El buitre esta más cerca de lo que pensamos

Paradójicamente, el gobierno se queja de que le están haciendo lo mismo que él les hace a los jubilados y a los tenedores de pesos. Al buitre lo carroñea otro buitre. El único que la sufre en serio es el ciudadano no político. Galería de fotosGalería de fotos

Redacción Fortuna

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Por Federico Rouco

Esta es la historia de Andrés, Benjamín y Federico. Para hacerlo más simple, A, B y F.

Hace muchos años, A estaba muy mal económicamente, no llegaba a fin de mes y necesitaba plata para comer. La llevaba como podía, pero termino endeudándose a niveles que superaban lo que, en algún momento, podría haber sido sensato. Pero bueno, era lo que necesitaba. Tenía que comer, ¿no?

B era amigo de A. Era uno de los que le solía prestar plata muy seguido y A le devolvía como podía. Así fue por mucho tiempo, hasta que A perdió el trabajo. A, igualmente, tenía otras formas de pagarle a B lo que le debía, pero todos sabían que, a largo plazo, era insostenible. Con el tiempo, B fue necesitando plata, y sabía que A iba a tardar mucho en pagarle, si es que en algún momento le pagaba. Entonces, hablo con F, un conocido del laburo que le ofreció comprarle los papelitos que A le había firmado reconociendo la deuda, aún sabiendo que había muchas chances de nunca cobrar eso, porque se sabía que A estaba por quebrar. Cuando A quebró definitivamente, B le vendió todos sus papelitos de deuda a F, quien podía bancarse la espera hasta cobrar, cuando la situación se normalizara.

Llegado el momento, A aviso que no le iba a pagar nada a ninguna de las personas que le habían prestado plata, dentro de los cuales estaba B. Fue algo muy festejado por todos sus amigos. Algo difícil de entender. B, de última, no se quedó sin cobrar, ya que pudo recuperar algo de lo que le prestó a A, al venderle el papelito a F y cederle el derecho de cobro.

Durante unos años, esto siguió así: A no le pagaba a nadie y nadie le prestaba a A. Eran momentos de “vivir con lo nuestro”, como dirían amigos de A. A los 3 años de esto, A dispuso que le iba a pagar a los que le habían prestado, pero solo un porcentaje de lo que éstos prestaron. Así, muchos aceptaron, ya que necesitaban la plata para poder continuar con sus proyectos y demás cosas. Pero algunos, los que tenían mayor espalda para no aceptar esta oferta, como F, pudieron rechazar esta oferta porque, más allá de que ellos hayan pagado poco por los papelitos de deuda, tenían la idea de que A se comprometió a pagar un cierto monto, el cual debe ser reconocido y que, si alguien acepta menos, bien por ellos, pero F no tiene por que aceptar.

F no es amigo de A. No se conocen. No tiene porque concederle nada. Capaz que B hubiera sido más compasivo, pero no estaba obligado, hubiera sido algo voluntario, muy valorable, pero no necesario.

A le fue pagando el porcentaje arreglado a todos los que acordaron ceder parte de su deuda con tal de recibir algo. F no recibía nada porque ellos esperaban cobrar el 100%  de lo que, en su momento, A recibió. Es decir, cuando A estuvo pasando un mal momento, acudió a la gente que le podía facilitar recursos. Cuando A estuvo ya en pie, no honró esas deudas. El resultado de esto, más allá de su relación con B y F, fue que ya nunca nadie le quiso prestar plata a A, porque no estaban seguros de poder cobrar lo que prestaban. A se encontró con que nadie confiaba en ellos y que, ante el primer síntoma de problema económico, le dejaban de prestar o le prestaban bajo condiciones altamente desfavorables.

F no estuvo de acuerdo con este comportamiento y llevo el tema a juicio, donde ganó, alegando que le corresponde cobrar el 100%.

Como se puede ver de esta historia entre tres amigos, A y F salieron beneficiados. A recibió, en su momento, tanto dinero como necesitó pero, a la hora de pagar, solo pago una fracción. F le compro a B el derecho a cobrar la deuda, quien se lo quería sacar de encima y, entonces, lo vendía a valores muy por debajo del real. A su vez, F cobró el 100% de la deuda. Por último, esta B, el más perjudicado. Prestó dinero cuando se le pidió y después fue totalmente bastardeado. Como siempre, el que tiene menos espalda, sale más perjudicado.

Hasta ahora, nada muy complejo, pero si a esta historia la contamos con A como Argentina, B como los Bonistas y F como los Fondos buitres, cambia un poco la percepción de la gente ante esto.

Hay que aceptar que la deuda fue heredada por el gobierno actual, pero eso era algo que se sabía cuando se postularon para llegar a la presidencia. Es decir, si se iban a estar quejando del tema, ni se hubieran postulado. Asumí y hacete cargo.

El problema es que hay en el imaginario colectivo un poco de épica nacionalista que acepta que el gobierno no honre parte de sus deudas. Esto genera problemas por varias razones:

1) Primero y principal, este razonamiento es erróneo porque lleva a la dicotomía de buenos y malos teniéndonos a nosotros como buenos y al imperialismo capitalista yanqui como malo, cosa que no tiene sentido. El que no está cumpliendo con su parte del trato es el Estado argentino.

2) Segundo, refleja el doble estándar de la sociedad, que se pone en contra cuando esta en el lugar del deudor (A los fondos buitres les paga el gobierno, al que le pagamos nosotros. Es decir, a los fondos les pagamos nosotros.), pero cuando se es acreedor, caso de los jubilados o cualquier otro, nunca aceptaría que le paguen el 65% si ellos prestaron el 100%. Es lógico que nadie acepte que se le pague menos, pero no es coherente quejarse si alguien reclama el 100% cuando está en todo su derecho.

3) ¿Está bien, moralmente, lo que hacen estos fondos? Es discutible pero irrelevante. El mundo no se rige por lo que está bien moralmente. En mi opinión, si alguien se comprometió a pagar algo, lo debe hacer. De no hacerlo, está cometiendo actos moralmente incorrectos. Pero más allá de mi opinión, incumplir compromisos deja consecuencias económicas severas al que incumple.

4) Por último, lo mas preocupante es que los que apoyan que el gobierno no le pague a los fondos, alegando la actitud carroñera que están teniendo los fondos, ni se inmutan ante los juicios que los jubilados le hacen a la ANSES. Los jubilados, al no poder esperar para cobrar sus deudas, terminan aceptando términos de pago altamente desfavorables para poder cobrar algo antes de morir. Ahí, cuando los jubilados están en sus últimos años y necesitan especialmente el dinero que aportaron toda su vida, ahí es cuando aparece el gobierno a ofrecerles una miseria, o ni pagarles. Ahí, como carroñeros, como si ellos mismos fueran los buitres.

Como siempre, el gobierno va a salir bien de esto porque, de una u otra manera, se le va a terminar pagando, o no, pero los políticos van a seguir con su vida, con sus sueldos altísimos, con sus jubilaciones de privilegio. Los fondos van a haber embargado al país o van a haber cobrado por las buenas. Las que nunca salen bien de estas cosas son las personas: el que aportó a las AFJP; el que aporta actualmente al sistema estatal de jubilaciones y que ve cómo, cada dia, dicho aporte se usa para calmar al dólar blue; el que no puede conseguir trabajo porque se invierte cada vez menos en Argentina… básicamente, la persona común.

Es necesario entender que el buitre existe porque hay carroña. Si no existieran los animales semi-muertos con los cuales el buitre se alimenta, este se moriría de hambre y desaparecería. Análogamente, si no existieran los países que defaultean, no habría negocio en comprar sus deudas para especular. Quejarse de que existen los buitres es válido, pero no soluciona nada. Es como quejarse de la existencia de la pobreza sin proponer soluciones. Muy lindo para la tribuna, pero no aporta nada. Para que el buitre deje de tener poder, debemos dejar de entrar en default, pagar la deuda y dejar de endeudarnos irresponsablemente. Una vez que el gobierno entienda esto, los buitres no serán una amenaza. Un país como Argentina, por ejemplo, que sistemáticamente genera déficits fiscales, va a estar incurriendo en nueva deuda todo el tiempo. En esta década cambió el acreedor principal. Dejó de emitirse deuda externa, en parte, para endeudarse internamente con la ANSES y el BCRA.

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Paradójicamente, el gobierno se queja de que le están haciendo lo mismo que él les hace a los jubilados y a los tenedores de pesos. Al buitre lo carroñea otro buitre. El único que la sufre en serio es el ciudadano no político. Y bueno, ladrón que roba a ladrón…

Federico-RoucoFederico Rouco es estudiante de Economía de la UCA y de la University of Leeds, Reino Unido. Es investigador adscripto en el Centro de Investigación Aplicada de la Escuela de Negocios de la UCA e Integra el Grupo Joven de la Fundación Libertad y Progreso.

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