Por Daniel Sousa / Los sitios web de delivery ya están en el país y compiten fuerte entre ellos. Firmas argentinas, colombianas, españolas y chilenas apuestan a ganar mercado.
En los semáforos, en las puertas de restaurantes y tiendas, también desde las pantallas de publicidad exterior. Una explosión de colores vivos (rojo, amarillo, naranja, verde en múltiples tonalidades) inundó la ciudad en los últimos meses. La invasión no se detiene, avanza lenta pero inexorable, y cruza las calles a la velocidad de un rayo. La batalla del web-delivery llegó finalmente a la Argentina.
Con el desembarco de nuevos jugadores en este sector a partir de 2016 y el reacomodamiento de aquellos con experiencia previa en el mercado local, el fenómeno de la ‘uberización’ de los repartos, que ya se venía dando en países como Brasil y México, cobró impulso y desató una puja en la que cada empresa busca recortarse para sobresalir. La tecnología las iguala, por lo que es en la especialización donde cada una de ellas halla un diferencial para pelear la plaza. A través de compañías como Rappi, Treggo, PedidosYa, Mercadoni y Glovo hoy se puede comprar y recibir casi todo en materia de gastronomía y aprovisionamiento general, y valerse también de un asistente para delegar tareas como la compra de un regalo, el pago de un impuesto y el envío de llaves o documentos.
El jugador más antiguo del mercado, PedidosYa, lleva nueve años en el país. Históricamente su foco ha sido concentrar en su plataforma los pedidos a restaurante con delivery propio, recibidos a través de tres vías: web, app y mobile web. “Era un modelo de marketplace como el de Mercado Libre, que junta a compradores y vendedores”, grafica Valeria Landi, Managing Director de la compañía. Hasta enero último, la empresa no intervenía en la forma en que el vendedor le hacía llegar el producto a su cliente. Pero este año lanzó su propio servicio de logística, lo que “nos permite brindar una respuesta rápida y eficiente armando pools de órdenes para varios restaurantes cercano”, comenta Landi. Una salida ideal para los locales que no cuentan con servicio de reparto, y también para aquellos que sufren al tener que mantener una flota de motos a disposición en sus locales. Bajo esta nueva modalidad, PedidosYa sumó marcas como Lucciano’s, Le Pain Quotidien y T.G.I. Fridays, cadenas que al momento no contaban con su propio delivery.
FAVORES. Con la premisa de “cambiar la forma en que la gente se conecta con sus compras cotidianas”, Rappi llegó al país desde Colombia. A la posibilidad de poder comprar desde comida hasta productos en supermercados y tiendas especializada mediante una app, le suma lo que denomina ‘Rappi Favores’, esto es, encargos como acercar algo a un familiar, pasar a buscar un cargador de celular olvidado o comprar una bolsa de hielo para la reunión con amigos de esta noche.
“Lo considero el emprendimiento más disruptivo en Latinoamérica”, se ufana ante Fortuna Matías Casoy, Country Manager de la compañía. “Podemos llevar cualquier cosa en menos de 35 minutos. Incluso estamos entregando comida en un promedio de 28 minutos contados desde que se realizó el pedido hasta que el repartidor toca el timbre de la casa”. Para lograrlo, la firma cuenta con más de 400 comercios aliados entre los que figuran McDonald´s, Volta, Rapa Nui, Guapaletas, Carne (la hamburguesería del cheff Mauro Colagreco). Gracias a una reciente alianza con Cencosud, las compras de hasta ocho ítems en los supermercados del grupo llegan al destinatario en un término de 35 minutos y sin gastos de envío. Si se trata de una compra mayor se puede coordinar el horario de entrega. Rappi opera actualmente en los barrios de San Telmo, Puerto Madero, Microcentro, Recoleta, Barrio Norte, Palermo, Las Cañitas, Belgrano y Villa Crespo, y en los próximos 45 días estará activo en Núñez, Caballito y Vicente López.
BENEFICIOS. En casi todos los casos, los clientes de menos de cuarenta años son mayoría. “Early adopters”, los llama Fernando Bosio, gerente general de Mercadoni; gente dispuesta a probar los beneficios que le brindan las nuevas tecnología. Un 58% de los pedidos a Mercadoni los realizan mujeres y la edad promedio es de 25 años. También nacida en Colombia, basa su modelo de negocio ciento por ciento en los supermercados. Hace dos meses, la firma anunció un acuerdo con Walmart para comercializar sus productos en toda la Capital, con entrega asegurada en menos de dos horas, con los mismos precios que en la tienda física y replicando las promociones y descuentos del local. El servicio abarca también otras tiendas de abastecimiento como vinerías, fábricas de pastas y hasta una pañalera.
“El ingreso de nuevos jugadores forma parte de un proceso natural que se está dando en la región”, entiende Bosio. “El caso paradigmático en este sentido es Estados Unidos, donde conviven una empresa como Instacart, con el foco puesto en los supermercados, con Postmates, dedicada en trasladar cualquier cosa de un punto a otro. Es muy positivo que el usuario tenga la posibilidad de probarlos todos”. Mercadoni entrega actualmente más de 200 órdenes diarias y aspira a llegar a las 20.000 órdenes mensuales el próximo año. Una red de casi 400 pilotos atiende los pedidos a pie, en bicicleta, en moto o en auto.
EFECTIVO. En el caso de Glovo, la compañía española que desembarcó en la Argentina en enero pasado, “el valor agregado es que no nos enfocamos en uno u otro rubro sino que el límite lo pone la imaginación del consumidor”, se enorgullecen decir Matías Gath, gerente general para la Argentina y Uruguay. La tecnología que utiliza la empresa debió ser adaptada a las necesidades puntuales de nuestro medio. “El índice de pago en efectivo es todavía muy alto acá, demasiado como para llegar sin tener esa opción. Entre el 60 y 70% de las transacciones se realizan en efectivo”, explica, marcando la diferencia con Europa, donde el efectivo ya casi no se usa. A diferencia a algunos de sus competidores, los tiempos de entrega no son su punta de lanza. “Si pedís una persona que haga una gestión en tu nombre, no sabemos cuánto puede demorar”, justifica Gath. Entre los casos más singulares recuerda a alguien que pidió un glover para tocarle el timbre a un empleado que se había quedado dormido. “Por trabajo tuve que viajar a Barcelona y quise ir a comer a un restaurante en el que hay siempre mucha espera. De las diez personas que tenía adelante mío en la fila, siete eran glovers haciendo la cola por otra persona”, se sorprende. La firma cuenta actualmente con un plantel de 1.400 repartidores.
VELOCIDAD. De capitales argentinos (son seis socios, de los cuales tres trabajan activamente en el emprendimiento), Treggo se presenta como una plataforma integral de pedidos urgentes para e-commerce, pymes y grandes empresas. “Cuando arrancamos, en 2016, ni siquiera estaba Uber en el país. Al no haber nada parecido fue difícil comunicarlo. Hoy que hay más jugadores, los consumidores se animan un poco más”, admite Guido Holzstein, socio y director de Operaciones. Documentación y paquetería (indumentaria, autopartes) rankean primeros en cuanto al tipo de envíos, todos realizados en motos, autos o minifletes. Operan en toda la Capital y el Conurbano, y realizan unas 40.000 entregas anuales. “La principal propuesta de valor que tenemos es la velocidad”, precisa el directivo. “El promedio de traslado es de 15 a 20 minutos. Una cosa es pedir una moto en Palermo y otra distinta es pedirla en San Martín, Lanús o Moreno. A las empresas localizadas en esas zonas les resulta difícil conseguir algo rápido”, sostiene.
Fortuna: ¿Qué habría que esperar después de esta eclosión?
Holzstein: En este negocio, a la corta o a la larga, siempre hay una plataforma que termina quedándose con la mayor parte del segmento. Es por el funcionamiento normal del mercado: uno no puede tener setenta aplicaciones en el teléfono para un mismo servicio. Es un poco lo que pasó con PedidosYa, que entró a competir con empresas como Sin Imanes y terminó comprándolas. El desafío es alcanzar ese lugar de privilegio.
Fortuna: Uber está siendo muy resistido. ¿Ustedes han sentido algo parecido en algún momento?
Holzstein: Uber tiene varios problemas que nosotros no tenemos. Por empezar, no es una empresa registrada en la Argentina, por lo cual no paga los impuestos que corresponden. Nosotros sí, y entregamos factura A, lo que es importante porque al trabajar para empresas, si no estuviésemos registrados el negocio sería inviable. Por otro lado, no tenemos los problemas que ha tenido Uber con los taxistas. Trabajamos con mensajeros que hoy ya trabajan por su cuenta y a los que les damos una herramienta más para incrementar sus ingresos. Los mensajeros nos quieren porque no les restamos trabajo sino que les sumamos.