Por Patricia Valli / Paola Quain |El sciolismo y el macrismo evalúan una moratoria para captar algo de los US$ 200 mil millones que están fuera del sistema. El massismo apunta a los dólares declarados.
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La necesidad de dólares de la economía puso a los candidatos a pensar en captar inversiones externas y en una vuelta a los mercados, flancos que necesitan un tiempo de maduración y señales previas. Por eso, sus equipos analizan en silencio un nuevo intento para captar los dólares de los argentinos en el exterior y fuera del sistema, los que se guardan en el “colchón” o versiones mejoradas, como las cajas de seguridad.
Según las estimaciones de los economistas, hay más de US$ 200 mil millones fugados y guardados por fuera del sistema. Los asesores del candidato por el Frente para la Victoria, Daniel Scioli, aspiran a captar una parte con una exteriorización de capitales, mejor conocida como “blanqueo”, que implique la declaración tanto de dólares como de pesos, en el exterior y en el país. “Sería al principio y por un plazo determinado de tiempo”, explicaron en el entorno del gobernador bonaerense.
Entre los equipos que trabajan para el PRO están divididos en torno de una iniciativa de ese tipo: uno de ellos impulsa un blanqueo, pero otros no parecen conformes. Un asesor confirmó que el tema se estudia, y otros confirmaron que la cuestión todavía se debate.
“El blanqueo es una decisión que excede lo económico y que ocupa el plano de las señales políticas y éticas que da un gobierno que lo implementa. Hay que pensar el momento y condiciones para ver si tiene posibilidad de ser exitoso o no. Un blanqueo muy exitoso puede apreciar demasiado el peso. ¿Qué impuestos deberían pagar quienes blanquean?”, planteó el diputado por el PRO Federico Sturzenegger sobre el análisis que hacen los equipos de Mauricio Macri.
En el massismo no hablan de blanqueo sino de captar la masa de dólares en blanco que fueron retirados de los bancos, que asciende a unos US$ 30 mil millones, según los cálculos del ex presidente del Banco Central Aldo Pignanelli.
“No somos amigos del blanqueo. Sí de un régimen de atracción de capitales para inversiones, con desgravaciones impositivas de Ganancias futuras, por ejemplo. Un blanqueo tiene que ser muy selectivo, muy específico, porque si no se abre a que entren fondos del narcotráfico”, detalló el economista del Frente Renovador de Sergio Massa.
“La Argentina encabeza la lista de los países de la región que tienen más dinero en el exterior con US$ 1.300 per cápita off-shore. Esto no es un fenómeno de los últimos años”, señaló el titular de la Procelac, Carlos Gonella, que avaló el uso de estos instrumentos porque más allá de la evasión inicial, “se busca el bien común, que es la entrada al sistema de dinero”.
Desde la vuelta de la democracia, los blanqueos mostraron resultados dispares. Según recuerda César Litvin, presidente del Instituto Tributario Argentino, en 1986 la “amnistía” del gobierno de Alfonsín “permitió que crezca la actividad económica”. En 1992 y 1993, Domingo Cavallo y Carlos Tacchi (AFIP) establecieron las alícuotas para el blanqueo en “el 2% para quienes realizaban las operaciones ese mismo año y se encarecían a medida que pasara el tiempo, lo que aceleró el ingreso”, relató Litvin.
En 2009, de los US$ 150 mil millones que se esperaba conseguir, ingresaron apenas unos US$ 4.300 millones, con alícuotas del 8% para las cuentas en el exterior, 6% para bienes no declarados en Argentina, 3% para la inversión en títulos públicos y 1% en inmuebles. El blanqueo que comenzó en 2013 y aún está vigente pretendía captar US$ 4 mil millones, pero sólo recaudó la mitad (ver aparte).
“Para que un proceso de exteriorización de capitales tenga éxito debe ser simple en su aplicación, permitir el blanqueo de cuentas, inmuebles y pesos. Pero hoy sólo aceptan divisas. Lo importante es distinguir dinero sucio y negro”, agregó el tributarista.
Nota publicada en la edición impresa del Diario Perfil Nº1023
