Qué pasará cuando China entre en recesión

Por Kenneth Rogoff* / Una recesión en China, amplificada por una crisis financiera, representaría la tercera pata del superciclo de deuda que comenzó en EE.UU en 2008.

Redacción Fortuna

Cuando China finalmente tenga su recesión inevitable- que casi con certeza se verá agravada por una crisis financiera, dado el apalancamiento masivo de la economía-, ¿cómo se verá afectado el resto del mundo? En un momento en que la guerra comercial del presidente norteamericano, Donald Trump, está afectando a China justo cuando el crecimiento ya se estaba desacelerando, la pregunta no es banal.

Las estimaciones típicas, por ejemplo las que aparecen en las evaluaciones del riesgo país del Fondo Monetario Internacional, sugieren que una desaceleración económica en China afectará a todos. Pero el dolor agudo, según el FMI, estará más concentrado y confinado regionalmente de lo que estaría si hubiera una recesión profunda en Estados Unidos. Lamentablemente, ésta podría ser una simple expresión de deseo porque el efecto en los mercados de capital internacionales podría ser inmensamente mayor de lo que sugerirían los vínculos de los mercados de capital chinos. Más allá de lo inquietos que puedan estar los inversores globales por las perspectivas de crecimiento de la rentabilidad, un golpe al crecimiento chino empeoraría mucho más las cosas. Si bien es cierto que Estados Unidos sigue siendo por lejos el mayor importador de bienes de consumo final, las empresas extranjeras, de todos modos, siguen beneficiándose con inmensas ganancias por las ventas en China. A los inversores hoy también les preocupan las crecientes tasas de interés, que no sólo desalientan el consumo y la inversión, sino que también reducen el valor de mercado de las empresas (particularmente las firmas tecnológicas), cuyas valuaciones dependen marcadamente del crecimiento de la rentabilidad en el futuro. Una recesión china, una vez más, podría empeorar la situación.

Aprecio el pensamiento keynesiano habitual de que si una economía en alguna parte se desacelera, esto reduce la demanda agregada mundial, y por lo tanto ejerce una presión a la baja sobre las tasas de interés globales. Pero el pensamiento moderno es más matizado. Las altas tasas de ahorro asiáticas en las últimas dos décadas han sido un factor importante en el bajo nivel general de las tasas de interés reales (ajustadas por inflación) tanto en Estados Unidos como en Europa, gracias al hecho de que los mercados de capital asiáticos subdesarrollados simplemente no pueden absorber constructivamente los ahorros excedentes.

El ex presidente de la Reserva Federal de Estados Unidos Ben Bernanke solía decir que este fenómeno tan estudiado era un componente clave del “exceso de ahorro global”. En consecuencia, en lugar de conducir a tasas de interés reales globales más bajas, una desaceleración china que se propague por Asia paradójicamente podría derivar en tasas de interés más altas en otras partes.

*Profesor en Harvard University,

fue economista jefe del FMI de 2001 a 2003.

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