Qué asusta a los inversores si ganan los K

Por Mario Rodríguez Muñoz / El kirchnerismo y el peronismo dan muestras de su desprecio por la seguridad jurídica, un insumo clave para los inversionistas.

Redacción Fortuna

Los inversores no son ángeles que llegan al país con dádivas generosas para solucionar los problemas argentinos a cambio de nada. Tampoco son demonios que nos vienen a robar las riquezas. Los inversores son personas u organizaciones que lo que buscan es un beneficio, cuanto más alto, mejor, por disponer parte de sus ahorros en un país o en una empresa. Es una de las verdades de Perogrullo del capitalismo.

Piense por un momento, amigo lector, deje de lado el nacionalismo, la argentinidad al palo, y póngase en el lugar de ellos. Si usted dispusiera de unos pesos de más (pocos o muchos) que quisiera que no pierdan valor sino que le den un beneficio, ¿invertiría en un país como la Argentina que están planteando el kirchnerismo y el Peronismo?

Puede que sí, puede que no. Porque estamos acostumbrados a los desbarajustes. Tanto, que parece que no nos sorprende casi nada.

Pero los extranjeros tienen en la mira algo que es clave para ellos y para cualquier hombre de negocios que tenga apetito por invertir en el sistema financiero de países muy asociados al riesgo, como la Argentina. Y ese algo es la seguridad jurídica.

Un inversor puede arriesgarse a perder o ganar con su apuesta, pero, ¿qué hace si no sabe si le van a devolver lo que le pertenece en la misma moneda en que decidió invertir?

El primer paso en mostrar un escenario de inseguridad jurídica lo dieron tres jueces peronistas de la Corte Suprema (más una jueza que sigue en el cargo violando la Constitución Nacional) cuando pidieron el expediente del juicio que comenzó esta semana contra la expresidente Cristina Fernández y dejó de lado “una jurisprudencia que se ha mantenido a lo largo de muchísimos años conforme a la cual, ella (la Corte) interviene exclusivamente cuando le llega un recurso ante el dictado de una sentencia definitiva”, según explicó el constitucionalista Daniel Sabsay.

Más allá que después confirmó que el juicio se hacía igual, luego de las presiones sociales y de medios de comunicación y sectores políticos, la pregunta de cualquier inversor sería: ¿voy a recuperar mis activos si la cabeza de la Justicia no respeta su propia jurisprudencia y las leyes? No es casual que en el juicio que se lleva en EE.UU. contra YPF, el presidente Donald Trump se haya inclinado porque la causa siga en los tribunales de su país, desoyendo el pedido argentino de hacerlo en tribunales de estas pampas.

Luego se vio la desconfianza en las reuniones que mantuvo Axel Kicillof en Estados Unidos, donde los potenciales inversores con los que se reunió le mostraron buenos modales y mucha desconfianza. No le creyeron.

El golpe final como para que los inversores desconfíen más de la seguridad jurídica que se puede imponer de ganar Fernández-Fernández, lo dio el propio candidato a presidente: el Fernández proclamado candidato a presidente por Fernández, su vicepresidenta.

Una fue cuando dejó de lado el tono de maestro de jardín para amenazar a los jueces. “Vamos a tener que revisar muchas sentencias judiciales”, dijo, olvidándose de que hay separación de poderes y que eso corresponde al Poder Judicial. De lo que no se olvidó fue de amenazar (no pude encontrar otro sinónimo que expresara la acción con certeza) al Consejo de la Magistratura y que muchos magistrados deberán dar explicaciones por “las barrabasadas que escribieron para cumplir con el poder de turno”. ¿Oyarbide seguirá cenando tranquilo en Estilo Campo de Puerto Madero o estará escondido en algún sauna de Río de Janeiro por las dudas? Nunca se sabe.

También Alberto Fernández se quejó de que habrá que negociar con el FMI si llega al Gobierno por la deuda con el Fondo para refinanciar los vencimientos porque “las deudas con el FMI están protegidas: uno no puede hacer quitas o esperas. Lo único que puede hacer es refinanciar en el tiempo pagando más intereses”.

¿O sea que tiene en mente hacer quitas con bonos soberanos en manos de particulares, que sí podría hacer? Él lo niega, pero es creíble cuando también afirma que “la historia cuenta que vinimos a pagar las deudas que siempre tomaron otros. Las hemos pagado en los términos que nosotros nos comprometimos a pagar”. No sé qué incluirá ese nosotros, ya que el default de 2001 lo declaró un presidente peronista, el gobierno de Cristina tuvo un “default técnico”. La deuda con el Club de París se pagó toda, de una vez, sin quitas. La estatización de Aerolíneas entró en un juicio millonario, a pesar de que no iba a “costar un peso”, como dijo el no creíble Kicillof, y la de YPF sigue su causa judicial en EE.UU. por miles de millones de dólares.

Si gana Fernández-Fernández o el Peronismo si se presenta, ¿qué seguridad jurídica pueden esperar los inversionistas, extranjeros y locales? Piénselo, amigo lector. Es hora de que la Argentina entre en el siglo XXI de una buena vez y no vuelva a retroceder en cuatro patas a 1940.