Ante el agotamiento del modelo, las nuevas víctimas de su rigidez son los trabajadores en el sector privado. Las cifras del INDEC son altamente preocupantes.
Argentina está en recesión: Yo lo sé, usted lo sabe y el INDEC LO admite (Acá, nota al respecto). Ahora bien, ¿en dónde impacta esto? Bueno, una recesión impacta en un sinfín de variables económicas, sociales y psicológicas, por lo que sería imposible abarcarlas a todas, pero hay una que comprende estos tres enfoques y que es el corazón del día a día de una sociedad: el empleo.
El empleo es clave para entender el estado de ánimo de una sociedad. Cuando el empleo empieza a ser una preocupación, se potencia cualquier miedo que pudiera estar encubierto. En Argentina nos estamos encontrando antes un escenario bastante complejo: Cada vez hay menos gente ocupada y esto, ante un escenario de default, no es esperanzador. Al primer trimestre del 2014, tiempo antes de que explotara el juicio con los fondos buitres, la tasa de desempleo era de 6,9%. No es una tasa alta, pero sí parece alta cuando se tienen otras cuestiones en consideración. Por ejemplo, la cantidad de gente que trabaja o que se encuentra buscando un trabajo, la Población Económicamente Activa (PEA de aquí en más) se encuentra en el menor nivel desde 2003, tomada como porcentaje de la población total. Esto significa que hay mucha gente que ya ni siquiera está buscando trabajo, lo cual es preocupante. A comienzos de año, 17 millones de personas conformaban la PEA, representando un 42,6% de la población. (VER GRÁFICO)
Más allá de ser preocupante porque muestra que la gente empieza a dejar de buscar trabajo, otra consecuencia negativa es que se subestima la tasa de desempleo, al calcularse sobre una base menor y no como consecuencia de una menor cantidad de gente desempleada. Así es que el empleo registrado en el primer trimestre del año es mayor que el que hubo en solo 3 de los últimos 8 trimestres, mostrando una caída de casi 250.000 puestos de empleo versus el nivel de empleo que hubo a lo largo de todo 2013, donde la cantidad de empleados registrados fue estable. Si la PEA no hubiera descendido, hoy el desempleo seria de 8,4%. Peor aún, si a la gente desempleada se le sumara la gente subocupada, representaría un 16% de la PEA.
Por otro lado, la proporción empleada de la población, también se encuentra en valores muy bajos. En este caso nos tendríamos que retrotraer al año 2005 para encontrar un nivel parecido. Al comienzo de la década, y hasta hace unos años, se podía ver el rol de la inflación en impulsar a la economía. Pero esto solo funciona en el largo plazo y hasta que los individuos modifican sus expectativas. Desde 2011 en adelante, la tasa de empleo viene cayendo aunque los precios aumenten cada vez más. Entre 2011 y 2014, la tasa de empleo pasó de 43,4% a 41,4%. Esta caída puede no parecer alarmante, pero refleja una caída de dos puntos porcentuales en la cantidad de gente que trabaja. (VER GRÁFICO)
El trabajo y la inversión son la base del crecimiento y del desarrollo. Estos objetivos deberían ser de todos e ir más allá de las ideologías. El Kirchnerismo parece que propone su ideología y que espera que la realidad económica y social se adapte a ella. En el medio, los argentinos vemos como se destruyen puestos de empleo. Si, el Kirchnerismo tuvo una época donde creaba empleo, pero también la tuvo el Menemismo. Uno de los errores principales de este último fue proponer siempre lo mismo, creyendo que el contexto no cambia los resultados. El Kirchnerismo viene cometiendo ese mismo error. Ojala el final no sea el mismo.
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Federico Rouco es estudiante de Economía de la UCA y de la University of Leeds, Reino Unido. Es investigador adscripto en el Centro de Investigación Aplicada de la Escuela de Negocios de la UCA e Integra el Grupo Joven de la Fundación Libertad y Progreso. Twitter: @fgrouco