El año que termina fue un año de celebración para AC&A, ya que cumplieron 25 años de actividad, proyectando nuevas obras y proyectos de ingeniería en Argentina y en todo el mundo.
Desde hace décadas, los países que logran dar saltos cualitativos en desarrollo comparten un rasgo común: han sabido planificar, financiar y ejecutar infraestructura que mejore la productividad, integre territorios y eleve la calidad de vida. La infraestructura no es solo una obra: es la respuesta concreta a necesidades reales de usuarios y comunidades; es la base que permite que una economía funcione, que una región crezca y que las oportunidades lleguen a más personas.
Así lo recuerda un reciente documento de la Academia Nacional de Ingeniería, al señalar que la infraestructura “dinamiza la economía, conecta zonas productivas con centros de consumo, mejora la calidad de vida, facilita la integración regional y permite aprovechar eficientemente los recursos naturales”. Esta visión sintetiza, en buena medida, el propósito con el que nació AC&A hace 25 años y donde nos sentimos que cambiamos la forma de hacer ingeniería.
Cuando fundamos AC&A en 1999, lo hicimos con una convicción clara: la ingeniería podía hacerse de otra manera. Podía ser más integral, más interdisciplinaria, más innovadora. Podía —y debía— vincular el planeamiento, la economía, el diseño, la gestión social y ambiental, y la tecnología, para lograr proyectos de infraestructura de calidad y con visión de largo plazo.
Ese enfoque nos guió desde el primer día y es la razón por la cual, a lo largo de un cuarto de siglo, AC&A concretó más de 400 estudios y proyectos en 40 países, en ámbitos tan diversos como autopistas, ferrocarriles, sistemas de transporte público, infraestructura urbana, puertos, vías navegables, aeropuertos, energía, oil & gas y minería.
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El año que termina fue un año de celebración para AC&A, ya que cumplimos 25 años de actividad, proyectando nuevas obras y proyectos de ingeniería en Argentina y en todo el mundo, con una operación consolidada, con la innovación y profesionalismo como faros que guían nuestra actividad.
Creemos que este año, más que nunca, al reflexionar sobre estos 25 años de trabajo, impulsamos más que nunca nuestro propósito: “personas innovando para personas”, desarrollando, planificando y supervisando obras como el Paseo del Bajo o los subterráneos de la ciudad de Buenos Aires, con una mirada integradora que mezcla el conocimiento técnico, la planificación urbana y la sustentabilidad ambiental y financiera.
En el balance de este 2025, y de nuestra trayectoria nos impone un techo que es necesario perforar, definiendo al mundo entero como nuestro mercado. Aquello que parecía un desafío complejo se convirtió, finalmente, en lo que brindó bases sólidas para el despegue definitivo de nuestra actividad de servicios de ingeniería.
Luego de muchos años de inestabilidad macroeconómica, Argentina comienza lentamente el camino hacia la estabilización de sus distintas variables, y surge en este contexto la necesidad de volver a pensar los esquemas que utilizará el país para comenzar a pagar su enorme deuda en materia de infraestructura.
Desde la planificación hasta la ejecución, pasando por el financiamiento, el Estado debería recurrir al enorme expertise que existe en varias empresas de Argentina, y a los ejemplos mundiales, para hacer las obras necesarias, con un criterio que fije prioridades, proyectos cumplibles y en plazos razonables.
En materia de transporte, las redes viales, ferroviarias, de transportes de cercanías y de subterráneos deben planificarse de manera unificada y pensando la red como un todo integrado y complementario y no como elementos aislados e inconexos.
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Estos emprendimientos deben tener en cuenta su impacto económico, urbano, ambiental y servir a las poblaciones a su alrededor.
Un ejemplo de esto fue el trabajo que realizamos en la provincia de Formosa, la pavimentación de 70 kilómetros de la ruta provincial 28, donde el desafío no era solo pavimentar un camino hasta entonces intransitable, sino construir una ruta que permitiera acceder y sortear el Bañado de la Estrella, uno de los humedales más importantes de América del Sur.
También colaboramos en la reconstrucción de Haití tras un terremoto que sufrió ese país o elaboramos el Plan Estratégico y Técnico para la Expansión de la Red de Subtes de Buenos Aires (PETERS).
Desarrollamos metodologías propias, incorporamos tecnologías de avanzada y patentamos ideas que hoy forman parte de nuestra práctica profesional. Un ejemplo es el software Intelligent Pavement Vision (IPV), creado en 2021, que permite reconocer fallas en pavimentos mediante machine learning e inteligencia artificial. Este tipo de desarrollos confirma que la ingeniería puede combinar experiencia y creatividad para resolver problemas reales con eficiencia y precisión.
Rumbo a 2026 y a los próximos años, seguiremos ampliando nuestra presencia en la Unión Europea y en Latinoamérica, además de adaptarnos para encarar el exigente mercado norteamericano. Siempre, con el objetivo de ser la empresa argentina que se desafía para cambiar la forma de hacer ingeniería.
En todo el mundo el debate de cómo debe planificarse, financiarse y ejecutarse la obra pública está en plena ebullición: la respuesta tiene que ver con cada mercado, con las necesidades específicas de cada proyecto y con el mix adecuado de participación del sector público y el privado, con proyectos serios, sustentables en el tiempo, que en algunos casos se podrán pagar a través de sus usuarios, como el caso de las rutas con peajes, mientras que en otros casos será imprescindible la financiación estatal o de organismos multilaterales.
Argentina enfrenta un cambio de paradigma en términos económicos que está reconfigurando las redes de transporte viales y por ferrocarril. El crecimiento exponencial del yacimiento de hidrocarburos no tradicionales de Vaca Muerta también trae nuevos desafíos en materia de transporte e infraestructura, y estamos trabajando desde AC&A en distintas iniciativas en ese sentido, por ejemplo el llamado “Anillo de Añelo”, para mejorar la conectividad en esa zona de la provincia de Neuquén.
La evaluación social de proyectos —con raíces en Dupuit, Harberger y tantos otros— no es solo una técnica económica: es una responsabilidad pública. Es el instrumento que permite definir qué obras transformarán de verdad la vida de las personas.
Ese compromiso es el que guía a AC&A desde hace 25 años. Y es el que seguirá guiándonos en los próximos. Porque la infraestructura, al final del día, es mucho más que ingeniería: es futuro. Y construir ese futuro requiere visión, profesionalismo y, sobre todo, la convicción de que cada obra debe mejorar la vida de quienes la utilizan.
*Fundador de AC&A, miembro de la Academia Nacional de Ingeniería