La tecnología introduce nuevos riesgos a considerar y obliga a adoptar un enfoque estratégico y proactivo, mientras que al mismo tiempo ofrece herramientas para optimizar y simplificar el cumplimiento de las normas.
Cuando parecía que nos acostumbrábamos a vivir en un mundo volátil, incierto, complejo y ambiguo, como lo conceptualizó el sociólogo Zygmunt Bauman al denominar nuestra época como la modernidad líquida, representada por un tiempo no lineal, frágil, inestable, efímero e incomprensible; ante ese escenario llega la IA, que aún con sus indudables beneficios y ventajas, potencia todo eso.
En términos corporativos, la IA está transformando los procesos y, al mismo tiempo, redefiniendo los riesgos. Por eso, cuando hablamos específicamente de compliance, encontramos dos caras de una misma moneda: la IA puede ser la gran aliada del cumplimiento, automatizando monitoreos y anticipando riesgos, pero también puede ser su mayor desafío si no se la gestiona con una visión responsable.
Hoy las actividades de compliance no pueden limitarse a revisar normativas y aprobar políticas: deben adoptar un enfoque estratégico, proactivo y altamente adaptativo.
La IA no actúa sola. Cada organización debe definir con la máxima claridad quién responde ante fallas, sesgos o errores derivados de su uso, incluyendo no sólo a los equipos internos, sino también a proveedores, socios tecnológicos y el resto de los actores de su cadena de valor.
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Transparencia, ética, protección
Uno de los aspectos clave a considerar es la transparencia algorítmica, para determinar quién entrenó cada modelo, con qué datos y qué elementos de trazabilidad y auditoría existen para monitorearlo. La máxima es: “No se puede cumplir lo que no se puede explicar”.
Por otra parte, se requiere un modelo de gobernanza ética desde el diseño. La ética no es un elemento que puede “agregarse” en producción: desde el inicio del desarrollo deben conformarse comités interdisciplinarios y aplicarse principios de equidad, no discriminación y seguridad.
La protección de los datos y la privacidad es otra de las prioridades que no pueden subestimarse. Con modelos que aprenden de grandes volúmenes de información, las filtraciones y usos indebidos ya no son fallas, sino amenazas probables. El cumplimiento de normas como la europea GDPR - que establece los requisitos específicos para empresas y organizaciones sobre recogida, almacenamiento y gestión de los datos personales. Se aplican tanto a las organizaciones europeas que tratan datos personales de ciudadanos en la UE como a las organizaciones que tienen su sede fuera de la UE y cuya actividad se dirige a personas que viven en la UE - o las leyes de protección de datos que vemos en diferentes países de Latinoamérica debe estar embebido en la lógica operativa de la IA.
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La IA como aliada en el cumplimiento
Como mencionamos, en contraposición, la capacidad de monitoreo en tiempo real y de análisis de grandes volúmenes de datos de la IA puede ser fundamental para identificar patrones inusuales o comportamientos potencialmente riesgosos y anticipar desvíos o incumplimientos normativos, incluyendo, por ejemplo en la industria financiera, la detección de fraude o lavado de activos.
Como herramienta de automatización, la IA reduce el esfuerzo manual en tareas como la revisión de contratos o documentos legales. El procesamiento de lenguaje natural (NLP) “entiende” el lenguaje jurídico y detecta cláusulas no estándar, omisiones o riesgos contractuales.
Además, mediante el uso de IA y minería de texto, es posible rastrear nuevas regulaciones o cambios legislativos en múltiples jurisdicciones, de forma que la organización pueda estar siempre actualizada y evitar sanciones.
Por último, los sistemas de IA pueden generar reportes automáticos, trazar decisiones y mantener registros precisos para facilitar auditorías, tanto internas como regulatorias.
En definitiva, el mundo será cada vez más volátil, incierto, ambiguo y complejo. Por eso, un compliance con la capacidad de anticipar, gobernar y explicar el comportamiento de la IA será una pieza fundamental para construir un futuro con mayores niveles de confianza digital.
* Chief Information Security Officer (CISO) de Cloud Legion