Aislado y con menos negocios, Báez teme por su futuro sin CFK

Mientras avanzan causas por lavado, la industria de la construcción esquiva al empresario de íntimo vínculo con la familia Kirchner. Galería de fotosGalería de fotos

Redacción Fortuna

El Negro está destruido”. Con esa frase describieron al menos tres prominentes constructores la actualidad del hoy colega menos querido, Lázaro Báez, dueño de Austral Construcciones y uno de los empresarios más cercanos a la Casa Rosada. En menos de cien días dejará de haber un Kirchner en el Gobierno, y habrá terminado también la década de mayor prosperidad de quien se convirtió de la nada en uno de los principales jugadores de la obra pública, pero también, en uno de los apuntados como presunto coautor de delitos junto a la familia presidencial.

Y esa situación no es gratuita para el correntino de las mil y una fotos con campera negra en Santa Cruz: con dos investigaciones en marcha por lavado de dinero, encuentra cada vez más dificultades para tratar con proveedores y clientes y hasta –dicen, su entorno lo niega– sufre una especie de “condena social” que le impide caminar tranquilo por su Río Gallegos natal. Sólo tendría un alivio –que al mismo tiempo despierta bronca en la Cámara de la Construcción–: sería de los pocos que sigue recibiendo pagos (incluso por adelantado) mientras están frenados los giros para obra pública.

Báez pasó de ser empleado del Banco Nación en Santa Cruz en los 80 a manejar hoy Austral Construcciones, un monstruo de 1.200 camiones y máquinas de construcción, que concentra más del 90% de sus obras en la provincia de Néstor y Cristina Kirchner, en su mayoría financiadas por la Dirección Nacional de Vialidad a través de la gobernación o los municipios. Este año, sin embargo, sus 3.500 empleados podrían estar viviendo un adelanto de lo que quizás sea el futuro de Báez sin un amigo en la Casa Rosada. “Están con muy poco trabajo”, aseguran en el rubro. “No puede comprar una resma de papel sin que le pidan un ROS (reporte de operaciones sospechosas)”, exageran en su entorno, donde reconocen: “Todo esto lo golpeó personal y laboralmente, porque nunca lo quisieron los principales constructores”, dicen quienes lo han tratado últimamente.

Afectó mucho la imagen de la construcción”, lo cuestionan en la Camarco, de la que no forma parte, y donde hacen gala de las “familias constructoras” en oposición a los “recién llegados” o paracaidistas. “Nadie quiere alquilarle una máquina”, revela otro constructor, pero cerca de Báez dicen que hoy “no hay trabajo por cuestiones climáticas, por el frío, su trabajo es de septiembre a enero”. “Y además no terceriza nada”, aclaran. Además de Austral Construcciones a Báez se le atribuye manejar muchas más firmas, como Gotti, Kank & Costilla y Loscalzo, entre varias otras, y ser de los mayores terratenientes de la provincia. Los jueces Daniel Rafecas y Sebastián Casanello lo investigan por presunto lavado de dinero, tanto en el pago de habitaciones en hoteles de la familia Kirchner, como por cuentas en el exterior. “No avanzan”, se defienden en la compañía, aunque ya fue indagado.

Su principal respaldo hoy es Cristina. Su preocupación es el día después del 10 de diciembre. Báez se enoja cuando dicen que no es querido en Gallegos, donde hizo una iglesia, un club y varios barrios. Asegura que no es “un nombre en una tarjetita”, y que puede salir a comer sin recibir insultos: “Le agradecen que emplea 5 mil personas”.

El único respaldo, el de la Presidenta

La mayor alegría es también la mayor inquietud de Lázaro Báez. Cuando hace un mes un informe periodístico lo señaló como el mayor beneficiario de la obra pública, recibió un respaldo abrumador de la presidenta Cristina Kirchner, que ordenó al ministro de Planificación a defenderlo en una solicitada y con tuits, para demostrar que había otras empresas tanto o más favorecidas por la obra pública.

Con un listado evidentemente hecho a las apuradas y corregido, se aseguró que Austral Construcciones sólo hizo el 3% de las obras, como enfatizó la propia CFK en una cadena nacional. Pero ese respaldo tiene fecha de vencimiento, e inquieta al bancario-constructor: “De Vido juega con la Cámara y los grandes constructores, a él sólo lo bancaron siempre Néstor y Cristina”, cuentan quienes lo vieron hace poco.

Por Jairo Straccia | Esta nota fue publicada en la Edición Impresa del Diario Perfil

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