En el mismo edificio conviven la consultora de Alfonso Prat-Gay y la de su secretario de Finanzas, Luis Caputo. Y ahora llegó Fábregas.
Por Paola Quain (*)
Un elegante edificio de la calle Arroyo en el barrio de Retiro podría ser el centro neurálgico de las decisiones económicas más importantes del tiempo que se avecina. Debajo de una arboleda robusta, a la altura de 894, la fachada se reduce a un portero eléctrico y una puerta que divide la vereda de la atenta mirada del encargado de seguridad. Después del hall, un antiguo ascensor de rejas negras, rodeado de escaleras de mármol, se convierte en la columna vertebral del edificio que tiene dos oficinas por nivel.
Allí pueden confluir no sólo el ministro de Economía próximo a asumir, Alfonso Prat-Gay, quien eligió el sexto piso para la consultora Tilton y que dirigió hasta el momento con Pedro Lacoste, su número dos en la cartera de Economía a partir del 10 de diciembre. En su amplio despacho, la bliblioteca aterna títulos como Inflation Targeting con portarretratos familiares, algunos elementos de oficina y una placa que reza su nombre.
También habita la misma dirección el flamante secretario de Finanzas, Luis Caputo, quien tiene una participación en Tilton y también es dueño de otra gestora, Axis, con oficinas poco más abajo, en el tercer piso. Además de la buena relación y suma confianza que lo une con el futuro responsable de la cartera de Hacienda, Caputo es un ejecutivo que cuenta con una visión muy positiva de sus pares. Axis es una sociedad gerente de Fondos Comunes de Inversión (FCI), una de las especialidades de Caputo, quien estuvo a cargo de la Intermediación de bonos y acciones en JP Morgan, antes de ocuparse de mercados emergentes en Deutsche Bank.
Allí lo acompañan, Carlos Planas, que pasó por las mismas entidades y fue parte del directorio del Rofex, Fernando Iribarne ex Standard Bank y director de Alpargatas SAIC y Clarisa Estol, quien fue CEO de IRSA y Cresud y vicepresidenta en Adeba e IDEA.
Caputo es CEO y fundador de LC Advisor, también una sociedad gerente de FCI, pero con sede en San Francisco y la particularidad de ser una compañía cuyo objeto único es la administración de estos instrumentos en la Argentina.
Desde allí, el secretario de Finanzas entrante trabaja sobre la causa entre el país y los holdouts, antes de viajar la semana próxima con el mediador, Daniel Pollack, para retomar el diálogo. Posiblemente lo acompañe el embajador ante los Estados Unidos, Martín Lousteau, que por esas casualidades de la vida, dirigió APL Economía hace largo tiempo atrás en la misma dirección.
Caputo y Prat-Gay, comparten el edificio con quien fuera un peso pesado en el sistema financiero, el ex presidente del Banco Central, Juan Carlos Fábrega, quien instaló su oficina hace unos meses en el octavo piso, en donde es asesor económico después de haber tomado un descanso luego de su desplazamiento de la autoridad monetaria en octubre de 2014, y haber sido desplazado por Alejando Vanoli, quien hoy evalúa su continuidad en el cargo.
Por estos días, en la tranquilidad de la calle Arroyo, por donde abundan las panaderías gourmet, Fábrega se reúne con sus clientes lejos del ruido de la City. De ahí las versiones de un diálogo entre el Prat-Gay y Fábrega, dos ex presidentes del BCRA, aunque en el entorno del mendocino aseguran que no hubo una reunión formal entre ambos y resaltan que el ex funcionario está tranquilo y conforme con su actividad privada.
Tensiones en el Banco Nación
El Banco Nación transita una nueva semana de indefiniciones sobre su futuro. El desembarco de Carlos Melconian al frente de la entidad más grande del país se resumió apenas en un escueto diálogo con Enrique Arceo, vicepresidente de la institución y resposable de la misma desde el alejamiento de Juan Ignacio Forlón.
Hasta el momento, Melconian mantuvo una breve conversación con Arce lo mismo sucedió con el gerente general, Raúl Duzevic, donde no se adelantó cuáles serán los próximos lineamientos de la entidad.
En las segundas líneas, crece la preocupación por la decisión tomada por el directorio en la última reunión, donde se aprobó un pedido de financiamiento al Tesoro por $ 22 mil millones. Todavía resta la aprobación del BCRA, pero en la entidad los técnicos temen el efecto que podría tener sobre el balance de la entidad. Dudan si será Alejandro Vanoli o Federico Sturzenegger quien lo decida.
