La devaluación, un test clave para Macri

Por Ceferino Reato | En su Carta al Lector, el editor de FORTUNA explica por qué salir bien del perverso esquema cambiario K es tan importante. El rol de los medios y el nuevo gobierno. Galería de fotosGalería de fotos

Redacción Fortuna

Una periodista brasileña, Sylvia Colombo, del diario Folha de Sao Paulo, aguda observadora de la Argentina, escribió una columna donde cuestiona el “excesivo” optimismo de los principales medios de comunicación con relación al nuevo gobierno de Mauricio Macri y se pregunta quién hará periodismo ahora en nuestro país.

Son palabras muy atinadas, en especial para un país tan desmesurado como el nuestro, donde a menudo se pasa de un extremo a otro, también en el periodismo.

Desde esta revista —pequeña, segmentada, focalizada en la economía y los negocios— seguiremos con un enfoque independiente, equilibrado y autónomo.

En ese marco, desde mediados de año hemos estado visibilizando el atraso cambiario, un tema tabú para tantos. Como señala en esta edición el economista Gabriel Rubinstein, “devaluar el oficial no es una opción, es una necesidad”.

La realidad es que la presidenta Cristina Kirchner se va sin crisis económica —y eso está muy bien— pero dejando una grave herencia, que incluye, como problema más inmediato, el sistema cambiario.

La cuestión ahora es cómo devaluar bien. ¿Y eso qué quiere decir? Cómo lograr el mejor precio posible del dólar, el que asegure competitividad pero impida un salto inflacionario; el que no perjudique a la mayoría.

El gobierno de Cristina Kirchner devaluó hace poco, en el verano de 2014; le salió muy mal: en poco tiempo, la mayor inflación devoró la competitividad lograda.

El fantasma vuelve a ser ahora un salto inflacionario en el contexto de una inflación alta desde hace varios años.

Es evidente que esta jugada dejará beneficiados y perjudicados. Una devaluación afecta, principalmente, a los asalariados y jubilados, a los que cobran alquileres, a los profesionales y a las empresas que no venden productos que se exportan.

Muchos de ellos no participaron de la fiesta kirchnerista, la miraron desde afuera, y no es justo que ahora la paguen. El gobierno de Mauricio Macri tendrá que encontrar la manera de mitigar ese impacto por una razón principalmente de sustentabilidad: el peronismo conserva una cuota importante de poder, aunque en estos tiempos las redes sociales bastan para movilizar a vastos sectores políticamente dispuestos.

El resultado de este test marcará al gobierno de Macri, por lo menos en su primera etapa.

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