Las impresoras 3D ya se usan en el país para crear prótesis a medida

Se las utiliza en el caso de cirugías maxilares o de columna. También se fabrican modelos anatómicos para que los médicos puedan planificar operaciones. Por Florencia Ballarino (*)

Redacción Fortuna

Ni juguetes, ni bijouterie, ni fundas para iPhone; la revolución de la impresión 3D pasa hoy por su aplicación en el ámbito de la medicina, donde esta tecnología ha dejado de ser una promesa para convertirse en una herramienta para los profesionales de la salud. De hecho, la semana pasada se conoció que médicos del Hospital Universitario de Utrecht, en Holanda, implantaron por primera vez en el mundo un cráneo completo hecho con una impresora en tres dimensiones a una mujer de 22 años que padecía una enfermedad de los huesos que comprimía su cerebro.

En la Argentina, aunque se trata de un campo nuevo, también hay avances. Gracias a un software especializado y la tecnología de impresión 3D ya se realizan modelos anatómicos que sirven para que los médicos puedan planear mejor una operación quirúrgica y hasta prótesis para realizar implantes personalizados en el caso de cirugías de columna o maxilofaciales. Es que la tecnología de impresión 3D esta cambiando el paradigma de fabricación, también en la industria médica.

“Estamos trabajando en la impresión de biomodelos que permitan a los médicos realizar planeamiento prequirúrgico de tal manera de evaluar la mejor estrategia terapéutica, garantizando las últimas tendencias en medicina: que sea personalizada y mínimamente invasiva. Esto permite, a su vez, la fabricación de moldes para la posterior producción de prótesis, como craneoplastías, por ejemplo, utilizadas en neurocirugía”, le explicó a PERFIl Gastón Corti, desarrollador del área de Biomedicina de Trimaker, empresa argentina que fabrica y comercializa impresoras 3D. “Con el apoyo del Ministerio de Ciencia y el Conicet, también estamos trabajando con distintos grupos de investigación para desarrollar una resina biocompatible para futuras aplicaciones en odontología”, agregó.

Ventajas. ProtoLab, la división de implantes a medida de la compañía argentina Novax DMA, ya está fabricando con tecnología de impresión 3D prótesis para cirugías maxilofaciales o de columna. De hecho, cerca de 250 pacientes ya se beneficiaron con este nuevo método. “Para las piezas que imprimimos para implantar en forma directa usamos titanio. Es la misma aleación que utilizamos para los implantes tradicionales, pero en lugar de hacerlo por ese método se utiliza un polvo que se va depositando capa por capa y el rayo láser va derritiendo cada partícula y generando una forma sólida”, sostuvo el cirujano traumatólogo Daniel Fiz, director de Novax DMA.

Según el experto, la impresión en tres dimensiones presenta ventajas frente a la tecnología tradicional de fabricación, básicamente porque permite personalizar un implante y lograr geometrías difíciles de conseguir. “Los implantes de titanio trabecular que fabricamos, por ejemplo, tienen una estructura cavernosa que imita el tejido óseo y por ende la célula ósea crece directamente dentro de esta estructura en forma muy natural, mejorando la interfaces hueso/implante. Este tipo de geometría altamente compleja no puede lograrse por otro método que no sea la impresión 3D”, detalló Fiz.

Para los epecialistas, la nueva tecnología abre un abanico de futuras aplicaciones en medicina. Pero aún faltan más investigaciones en cuanto a los materiales a utilizar para fabricar las prótesis. “Es el punto de inflexión fuerte para los próximos años. Hay que ver qué formulaciones se van a utilizar, cómo esos biomateriales se van a comportar en el organismo”, concluyó Corti.

Medicina regenerativa. Los avances en impresión 3D y células madre también tienen implicancias en el campo de la medicina regenerativa. La investigación biomédica ve en esta tecnología una posible solución para los problemas de falta de órganos para trasplantes o incluso para la reparación de tejidos dañados tras una enfermedad o accidente.

La empresa Organovo anunció el lanzamiento para 2015 del primer hígado artificial fabricado íntegramente con una impresora 3D. Este órgano diseñado no servirá para trasplantes, pero será una herramienta para probar los efectos de nuevos medicamentos en proceso y para estudiar posibles tratamientos de enfermedades.

Para Marcelo Risk, director de la carrera de Bioingeniería del Instituto Tecnológico de Buenos Aire (ITBA) e investigador del Conicet, la medicina regenerativa “es un área muy prometedora porque puede llegar a ser un sustituto al trasplante y también a los órganos artificiales, que fueron una promesa hace treinta, cuarenta años, pero no llegaron a dar la respuesta que se esperaba ya que no funcionaron”.

Publicado en la edición 876 de Diario PERFIL

(*) de la redacción de Diario PERFIL

En esta Nota