Diez historias insólitas detrás del furor por el blanqueo

Desde empresarios con “valijas llenas de dólares” hasta familias que “descubrieron bienes”, casos increíbles de una sociedad que ahorra sin bancos y lejos de la ley.

Redacción Fortuna

Pasarán a la historia como parte del largo listado de anécdotas que dejó el blanqueo de capitales más importante que tuvo la Argentina y con el tiempo se convertirán en mitos urbanos, relatos de contadores que fueron testigos necesarios de casos extraños, ridículos y graciosos del régimen de exteriorización que todavía no ha finalizado.

Lo había advertido Alberto Abad, titular de la AFIP, cuando señaló que: “Hay un impacto social, una lectura sociológica de todo esto” y los profesionales consultados por PERFIL ratificaron con detalles el mundo que descubrieron con las confesiones de sus clientes anónimos.

1 Vírgenes. Un empresario, tercera generación liderando la compañía decidió blanquear. Ni él, ni su padre, ni su abuelo habían formalizado nada de la firma. Había que hacer todo desde cero, blanquear los empleados también, todo el capital estaba repartido en cajas fuertes e inmuebles. Lo sorprendente fue tener que tramitarles hasta las tarjetas de débito, ayudarlos con los usuarios de home-banking, explicarles cómo se consultan los saldos, que se necesitan claves y cómo funciona un cajero automático, porque para ellos lo único que existió siempre fue el efectivo.

2 Subte por BMW. Un hombre de 50 años quería exteriorizar un par de millones de dólares, un pez gordo con muchos contactos y varias vueltas por el mundo. En medio de los cortes de calle por las protestas que tuvieron lugar en diciembre en la Ciudad, dejó lejos del estudio contable su BMW. Después de dar sus datos se fue pero volvió a los 15 minutos: pidió que alguien lo acompañe al subte porque no sabía tomarlo ni pagarlo. Un contador abonó el viaje con su tarjeta SUBE.

3 Blanquear a morir. Una mujer tenía oculta del fisco una propiedad muy grande en Punta del Este. Decidió ingresar al blanqueo y dio todos los papeles como ticket de compra y escritura a un contador con décadas en la profesión. Semanas después el hombre murió, y la mujer descubrió que el fallecido había declarado todo a su propio nombre. Un nuevo estudio analiza cómo presentar el caso en la Justicia y los pasos para recuperar la vivienda.

4 Los ex. Después de una separación muy conflictiva, un hombre de 45 años consultó a un contador si podía blanquear un departamento. Al dar más detalles en la consulta, dijo que se trataba de una vivienda que había sido comprada hace muchos años en conjunto con su ex mujer, donde ella vivía ahora con dos pequeños hijos. El contador lo echó del estudio al ver que era un plan para dejarlos sin hogar aprovechando el sinceramiento fiscal.

5 A lo López. El dueño de una pequeña empresa textil que finalmente ingresó al blanqueo en la última semana de octubre, tenía todo su capital en efectivo, pero no sabía cuánto era. El contador le pidió contarlo en el estudio y el hombre llegó con cinco pesadas valijas. El portero preguntó quién se mudaba, nadie le respondió.

6 Curioso. Un señor que quería saber si podía blanquear US$ 50 mil y el contador dedica dos horas explicando detalles del régimen de exteriorización, el plazo de inmobilización del capital, todo. Finalmente el hombre le dijo que no tenía el dinero, que sólo quería saber para charlar con sus amigos.

7 Préstamo. Una pareja que quiso blanquear capital en los Estados Unidos a último momento pero su banco norteamericano no permitía girar fondos desde su cuenta. Tampoco los aceptaron en Uruguay. Para pagar la penalidad tuvieron que sacar un préstamo personal.

8 Inquietud de hijo. Un matrimonio con bienes en Punta del Este y Estados Unidos blanqueó solamente lo que tenía en Uruguay. Aparecieron en el estudio el último día de diciembre para sincerar un 80% más de que lo habían ingresado. Los llevó su hija a los gritos preocupada por la herencia.

9 Memoria. Una familia sinceró una cuenta por día en los últimos 10 días de diciembre. Ante el hartazgo del contador que les pidió hacer todo de una vez, respondieron: “Son las cuentas que nos vamos acordando”.

10 Mellizos. Hermanos mellizos querían blanquear una propiedad que era de los dos, pero solamente a su propio nombre, sin que el otro supiera. Pero hicieron la consulta en el mismo estudio contable que detectó la operación y la dio de baja. “Pensaba que habíamos visto todo”, dijo el profesional de los números.

Por Paola Quain | Esta nota fue publicada en la Edición Impresa del Diario Perfil.