El gigante Glencore reclama a los Luksic, la mayor fortuna chilena, que retiren residuos ubicados en la Argentina por un “mapa erróneo”.
Por Jairo Straccia (*)
No es la final de la Copa América, pero otro ‘Argentina-Chile’ se está jugando en la frontera entre ambos países. Es entre dos gigantes de la minería y por un clásico binacional: una cuestión limítrofe. La multinacional Glencore, que opera en nuestro país Bajo de la Alumbrera, denuncia a la mina Los Pelambres, propiedad de la familia más rica de Chile, los Luksic, por haber depositado residuos contaminantes en campos de su proyecto Pachón, en San Juan. La compañía trasandina asegura que basó su operación en un mapa “erróneo” del Instituto Geográfico Militar de 1985 según el cual el límite está al menos un kilómetro y medio más al Este de lo que realmente está.
El resultado: Glencore presentó una demanda multimillonaria contra Los Pelambres para que retire la escombrera Cerro Amarillo (acumulación de residuos mineros), que tiene el tamaño de unas cinco canchas de River con más de 50 millones de toneladas de roca. Además, le exige que se haga cargo de los daños y perjuicios y rehabilite el lugar. El trámite cursa en la Justicia Federal de San Juan, donde además inició una querella penal contra los directivos de la compañía, por violación de las leyes de residuos peligrosos, dado que la escombrera –según los denunciantes– habría empezado a contaminar cauces de agua cercanos. “Es una obra ilegal”, dicen en Pachón, y remarcan que el juez dictaminó “hace tres meses, adoptar medidas ambientales precautorias” aunque los demandandos “no han hecho absolutamente nada”.
Fuentes cercanas a la causa aseguran que nunca estuvieron en duda los trazos de la frontera en esa zona, por lo que podría suponerse que la firma chilena cometió un error o bien se aprovechó de ese mapa equívoco para colocar los restos mineros en una zona más cercana a la explotación, para hacer así más rentable el negocio.
Los Andes. Los Pelambres produce a 3.600 metros unas 350 mil toneladas de cobre fino por año. Arrancó en 2000 y calculan su vida útil hasta 2100. Es propiedad en 60% de Antofagasta Minerales, encabezada por el empresario Andrónico Luksic, cuyo holding, Grupo Luksic, es la mayor fortuna de Chile, con US$ 13.500 millones, según el ránking Forbes 2014. Desde Antofagasta Minerals aseguraron a este diario que “organismos chilenos autorizaron la construcción y la operación” y que por ende desarrollaron el negocio “en el entendimiento de que estaban actuando en Chile”. Aseguran además que en la escombrera no hay residuos, sino “roca inerte” y que tiene un proceso de cierre de mina previsto, y se ofrecen a llevarlo a cabo como parte de una “solución técnica al conflicto”. “La única solución definitiva admisible es la remoción de la escombrera”, subrayan en Pachón. En Pelambres, además, sostienen que según estudios científicos “no se ha generado contaminación de ningún tipo”. Pero en la causa, sin embargo, Glencore sumó otros dos informes ambientales en los que aparecen signos de acidificación del agua cuencas de ambos países. San Juan, además, intimó a Pachón por daño ambiental.
Sólo retirar los escombros podría costar unos US$ 200 millones. A eso habría sumarle el daño y la reparación.
La escombrera ocupa hoy parte de los terrenos de Pachón, un megaproyecto de 170 mil onzas de cobre sin desarrollar por Glencore, pero que de ponerse en marcha tendría una vida útil de treinta años.
El conflicto está escalando a tal punto que Luksic, también en la mira por un crédito a una firma de la nuera de Michelle Bachelet, contrató a la ex canciller Soledad Alvear para tratar de revertir el fronteragate.
(*) Este artículo fue publicado en la edición N° 1005 de Diario Perfil.