Por Diego Nagy* / En el primer trimestre del año, la Argentina recibió 186 millones de ciberataques. Qué hacer para evitar el hackeo en épocas de pandemia.
Desde hace unos años, la palabra ciberseguridad ha tomado cierto protagonismo y hoy resuena aún más desde la llegada de la pandemia, por el aumento de los ciberataques.
En medio de un significativo aumento en el consumo de acceso a Internet y la tecnología en general, producto del aislamiento social y las políticas de trabajo remoto aplicadas por varias organizaciones, nos enfrentamos a un escenario donde se multiplican la cantidad de ataques digitales con el objetivo de obtener, modificar y eliminar datos sensibles de los usuarios y de las compañías.
Sin embargo, la protección de datos privados y el control y monitoreo ante posibles amenazas no reciben la atención necesaria por parte de las empresas hasta que se encuentran con un ciberataque. La modalidad home office expuso la situación corporativa de muchas organizaciones de cara a la adopción de procesos de transformación digital: hubo quienes pudieron adaptarse al nuevo escenario, pero otras compañías postergaron la decisión al punto de verse tremendamente afectadas por la falta de mecanismos de protección de su información.
En este contexto, los ciberdelincuentes se aprovechan de la multiplicidad de usuarios online, las videoconferencias, eventos online y hasta de procesos como el e-commerce para acceder a información sensible. De acuerdo con un informe realizado por Threat Intelligence Insider Latin America de Fortinet, Argentina sufrió más de 186 millones de intentos de ciberataques en el primer trimestre del año.
Somos testigos de cómo los ciberataques son una amenaza que no cesa y que crece a medida que cada vez más dispositivos se conectan a la red. Los datos personales son uno de los objetivos principales de los ciberdelincuentes y con la consolidación del Internet de las Cosas (IoT) y la multiplicación de dispositivos conectados entre sí obtenemos grandes ventajas como usuarios, pero debemos ser conscientes de que disfrutamos de esta tecnología relegando la seguridad de nuestros datos a un segundo plano.
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De este modo, elementos comolos aparatos de videovigilancia, loswearablesy los populares altavoces y asistentes virtualespara el hogar suponen un riesgo para la privacidad. Y esto sucede en la mayoría de sectores.
Evitar vernos expuestos a grandes riesgos como hackeos o cualquier robo de datos e identidad comienza con la prevención y la concientización, principalmente cuando no disponemos de las medidas de seguridad comunes de las empresas en nuestras redes domésticas. Muchos de los incidentes son causados por errores humanos o desconocimiento, facilitando el “trabajo” de los delincuentes. Las compañías, sin importar el rubro, el tamaño o cualquier otra característica, no están exentas de ser víctimas de este tipo de ataques y el peor error que pueden cometer es creer que no tienen información que pueda ser atractiva para los delincuentes.
En este aspecto, no es necesario un gran presupuesto o conocimientos específicos para operar online de manera segura.La seguridad cibernética comienza con pequeños pasos que podemos aplicar aun desde nuestra casacomo cambiar con regularidad las contraseñas y no memorizarlas con algún dispositivo electrónico, evitar conectarse a redes públicas, actualizar los servicios antivirus y descargar sólo programas y archivos de origen conocido.
También debemos tener en cuenta la capacitación de los empleados que trabajan remoto sobre amenazas como phishing (suplantación de identidad) y sitios web maliciosos para saber cómo detenerlos. En este sentido, es muy importante no dar información confidencial por Internet como tarjetas de crédito, direcciones o información de la empresa. E incluso, en las redes sociales algo tan simple como evitar exponer los logos de la compañía o instituto educativo nos permite ser precavidos ante las malas intenciones de los hackers. Cada descuido es un dato muy valioso para que los ciberdelincuentes elaboren un perfil de su futura víctima.
Desde el comienzo de la pandemia, Argentina ocupa el tercer puesto de América Latina de países con más amenazas digitales, según el último informe de riesgo de PC global de Avast 2020. Es necesario trabajar con la tecnología apropiada, pero debe combinarse con educación y concientización en todos los niveles de las organizaciones y sociedades. Resulta fundamental asesorarse con expertos en servicios de seguridad perimetral y administrada para garantizar la integridad de las redes e información primordial.
*Director Consultoría y Diseño InterNexa Argentina