Las claves del Kicillazo: cuáles son las medidas que sobrevivieron a Moreno

Los principales puntos que Kicillof criticaba de la gestión kirchnerista y que, con su gestión, se agigantan.

Redacción Fortuna

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Por Nicolás Lucca (*)

Cuando Axel Kicillof se sumó al gobierno como Viceministro de Economía y miembro multifacético en casi todas las empresas en las que el Estado podía meter a alguien en el directorio, el gobierno sumó un funcionario con un perfil muy distinto al por entonces amo y señor del ministerio de Economía, Guillermo Moreno.

Kicillof es uno de los que menos tiempo lleva en el mundo kirchnerista de primera línea: asumió como subgerente de Aerolíneas Argentinas en 2009, representante del Estado en el directorio de Siderar en 2011 y, ya como Secretario de Política Económica y Planificación del Desarrollo, jugó un rol primordial en lo que fue la intervención y posterior estatización de YPF.

Se ha dicho que a Kicillof no le gustaba la forma de gestionar de Guillermo Moreno, por considerarlo un improvisado que corría atrás del problema del momento. Tal como se desprende del libro Los Amores de Cristina -del periodista y editor de Política de la revista Noticias, Franco Lindner- Kicillof ha criticado “la inocultable falta de credibilidad del índice de precios al consumidor calculado por el INDEC” y que dicha actitud “ha privado a la sociedad de una herramienta fundamental para conocer la verdadera situación económica del país”.

"Alec", como lo llamaba Moreno, pretendía mover los hilos de la economía, planificar absolutamente todos los factores que influían en los números argentinos y, por ende, en los bolsillos de los ciudadanos. El libro de Lindner también hace mención a la tardía simpatía kirchnerista de Kicillof, la cual habría llegado recién luego de la muerte de Néstor Kirchner. “Desde que es K -afirma Lindner en su libro- lleva adelante una revolución que se propone corregir todo aquello que, según él, convertía a ese espacio en una continuidad del menemismo neoliberal". En ese sentido, Kicillof “alienta una economía planificada que para sobrevivir no necesite recurrir a los manotazos y aprietes desesperados de Guillermo Moreno, su gran rival”.

Antes de asumir su primer cargo en el mundo kirchnerista, Kicillof opinaba. Y opinaba seguido. Incluso escribió una columna para el suplemento Cash dePágina/12 en la que afirmaba que “el famoso modelo en su aspecto macroeconómico es un cóctel de tipo de cambio alto y retenciones”.

En aquella ocasión, Kicillof analizaba que “a grandes trazos, se trata de un esquema de protección de la industria basado en la transferencia de parte del excedente del agro", para luego aseverar que “podría decirse que se trata de la misma receta de todos los programas de desarrollo de los países periféricos de producción primaria”.

Sin embargo, todo aquello que criticaba Kicillof, se convirtió en el sello de su gestión al frente de la economía del país.

1. Tipo de cambio alto: en los pocos meses de gestión que lleva el ministro de Economía, el dólar se ha disparado de un modo preocupante y en todas sus cotizaciones. En su tipo de cambio oficial, en tan sólo un par de jornadas se produjo una depreciación de la moneda argentina que no se veía desde la salida de la convertibilidad. La actitud del Gobierno frente a este fenómeno ha boyado entre la búsqueda de culpables y la impostación de una despreocupación que demuestra el otro punto que tanto ha criticado Kicillof,

2. La falta de planificación: El Banco Central pareciera no saber qué hacer al respecto y por momentos amaga a intervenir, para luego brillar por su ausencia y, al día siguiente, reventar varios millones de dólares para intentar contener una divisa que subió $1,07 centavos en sólo una rueda. Para terror del Kicillof prekirchnerista, esta fuerte alza en la cotización de la divisa norteamericana, llevó a un extremo preocupante la receta de "tipo de cambio alto y retenciones".

3. Fuga de divisas: En junio de 2013, Axel Kicillof se apersonó en el Banco Central para pedir que se bajen las tasas de interés. Sabiendo que el ahorrista argentino huye hacia el dólar cuando los bancos no garantizan ganancias, el ahora ministro dijo, orgulloso, que al dólar blue "ya lo dinamitamos". En otro momento del año, Kicillof afirmó que "el verdadero cepo cambiario era la convertibilidad", mientras el Estado argentino no paraba de girar dólares al exterior y de beneficiar a quienes compraban con tarjeta en el extranjero y pagaban en pesos el dólar a cotización oficial. A lo largo de 2013, el Banco Central perdió 12,700 millones de dólares. Para encontrar un año similar, hay que remontarse a 2001. Hoy, a 23 días de iniciado el año nuevo, el BCRA aún no logra contener ni la fuga de divisas, ni mucho menos la cotización del dólar.

4. Improvisación en materia de inflación: Pocos sellos son tan identificables con Guillermo Moreno como los acuerdos de precios. Este "manotazo de ahogado" se convirtió en la primera medida económica del renovado plantel del ministerio de hacienda. Como es habitual, el acuerdo no es tan acuerdo, sino una suerte de sugerencia no vinculante. Los hipermercados arreglaron cerca de 200 productos. Los chinos iban a acordar por casi cien y cerraron en poco más de sesenta. ¿El control del cumplimiento? En manos de los consumidores.

5. Los dudosos números del Indec: Kicillof asumió en el ministerio de Economía el 20 de noviembre de 2013. El 15 de enero de 2014, el Indec informó que la inflación de todo el 2013 fue de 10,9%. No hace falta profundizar mucho más en este tema.

6. Indemnización a Repsol: Kicillof se impuso sobre el criterio del ministro de Planificación, Julio De Vido, quien creía que se debía buscar una salida pacífica al conflicto con la petrolera española. El ahora ministro le "demostró" a Cristina que, si se restaban los dividendos que Repsol había obtenido a lo que había pagado en 1999 por adquirir el 97,8% del capital accionario de YPF, la operación daba cero. Tres días después de asumir como ministro de Economía, Kicillof iniciaba las negociaciones para indemnizar a Repsol. 

La gestión Kicillof, por lo pronto, cosecha un dólar imparable en todas sus cotizaciones, una inflación que seguramente acompañará ese impulso por razones obvias, un Indec que no dice la verdad, acuerdos de precios cada vez más acotados y menos eficientes, y un Banco Central que detalla unas reservas de 29.263 millones de dólares, muy lejos de los 52 mil millones de dólares que registraba la entidad en enero de 2011, pero también lejos de los 33 mil millones con los que contaba la entidad al momento de iniciarse la era Kicillof.

(*) de la redacción de Perfil.com

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