La inversión extranjera se hace desear

Redacción Fortuna

Tabla ISE 1081

Durante gran parte de los últimos doce años, el motor excluyente de la economía fue el consumo interno. En este sentido, los esfuerzos del gobierno estaban puestos en inyectar dinero en la economía en pos de estimular el nivel de actividad en el corto plazo. Se intentaba que la política fiscal apuntale los ingresos de las familias para estimular el gasto.

Sin embargo, este modelo muestra dos etapas con resultados contrapuestos: una primera en donde la economía mostró cierto dinamismo, llegando hasta 2011, y otra de estancamiento 2012-2015, con expansión en años electorales y contracción en años pares.

La falta de inversiones y el deterioro de las exportaciones exhibieron los límites de un crecimiento traccionado por el consumo: la política económica constantemente expansiva financiada mediante ingresos corrientes y emisión sólo lograba incrementar el nivel de actividad en el corto plazo. De hecho, tras unos meses de expansión las crecientes presiones inflacionarias y cambiarias desembocaban en una contracción.

Por el contrario, el nuevo gobierno está buscando transformar a la inversión (y en menor medida las exportaciones) en el principal motor de la economía. Este giro, concretado de forma exitosa, permitiría un crecimiento sostenido en el tiempo brindando avances sustanciales en el campo social. Esto obedece a que mejoras en la productividad permitirían aumentos genuinos en los salarios reales, lo cual, en conjunto con la creación nuevos puestos de trabajo, permitiría aumentar el consumo de forma sostenible.

Sin embargo, transcurridos más de ocho meses de gobierno, no se observa que la inversión crezca. En este sentido, tanto la inversión pública como privada mostraron contracciones en lo que va del año. Por caso, los gastos de capital del Estado nacional, impulsados fundamentalmente por el recorte en la obra pública, cayeron casi30% i.a. en términos reales durante el primer semestre de 2016. En la misma línea, según nuestras estimaciones, el crédito bancario a empresas cayó en términos reales 10% i.a. en el primer semestre.

No obstante, para que el análisis esté completo, también es necesario evaluar el desempeño de la inversión extranjera directa. Este componente, clave para la estrategia oficial, muestra algunas mejoras pero estas no son muy significativas ya que se compara con niveles mínimos del gobierno saliente. Vale destacar además, que la misma debería complementar más que sustituir a la inversión local.

Salida del cepo: ¿Lluvia de dólares?

El balance del MULC sintetiza los flujos de transacciones económicas entre nuestro país y el resto del mundo: recientemente el Banco Central República Argentina (BCRA) presentó los datos del segundo trimestre. De esta forma, se obtienen las cifras correspondientes a la primera mitad del año, contando con un lapso de tiempo considerable como para analizar la evolución del mercado cambiario tras la salida del cepo.

Tanto la cuenta Capital como la de Rentas brindan información valiosa acerca de la evolución del flujo de inversiones una vez que la flexibilización del mercado cambiario tornó más atractivo al país ante los ojos de los inversores extranjeros.

En la cuenta de Rentas se contabiliza el giro de utilidades y dividendos. En épocas del cepo las empresas se veían forzadas a reinvertir utilidades, por lo tanto, si una vez levantadas las restricciones, estas optaron por mantenerlas en el país estaríamos ante un buen indicio de que las unidades de negocios multinacionales, que ya están operando en el país, apuestan a incrementar su actividad. Veamos si esto efectivamente ocurrió.

En el segundo trimestre de 2016, cuando las restricciones se flexibilizaron, la sangría de divisas por utilidades y dividendos casi duplicó a la registrada entre mediados de 2014 y fines de 2015, superando los US$ 1.000 M. Tras varios años de imposibilidad, muchas firmas multinacionales insertas en Argentina, optaron por remitir ganancias a las casas matrices. Sin embargo, el salto podría haber sido mucho más amplio: si este comportamiento no responde a impedimentos del BCRA, las cifras son alentadoras.

En la cuenta Capital se observa una mayor entrada de inversiones de no residentes. Sin embargo, esto no significa necesariamente un aumento del stock de capital reproductivo del país ya que las inversiones pueden ser cartera o de adquisición de empresas.

El flujo de dólares de Inversión Extranjera Directa (IED), relacionada en mayor medida con la inversión reproductiva, ascendió hasta US$ 1.290 millones en el primer semestre de 2016, trepando 81% respecto de los desembolsos efectuados en la primera mitad del año pasado (US$ 712 millones).Sin embargo, dicho número continúa siendo pequeño como para motorizar el desarrollo de nuestra economía: representa menos de un 0,3% del PBI alcanzado en la primera parte del año. Por otro lado, está en línea con el registrado en 2012, cuando recién comenzaba a regir el cepo.

Hecho este desarrollo, cabe preguntarse qué sectores se vieron beneficiados por un mayor influjo de IED durante el primer semestre. Este análisis brinda un panorama más claro de cuáles fueron las actividades más atractivas para los inversores internacionales.

Una de las principales áreas beneficiadas por la nueva política económica es la productora de alimentos y bebidas. Por ende, sería esperable que este sector sea receptor de cuantiosas inversiones. La IED captada alcanzó US$ 180 millones durante la primera mitad de 2016, superando ampliamente los menos de US$ 50 millones registrados en 2015. Sin embargo, resultan insignificantes comparado con los US$ 3.600 millones obtenidos por ventas al exterior en el primer semestre.

Peor resultado aún registran las empresas oleaginosas y cerealeras: aquí la IED fue nula, a la par que el ingreso de dólares por los envíos al resto del mundo superó los US$ 15.000 millones en la primera mitad del corriente año.

Otro de los grandes sectores beneficiados por la política oficial fue el minero producto de la eliminación de retenciones y restricciones cambiarias. Sin embargo, la llegada de US$ 26 millones de IED se vuelve insignificante al ser comparada con los más de US$ 1.500 millones percibidos por ventas al resto del mundo.

Una industria siempre atractiva para la inversión extranjera fue la automotriz. Por la escala de producción necesaria y el grado de integración mundial que presenta su proceso productivo, las empresas que operan en ella deben tener escala global por lo que gran parte de la inversión del sector proviene desde el exterior. En el primer semestre de 2016 la IED apenas superó los US$ 100 millones. Nuevamente, esto representa un avance considerable en relación a 2015, cuando la misma había sido prácticamente nula, pero insuficiente como para dinamizar un sector que exportó por casi US$ 2.500 millones en la primera parte del año. Situación análoga se observa en la fabricación de productos químicos y plásticos, rama industrial compuesta por grandes jugadores mundiales: una inversión inferior a los US$ 70 M no alcanza a motorizar una rama que vendió US$ 2.000 millones al exterior durante el período bajo análisis.

Considerando lo expuesto hasta el momento, las industrias más beneficiadas por la política oficial todavía no muestran una atracción significativa de capitales foráneos. No obstante, cabe destacar que estas decisiones no se toman de un día para el otro, por lo que esto no implica que la situación no mejorará en el futuro.

El cambio de paradigma no es sencillo

Las cuentas relacionadas con la IED mostraron una mejoría en el primer semestre de 2016, producto de la flexibilización de las restricciones cambiarias y la apertura del financiamiento externo. Sin embargo, los montos registrados están lejos de motorizar un proceso de desarrollo.

La transición de un modelo cuyo pilar era el consumo a uno basado en la inversión no se realiza instantáneamente. Si se apura este proceso, una caída profunda en la demanda tendrá efectos nocivos sobre la variable que se quiere dinamizar. Es que la inversión no está determinada sólo por la seguridad jurídica, sino que también desempeñan un papel clave las ganancias esperadas, que dependen de la evolución de la demanda.

Además, las altas de interés observadas en los primeros meses (necesarias para unificar el mercado cambiario sin sufrir mayores sobresaltos) provocaron que, en muchos casos, la inversión financiera fuera más atractiva que la real/reproductiva.

En conclusión, si bien una economía basada en la inversión reproductiva presenta un crecimiento potencial elevado y sostenible, en la actualidad en la economía Argentina caen tanto el consumo como la inversión. Si la caída de la demanda no se frena difícilmente se logre concretar inversiones en el país.

En esta Nota