El economista Miguel Bein, consultor estrella del gobernador bonaerense, contó a PERFIL cuál es la tesis económica del sciolismo para combatir la inflación.
Quién iba a decir que uno de los últimos gestos de lealtad del sciolismo hacia el Gobierno lo protagonizaría un economista. Miguel Bein, asesor estrella del gobernador bonaerense en su aspiración presidencial, esperaba estoico hace diez días en la puerta del salón principal del Sheraton Pilar, donde tuvo lugar la 20ª Conferencia Industrial. Ya había disertado, pero deambuló 15 minutos aguardando a un cronista para una nota: era el de la Televisión Pública.
Ese día, el propio Bein afirmaba a PERFIL la nueva tesis económica detrás de la campaña sciolista:
* Si hay acuerdo con los fondos buitre en un corto plazo el año que viene, la economía puede crecer cerca de 3% y el oficialismo se impone en primera vuelta;
* Sin acuerdo, pero con el plan raspando-la-olla, que incluye el canje de monedas con China y las licitaciones de 4G, la economía podría crecer alrededor de 1% y Scioli “hacer una muy buena campaña”. Otros analistas piensan distinto, y creen que no hay escenario con los fondos buitre que pueda generar una salida rápida de la recesión.
Plan. Ahora bien, más allá de los pronósticos que puedan ser más o menos certeros, el último informe de Bein & Asociados incluye una rareza que podría ser tomada como el primer esbozo de lo que haría Scioli en caso de llegar a la presidencia. Da “cinco pautas” para bajar la inflación (“bajar la nominalidad y corregir precios distorsivos”, dice), que están bastante lejos de lo que es el corazón de las políticas del kirchnerismo:
Ser “gradualistas” en un programa “para bajar la inflación en cuatro años” y llegar a “una tasa anual de un dígito”. “Cada año los precios, los salarios y el tipo de cambio nominal deben moverse a una velocidad menor a la del año anterior”, indica y especifica que lo ideal sería que descendiera de cinco en cinco.
Intervenir en las negociaciones salariales y en las remarcaciones (“arbitraje de la puja distributiva”, señala).
Mantener “la tasa de interés que remunera el ahorro en pesos del público debe ser mayor que la inflación”, subraya.
Establecer “una regla fiscal según la cual la tasa a la que crece el gasto siempre será algo más baja que la tasa a la que crece la recaudación de impuestos”.
Fijar que el tipo de cambio siga la productividad y la inflación.
