Qué se debe hacer y qué se debe evitar cuando se usa la tarjeta de crédito para no contraer una deuda inmanejable. Los cinco errores más comunes que se cometen.
La cantidad de transacciones realizadas con tarjetas de crédito en el país durante 2017 aumentó más de un 8% mientras que el volumen de ventas, es decir la cantidad de dinero que se gastó, ser incrementó en un 30%. En los primeros meses del año, el consumo con tarjetas continuó su tendencia de crecimiento y tuvo un aumento mayor al 3% interanual, según informes del BCRA y la Cámara de Tarjetas de Crédito y Compra.
Todos estos datos demuestran que gran parte de la población recurre a este método de pago que, si se utiliza de manera errónea, puede llevar a incurrir en deudas difíciles de pagar. Una práctica muy común financieramente es realizar solo el pago mínimo de la tarjeta, que se estima ronda el 5% del total del gasto, sin considerar los intereses que se generan y que pueden aumentar en un 70% el monto final.
En este sentido, y para que la gente no caiga en un problema de sobreendeudamiento, Rodrigo Nadal, director de Resolvé tu deuda, detalla los cinco errores más comunes entre las personas que utilizan de manera errónea su tarjeta de crédito.
Usar el plástico como un ingreso extra
Esto se presenta entre quienes olvidan que las tarjetas son un instrumento de pago en la que se presta cierta cantidad de dinero bajo la promesa de que se devolverá posteriormente. Al no tener esto en cuenta, muchas personas consideran la línea de crédito como un ingreso regular, lo que afecta la percepción real de su capacidad de pago.
Pagar una tarjeta con la otra
Lamentablemente, muchas personas intentan resolver un problema de endeudamiento pagando la deuda de una tarjeta con otra o con un préstamo personal. Esta situación podría generar un efecto bola de nieve cuyo resultado sería una deuda aún más grande que la primera.
Adquirir más tarjetas de las que se pueden pagar
Identificar los hábitos de consumo, así como los ingresos con los que cuenta el titular, les permite dimensionar cuáles son los límites de su condición económica. Sin embargo, muchas personas deciden sacar tarjetas porque es fácil hacerlo, sin contar con la disciplina ni la capacidad financiera para mantenerlas bajo control.
No saber cómo funciona una tarjeta de crédito
La educación financiera en cuanto al uso de los plásticos incluye desde poder leer un estado de cuenta hasta entender qué significan conceptos como el CAT y sus implicaciones en el costo del crédito. No obstante, la mayoría de los titulares no adquieren una tarjeta como resultado de una decisión meditada, consciente y dirigida a obtener un mejor rendimiento de sus recursos, sino que lo hacen de manera impulsiva.
No hacer uso de un presupuesto
No saber cuánto se gana y en qué se gasta es un mal hábito que afecta todos los aspectos de las finanzas personales. Esta situación podría agravarse cuando se dispone de una tarjeta, ya que, si no se tiene una buena administración del dinero propio, es probable que la situación se agrave cuando se adquiere un crédito.