Cristiano Rattazzi: "Macri hizo cambios, pero falta"

Por Claudio Celano Gómez / El presidente de FCA critica la tasa, las retenciones y los impuestos distorsivos, pero elogia los cambios que hizo Macri.

Redacción Fortuna

Cuando Cristiano Rattazzi habla siempre hay repercusiones. No solo porque es el presidente de FCA, una de las terminales automotrices más importantes del país; sino también porque ocupa un lugar importante en la Unión Industrial Argentina como vicepresidente y porque es uno de los pocos empresarios que siempre apoyó públicamente al presidente Mauricio Macri. En la entrevista con Fortuna, el industrial reconoce los errores del Gobierno, critica con dureza la vuelta de las retenciones y los impuestos distorsivos que aún siguen vigentes y asegura que la tasa de interés actual “mata la economía”. Sin embargo, sostiene que el presidente ha hecho cambios estructurales importantes y que “no hay que olvidarse que veníamos del desastre”.

Fortuna: ¿Cómo explica en el mundo lo que pasa en la Argentina?

Rattazzi: Hace 90 años que hacemos lo mismo. Empezó con Juan B. Justo, que hizo la Junta Nacional de Granos y la de Carnes, y después el Banco Central. Todo esto lo hizo para regularizar el mejor producto que tenía el país. Y después apareció Perón. Desde entonces que no suceden cosas ordenadas y serias. No hay más pensadores ni políticos que digan hacia dónde tiene que ir el país. Los países ricos y prósperos tienen reglas que son republicanas, respeto de las instituciones y una economía abierta. Desde entonces nosotros no tenemos ninguna de estas tres cosas.

Fortuna: ¿No cree que en los últimos años algunos países con economías abiertas de a poco se fueron cerrando?

Rattazzi: Cuando en el mundo se habla de que un país está cerrando su economía es porque está poniendo algún tipo de arancel a algún producto. Sin embargo, estamos hablando de entre un 3% a un 5% de impuesto. En cambio, en Argentina hablamos del 35%. La apertura es fundamental y el país lo quiere hacer y está en ese camino, al que también se está sumando Brasil. En América latina se abrió primero México, luego Chile y lo siguió Perú, y ellos crecen mucho más rápido que los países cerrados. Esta es la Argentina de siempre. ¿Duele? Claro que sí, porque acá tengo a mis hijos y nietos. Acá cada tanto aparece alguno que se ríe mientras dice que el país va a defaultear, y esto es inaceptable en cualquier parte del mundo.

Fortuna: ¿Supongo que una de las cosas más difíciles de explicar es la inflación tan alta durante tantos años?

Rattazzi: Todos los países salieron de la inflación. Con excepción de Irán, Sudán, Venezuela, y nosotros. Todos tienen inflación de un dígito. Italia no tuvo más ese problema porque tiene una convertibilidad con el Euro. Históricamente pasaban tres o cuatro años, devaluaba, empezaba a exportar y volvía la inflación del 15% o 20% al año. La Argentina está así. La moneda, para ser sinceros, es solamente un termómetro. Esta idea de que vamos a tener que sacrificarnos todos por el peso para hacer fuerte nuestra moneda… ¿Nos estamos sacrificando para qué? Vamos a tardar más de diez años para que alguien crea en el peso, y para eso ponemos una tasa de interés del 60% o permitimos el carry trade. Tenemos que ser más normales y considerar que hay ciertas reglas que cumplir.

Fortuna: ¿Cuáles son esas reglas básicas que habría que cumplir y mantener en el tiempo?

Rattazzi: Los agregados monetarios, por ejemplo, están funcionando bien. Llegar al superávit fiscal y mantenerlo. Por suerte tenemos al mejor auditor del mundo para cumplirlo que es el FMI y nos da indicaciones hacia dónde ir y cómo. Pero para hacerlo el error está en haber vuelto a poner los impuestos distorsivos que había prometido sacar y que había comenzado a quitar. Uno de ellos, el impuesto a la exportación. Creo que hay que dejar que el dólar vaya a donde tiene que ir, hasta encontrar un equilibrio. Hace seis meses Guido Sandleris, presidente del Banco Central, viene diciendo que van a trabajar sobre los agregados monetarios y no sobre el dólar. Sin embargo, cuando empieza a moverse un poco, como en los últimos días de marzo, todos se ponen nerviosos. Estamos en elecciones y las estadísticas dicen que si se mueve el dólar es malo para el Gobierno… pero así va a ser muy difícil arreglar la economía, si cuando decimos que habrá un dólar libre y flotante, en cuanto se mueve un poco fibrilamos todos.

Fortuna: Se habla mucho de que esta es una economía bimonetaria, pero no se avanza demasiado. ¿Qué reflexión le merece?

Rattazzi: Todo el mundo solucionó este problema haciendo estable una moneda. Sólo una. Que alguien me diga cuánto son 400 millones de pesos, nadie sabe. En cambio, 10 millones de dólares, si se sabe. Hemos falseado los datos y cuando hablamos del gasto público, o del ahorro, o de las inversiones y se dicen en miles de millones de pesos, la realidad es que la gente no sabe de qué valores se está hablando. Yo no sé si somos bimonetarios, porque por ahora la única moneda estable es el dólar. Cuando se establezca un peso creíble y mantenido en el tiempo, ahí podremos pensar en el peso.

Fortuna: ¿Para usted es una lucha que no vale la pena dar?

Rattazzi: No vale la pena darla. Pero entiendo que para otros es fundamental mantener la moneda. En Europa todos renunciaron a su moneda. Cuando Grecia empezó a gritar y parecía que se iba del Euro, hizo un par de cuentas y se dio cuenta de que era demasiado costoso porque entraría en una enorme recesión. El Euro es la convertibilidad. Qué cambia tener una moneda o tener un Banco Central con la capacidad de emitir si se consigue un país estable.

Fortuna: ¿Este año, como hay elecciones, la economía se enfocará en mantener al dólar con una tasa de interés alta?

Rattazzi: El problema de eso es que esta tasa mata la economía real. Con una tasa por encima del 65% la economía real no se recupera. La venta de autos, que se hacía por medio de financiación, queda donde está, no crece.

Fortuna: ¿Cuál es la realidad que está viviendo el sector automotriz?

Rattazzi: No estamos en 2002, cuando se vendieron 89 mil autos. Según los cálculos que hacemos en la industria, este año estaremos en torno a las 650 mil unidades. No estamos tan mal visto desde ese lado. Sin embargo, con una tasa del 65% es muy difícil. La economía no se va a mover. Y si a esto le sumamos el impuesto a las exportaciones, tanto para nuestro sector como para todos los que vendan algo al exterior, eso es lo que está mal. Hay sectores, y no solo el automotriz, que necesitan menos impuestos sino el negocio no da. Y esto lo vemos también con las autopartes. ¿Por qué se creen que se quieren ir todas las que vinieron? Nosotros tenemos un castigo del 12% para exportar.

Fortuna: ¿Es decir que los que tienen más contenido local son las que más sufren?

Rattazzi: Así es, porque las autopartes que vienen de afuera, que se pagan en dólares, no pagan derecho de importación porque se consideran productos en tránsito. En cambio, las empresas de autopartes que hicieron el esfuerzo de instalarse en nuestro país, cuando finalmente nosotros como producto final vendemos al exterior, tenemos ese castigo del 12%. El Gobierno hizo la ley de autopartes, la usamos y es muy buena, pero gravar las exportaciones está mal. Por algo fue de lo primero que había sacado Macri. A este impuesto distorsivo hay que sumarle el del impuesto al cheque, el de Ingresos Brutos y el de sellos.

Fortuna: ¿Con un dólar en movimiento y estos tres impuestos distorsivos que usted marcó que, por ahora, no se mueven, cómo se sigue?

Rattazzi: Yo en emergencia económica entiendo todo. Todos tenemos que aportar algo, pero no hasta el punto de arriesgar cerrar una fábrica. No se puede poner en riesgo una fábrica por un impuesto distorsivo. Yo sé que sin retenciones y devolviendo los reintegros puedo tener un negocio y mi programa de producción vuelve a ser potente y a largo plazo. Ahora, en cambio, cada día que pasa es más difícil, y el programa de producción se corta a la mitad.

Fortuna: ¿Y el argumento del Gobierno de que con un tipo de cambio más competitivo, que estaba en $ 20 y ahora supera los $ 40, no se compensa esa retención a la exportación?

Rattazzi: El tipo de cambio competitivo se lo come enseguida. El cambio a $ 20 era absurdo, y se mantenía para hacer carry trade, pero no era la realidad de la economía. Se sabía que las economías regionales estaban entrando en crisis. Algunos dicen que fue demasiado rápido y brusco. Pero si tenemos un régimen de cambio libre y flotante, el cambio va a encontrar un equilibrio que sea lo que necesite la economía argentina para ser competitivos. Poner un impuesto absurdo a la exportación, nos hace llegar al límite.

Fortuna: ¿El Gobierno, con Dante Sica a la cabeza de producción, no entiende esto?

Rattazzi: Lo entiende totalmente. Pero hay una emergencia porque deben llegar a déficit cero. Lo que se está analizando es de qué manera se pueden sustituir estos impuestos distorsivos por otros impuestos que no graven las exportaciones, que hoy son la única manera de crear trabajo nuevo y genuino. Aumentar las exportaciones es trabajo nuevo, genuino y de calidad, que es lo que se necesita para bajar el 30% de pobreza. El Estado nunca dará trabajo de calidad, y tampoco genuino. Esta especie de viajar en el limbo crea incomprensiones. Explicar esto afuera es muy difícil y la única manera que encuentro es decir que Argentina siempre fue así.

Fortuna: Recién terminó el primer trimestre del año. ¿Cómo va a seguir el país hasta octubre, cuando lleguen las elecciones?

Rattazzi: Es preocupante. La inflación, por ejemplo, es mucho más alta de lo que todos pensábamos. Yo estoy tratando de entender qué es lo que pasa. Hay una compra de dólares por miedo y pánico porque no se sabe hacia dónde va el país. El riesgo país está en torno a 700 (en el momento en que se hizo la entrevista), y eso no es bueno y los antecedentes del país son tremendos. Yo, en enero, cuando empecé a ver las cuentas por las exportaciones, y comenzaron los cortes de programación, levanté la voz para decir que la industria automotriz no soportaba un impuesto a la exportación como el que estaban aplicando. Si nos sacan las retenciones y nos devuelven los reintegros mi sensación es que podemos recuperar la producción, porque en Brasil nuestro producto está muy aceptado. Y espero, en este contexto, que no se vaya ningún autopartista, porque la producción hoy, con estas condiciones, está bajísima. Nuestro programa inicial era de más de 95 mil unidades, y hoy está en menos de 45 mil. Entonces, todo el esfuerzo que hicimos para que vengan, inviertan, se instalen y comiencen a producir, que fueron cuatro nuevos autopartistas en estos últimos años, hoy se hace difícil mantenerlos. Nuestra fábrica es una pinturita, pero yo necesito mercado para vender mi producto. Y no sólo para vender en Argentina y Brasil, sino para competir en todo el mundo y vender en todas partes lo que se produce acá.

Fortuna: Lo positivo es que los factores que impactan en la producción son sencillos de solucionar.

Rattazzi: Hoy deben desaparecer y como se necesita ese dinero, se pueden sustituir por otros impuestos menos distorsivos. Hay sectores críticos en los que lo tienen que bajar ya, sin esperar a las elecciones. Yo creo que debemos preocuparnos menos del dólar. Sabemos que por ahora, hasta que no arreglemos nuestro peso, la moneda de referencia es el dólar. No somos ni bimonetarios, sino que vemos el dólar. El peso es solo de transacción.

Fortuna: ¿Esta realidad no es parte del problema?

Rattazzi: Si, pero tiene solución. Si llegamos al superávit fiscal, controlamos los agregados monetarios, y la tercera pata para arreglar el tema de la inflación es que los formadores de precios no te maten apenas puedan, para lo que es clave tener una economía abierta. Hecho estas tres cosas, automáticamente el peso va a tener un valor que empieza a tener un punto de referencia.

Fortuna: ¿Cuáles son las reformas claves que necesita el país?

Rattazzi: Son tres. La impositiva, la previsional y la laboral. La impositiva está hecha pero nadie la implementa. Ingresos Brutos debería bajar pero algunas provincias lo han aumentado, impuesto al cheque se mantiene, las retenciones que volvieron. La segunda es la reforma laboral que permita que los trabajadores reciban más plata en el bolsillo de lo que le cuesta a la compañía. No puede ser que las empresas paguemos cifras siderales y en el bolsillo los empleados reciban a penas el 46%. En México supera el 90%. Y también algunas flexibilidades que permitan crear un sistema más moderno en algunas industrias. Y la tercera reforma es la previsional, que es fundamental que cambie para que sea consistente y sustentable en el tiempo.

Fortuna: ¿Macri no fue elegido para llevar adelante estas tres reformas?

Rattazzi: La reforma impositiva en teoría se hizo. Está pautada y no está mal. El problema es que se le dio permiso a las provincias para emparejarlas, pero en tres años tienen que concretarse. Esta se encaró y se hizo. Él había prometido que controlaba la inflación y que era fácil. Yo como conocía el tema le advertí que era difícil de controlar, aunque no imposible porque todos lo han controlado. Y ahora lo que están haciendo con los agregados monetarios, me parece muy bien con un contexto adverso y las elecciones que vienen. En nuestro país los préstamos son del 14% del mercado de capitales, y en el resto del mundo está en torno al 70%.

Fortuna: ¿Qué es lo mejor que le puede pasar al país en estos próximos meses?

Rattazzi: A nuestro sector, por empezar, sacarle los impuestos distorsivos y que por lo menos logremos sobrevivir. La próxima lucha es la competitividad, pero la verdadera, que quiere decir que los insumos tienen que salir lo mismo que en el resto del mundo y no tener ningún tipo de arancel ni protección. Deben ser competitivos en el aluminio, el acero, los plásticos, el caucho, etc. Este es el paso que debería venir el año que viene. Para mí la clave es competir, pero este año es sobrevivir. Y después seguir todas las transformaciones que siguen. Pero también hay que decir que este Gobierno hizo muchas transformaciones institucionales está haciendo, como la fiscal. Hizo cambios, pero faltan. No hay que olvidarse de dónde veníamos, porque veníamos del desastre.