hace la inflación, que en los próximos 12 meses estaría en el orden del 20%. En el Banco Central hay u$s62.000 millones de Reservas Internacionales que, de acuerdo a los últimos comunicados de Política Monetaria de la entidad  -que parece haber tomado una postura diferente en varios aspectos a partir del 28 de diciembre, día en que se anunció el cambio de metas de inflación para los próximos tres años, incluyendo 2018- estarán disponibles para frenar cualquier “dinámicas disruptiva” en el precio del dólar…por lo tanto, no vemos como una buena alternativa mantener un porcentaje muy elevado de la cartera dolarizada.

Es cierto, la cosecha gruesa anduvo muy mal, algo será compensado por suba de precios pero la sequía complicó al sector que entre abril y mayo, con la venta de esta cosecha (y sus subproductos), aporta dólares frescos a la economía.  Por lo menos es el sector que más aporta a través de la Cuenta Corriente porque por la Cuenta Financiera llegan dólares como consecuencia del financiamiento del Tesoro: la toma de deuda en el exterior. Sin embargo, el ministro de Finanzas, Luis Caputo, ya se encargó de cubrir gran parte de las necesidades financieras del año tomando 9 mil millones de dólares de deuda en enero, anticipándose a una potencial suba en las tasas de interés internacionales. Además, el ministro mencionó, en una gira reciente que realizó por Estados Unidos en la que se reunió con representantes de fondos y bancos de inversión, que en lo que resta de 2018 no tomaría más deuda en el exterior; lo que falta cubrir de financiamiento se va a buscar en el mercado local…En otras palabras: el ingreso de dólares por esta vía no volvería hasta 2019.

Parece confuso, menos dólares por una mala cosecha, culpa de la sequía, y menos dólares por la cuenta financiera porque el resto de las necesidades financieras se va a financiar en el mercado local; culpa de la Reserva Federal, y nosotros no sugerimos dolarizar las carteras en un elevado porcentaje: ¿por qué? Porque lo que analizamos son tasas no valores absolutos, y no creemos que la tasa de depreciación del peso frente al dólar suba de aquí en más muy por encima de la tasa de inflación, y menos que corra por arriba de la actual tasa de interés en Pesos; por lo menos en el próximo año, que es el horizonte temporal de análisis al que nos enfocamos en esta nota.

El Tipo de Cambio Real Multilateral (TCRM), el que nos sirve para saber si estamos caros o baratos en relación a otros países, aumentó un 11% desde inicios de diciembre de 2017; es decir, somos un 11% más baratos (o menos caro) en dólares en relación a nuestros socios comerciales; este fue el efecto de la suba en el precio del dólar que se dio en el primer trimestre del año. Es cierto, el TCRM aún se encuentra un 22% por debajo del promedio 1997-2018…es decir que estamos un 22% más caros que nuestros socios comerciales si nos comparamos con el promedio de los últimos 20 años. Es por esto que la sugerencia será tener igualmente una parte de la cartera en activos dolarizados. Sea cual sea su perfil de inversión, mientras haya un elevado déficit fiscal y no se resuelva el problema inflacionario, es aconsejable que una parte de la cartera, aunque sea menor, esté dolarizada.

Ahora nos falta saber cuál es la alternativa que tenemos a mano en lugar de activos en dólares. Estas son, colocarse a tasa en Pesos o en Bonos que ajusten por inflación (BONOS CER).

La tasa en Pesos, considerando las LEBAC, actualmente está en el orden del 26,5% nominal anual, para colocarse a 30 días, y 25,5% para colocarse a un plazo superior a los 150 días. Como consecuencia del aumento de tarifas programado, la inflación más alta se va a dar hasta el mes de julio y a partir de agosto empezará a descender paulatinamente. Por tal motivo, en los próximos meses el Banco Central tendrá poco margen para bajar la tasa de interés en las subastas de LEBAC. Por esto lo aconsejable es colocarse en los plazos más cortos en los próximos tres meses y comenzar a extender dichos plazos a partir de julio.

Ahora veamos cómo podrían conformarse tres carteras diferentes de acuerdo con tres perfiles diferentes de inversor: conservador, de riesgo moderado, y con cierta propensión a tomar riesgo.

CARTERA PARA UN PERFIL CONSERVADOR. A pesar de que no se percibe un dólar subiendo por arriba de la tasa de interés en Pesos, si se considera la tasa que se consigue por las inversiones en dólares con menos riesgo dentro del mercado local, como las Letras del Tesoro o los Bonos del Tesoro más cortos, quedaríamos indiferentes entre invertir en Pesos o en dólares; es decir, el mercado estaría arbitrado. Sin embargo, que esto realmente sea así ex post dependerá de que la tasa de depreciación del Peso coincida con nuestra previsión. Por lo tanto, un inversor conservador debería mantener entre un 40% y 50% de su cartera en Letras del Tesoro en dólares (que a un año pagan una tasa del 3,55%), o Bonos cortos del Tesoro en dólares, por ejemplo, el AO20.

El resto de su cartera de inversiones podría colocarse en un Bono como el A2M2, que paga una tasa fija efectiva anual del 21% o la evolución del CER (inflación) más 4% nominal anual, lo que sea más alto.

CARTERA PARA UN PERFIL DE RIESGO MODERADO. Para estos inversores, que están dispuestos a tomar algo de riesgo, la participación de activos en dólares debería ser más baja, en el orden del 30% de la cartera. Entre los activos en dólares, el Bono para esta cartera sería el AY24.

Un 50% de la cartera debería colocarse, e ir renovando, las LEBAC más cortas hasta el mes de julio, para luego alargar plazos e ir al tramo medio de la curva de LEBAC (90 a 150 días). También, más cerca del mes de julio, podría optarse por Letras del Tesoro en Pesos, de las cuales habrá mucha emisión a lo largo de 2018.

La otra alternativa para este 50% de la cartera sería un Bono corto que ajuste por inflación, como el BONCER 2020 (TC20) o BONCER 2021 (TC21). Para nosotros, la tasa de inflación va a ir en descenso y creemos que se comprobará que las tasas de interés reales son positivas, por lo tanto consideramos una mejor alternativa colocarse en tasa en Pesos; pero claramente esto queda a criterio de la visión de cada inversor. Si su expectativa es que la inflación va a ser del 23% o superior en los próximos 12 meses, la mejor opción son los BONCER.

El 20% restante de la cartera podría orientarse a acciones: Empresas de sectores energía, cemento, finanzas y telecomunicaciones son las que más potencial tienen de acuerdo a nuestra visión.

CARTERA PARA INVERSOR PROPENSO A TOMAR ALGO DE RIESGO. La cartera para un inversor que está dispuesto a tomar cierto riesgo a cambio de mayor rendimiento potencial debería mantener aproximadamente un 20% en activos en dólares, pero en este caso los Bonos a incorporar para mantener este porcentaje serían más largos; podrían ser los Bonos Discount, tanto en su versión Ley Argentina (DICA) o Ley Nueva York (DICY), o el BONO INTERNACIONAL 2028 (A2E8) recientemente emitido.

Para aquellos que teman por la posible volatilidad en las tasas de interés internacionales provocada por las decisiones de la Reserva Federal durante los próximos meses, una combinación entre AY24 y el BONAR 2037 (AA37) podría ser otra alternativa para cubrir este 20% de la cartera dolarizada...con más porcentaje de AY24 que de AA37 para que los más temen por una suba de tasas.

Sobre el 80% restante de la cartera, la mitad tendría que posicionarse en Acciones (40% del total); nuevamente, empresas de sectores energía, cemento, finanzas y telecomunicaciones son las que más potencial tienen de acuerdo a nuestra visión.

Nos queda determinar qué sugerimos para el 40% restante…Otra vez aparece la tasa en Pesos: LEBAC más cortas hasta el mes de julio, para luego alargar plazos e ir al tramo medio de la curva de LEBAC (90 a 150 días) o Letras del Tesoro en Pesos, de las cuales habrá mucha emisión a lo largo de 2018. Ahora bien, si Ud. es un amante del riesgo, ubicar una gran parte de la porción de la cartera de acciones en empresas brasileñas podría dejar retornos importantes…elecciones de por medio.

CONCLUYENDO. Para los doce meses que vienen vemos al dólar acompañando la inflación o quizá un pasito por encima, pero sólo un pasito. Una inflación que será muy alta hasta julio inclusive, pero irá descendiendo paulatinamente, y en los próximos doce meses estará en el orden del 20%. Como un Bono corto con ajuste por CER (TC20) rinde aproximadamente 3,85% anual y una Letra en dólares rinde 3,5%, creemos que las tasas ya están arbitradas con las expectativas. Sin embargo, en base a nuestra visión sugerimos mantener Bonos en dólares antes que Bonos que ajusten por CER. Por eso, en todas las carteras propusimos algún porcentaje de Bonos en dólares: AO20, AY24, DICA, DICY, A2E8, AA37. La elección de qué Bonos depende de cada perfil de inversor.

Por último, consideramos que el BCRA tiene muy poco margen para bajar la tasa, por lo menos hasta el mes de julio; por esto sugerimos estar en LEBAC cortas hasta julio para luego ir alargando los plazos de colocación, ya sea en LEBAC o en Letras del Tesoro, las que probablemente comiencen a tener un mercado secundario más activo.

Terminamos la nota como la comenzamos, pidiendo cierta cautela; particularmente a los inversores que están dispuestos a tomar más riesgo. Cuando defina los activos que va a comprar, recuerde la historia de los bodegueros españoles.

*Gerente de Desarrollo de la BCBA y ** Economista de la BCBA