Los empresarios, más politizados en el cierre del mandato de CFK

Divulgan opiniones sobre políticas públicas y se acercan al Congreso. Defensa propia y “modelo chileno”. Macri y De Narváez.

Redacción Fortuna

Por Jairo Straccia (*)

Cuando el Foro de Convergencia Empresarial (FCE), una agrupación de cámaras sectoriales nacida a fines de 2013, presentó esta semana un documento sobre “El rol del Estado y el buen gobierno republicano”, terminó de confirmarse un fenómeno forjado por el kirchnerismo: la politización de los hombres de negocios. El hecho de que dueños y gerentes de empresas hayan plasmado en un paper opiniones sobre la concentración de poder, la corrupción, la pobreza o los decretos de necesidad y urgencia, entre otros temas, es el último eslabón de una cadena que incluyó productores agropecuarios congresistas tras el conflicto con el Gobierno en 2008, el salto de un lobbista industrial como José Ignacio de Mendiguren al Parlamento de la mano del massismo o la próxima incursión del titular de Shell hasta el 30 de junio, Juan José Aranguren, en la arena política, cerca de la alianza PRO-UCR.

“Tenemos la obligación de participar, y no lo habíamos hecho”, dice Miguel Blanco, presidente de IDEA y uno de los rostros visibles del FCE, impulsado también por la Cámara de Comercio de Estados Unidos y la Asociación Empresaria Argentina (AEA), con fuerte presencia del Grupo Clarín, cuya relación con la Casa Rosada se rompió hace siete años. “Tenemos que hacer un reconocimiento a la Mesa de Enlace, que expresó en su momento mucho más que una queja agrícola”, se confesó Jaime Campos, de AEA. “Tuvo mucho impacto en el empresariado”, ahondó. “Antes de productores somos ciudadanos”, resalta Luis Etchevehere, titular de la Sociedad Rural, otra de las cerca de sesenta cámaras que se empezaron a juntar al calor del triunfo de Sergio Massa en las legislativas 2013, que terminaron con el proyecto reeleccionista de Cristina Kirchner.

El propio kirchnerismo había impulsado un “empresariado militante” con agrupaciones como La Gelbard, donde dirigentes de pymes manifestaban su adhesión al modelo de protección estatal. Con el fin de ciclo a la vista, otro sector de los empresarios, con grandes compañías locales y multinacionales a la cabeza, recogió el guante. El grueso, en parte, porque evaluó que años de silencio y sumisión reditúan menos que la agremiación y el debate público.

“Principalmente, esta asociación de empresarios se da porque creen que los va a beneficiar personalmente, pero también empieza a haber una idea de bien común”, arriesga Alejo Cantón, titular de Vistage, que nuclea a 3 mil CEOs y dueños de empresas. En una reciente encuesta, de hecho. Vistage encontró que la segunda mayor demanda sobre qué trabajar en la organización es “cómo incidir en políticas públicas”. “Nos estamos pareciendo más al modelo chileno, donde los empresarios son parte del debate público, y hasta hubo un presidente, como Sebastián Piñera”, señala. En el actual escenario electoral, un reflejo puede ser que pelea el primer lugar un ex gerente e hijo de empresario como Mauricio Macri, mientras mide muy bien en las encuestas otro accionista de varias empresas y ex dueño de Casa Tía, como Francisco de Narváez.

(*) Este artículo fue publicado en la edición N° 993 de Diario Perfil.

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