Kicillof ya le arrebató a De Vido cuatro negocios por más de US$ 6 mil millones

Por Nicolas Gandini |El llamado"Plan Hogar" busca transparentar el esquema de subsidios al consumo de garrafas. Con esto, el Ministro de Economía le arrebató la administración del negocio al titular de la cartera de Planificación.

Redacción Fortuna

Con el lanzamiento del Plan Hogar, que busca transparentar el esquema de subsidios al consumo de garrafas de gas, el ministro de Economía, Axel Kicillof, sumó el cuarto negocio energético cuya administración le arrebató al titular de Planificación, Julio De Vido. El balance de los últimos tres años deja un balance negativo para De Vido, que perdió el manejo de fondos por más de US$ 6 mil millones destinados a la implementación de programas eléctricos, petroleros y de combustibles.

La suerte para el otrora superministro santacruceño empezó a cambiar a principios de 2012 cuando Kicillof puso un pie en Cammesa, la coordinadora mayorista del mercado eléctrico, con la designación de Paula Español, hoy secretaria de Comercio Exterior, al frente de la gerencia de Finanzas de la empresa que administra el mercado eléctrico mayorista.

A fines de 2011, uno de sus asesores detectó que Cammesa había pagado por un cargamento de gasoil el 20% más que el gobierno de Uruguay. Toda una rareza. Para dar la batalla interna en Cammesa, hasta ese momento controlada por José Sanz y Luis Beuret, dos técnicos de muy buena sintonía con De Vido, Kicillof designó a Juan Manuel Abud, un economista con un breve paso como vocal en el ENRE, como gerente general y su principal alfil dentro de la empresa. Corrían los primeros días de 2012. Unos meses más tarde, consumada la reestatización de YPF, el ministro de Economía transfirió a la unidad de trading de la petrolera la potestad para traer del exterior el gasoil que consumen las centrales eléctricas. Es una cuenta que recibe subsidios equivalentes por alrededor de US$ 2 mil millones anuales, según estimaciones privadas.

Poco tiempo después, el titular del Palacio de Hacienda replicó una maniobra similar: traspasó bajo la órbita de YPF la millonaria importación del gas natural licuado (GNL) para las terminales de Bahía Blanca y Escobar. Desde 2008, cuando se empezó a traer gas en barco por la escasez de la producción local, el negocio fue encomendado a Enarsa. La empresa estatal firmó polémicos contratos con consultoras ligadas al ex ministro menemista Roberto Dromi, que oficiaron de intermediarias en la compra de los primeros cargamentos. Kicillof descabezó ese esquema. Hoy las licitaciones para importar GNL las realiza la compañía que preside Miguel Galuccio, donde el ministro cuenta con hombres de su máxima confianza como Nicolás Arceo y Rodrigo Cuesta. En 2014, la cuenta del gas que llega por barco ascendió hasta los US$ 3.565 millones, según datos oficiales.

Kicillof avanza con la sospecha de que la ejecución de los programas estatales y de los procesos de importación de combustibles durante la gestión de Planificación no eran del todo transparentes. O que, en todo caso, eran perfectibles. Una muestra más de ese precepto se registró en enero. Ya con Mariana Matranga, otra funcionaria que le responde, al frente de la cartera de Energía, Kicillof intervino sobre el programa Energía Distribuida. También conocido como Delivery, la iniciativa solventó con fondos públicos la instalación de pequeñas centrales eléctricas en distintos puntos de la red con problemas de generación de energía. En la práctica, terminó por impulsar el montaje de plantas de motores ineficientes (operan con gasoil) que cuestan hasta veinte veces más que la media del mercado. Hasta fines del año pasado, el programa era regenteado por Enarsa. Pero en enero casi la totalidad de esos contratos se reclasificaron bajo el paraguas de la resolución 220 que depende de la Subsecretaría de Energía Eléctrica, dirigida desde agosto por Paulo Farina, otro funcionario con pasado en Economía. Como primera medida al frente de esos convenios, Energía redujo hasta 30% los precios de la energía incluidos en los contratos. Un dato adicional: Santiago Pierro, el directivo de Enarsa a cargo del programa, dejó el cargo pocos días después del traspaso.

La última avanzada de Economía sobre Planificación se encarna en el Plan Hogar, que reemplazó el programa Garrafa para Todos. La iniciativa lanzada el 1° de abril prevé un cambio taxativo: antes se subsidiada a la oferta. Es decir, a las empresas productoras y fraccionadoras de GLP. Ahora se subvenciona directamente al consumidor a través de la  Anses. Por años, las empresas de GLP recibieron ingentes recursos públicos (cerca de $ 7.500 millones entre 2008 y 2014) sin que eso replicara necesariamente en una

baja de precios de las garrafas de gas.

Publicado en la edición impresa del Diario Perfil Nª 984