Argentina - Brasil: Una relación inestable

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Redacción Fortuna

dante-sicaOpinión. Por Dante Sica * | Está claro que Brasil venía planteando que la Argentina deje de poner licencias no automáticas y tratando de recuperar la certidumbre con respecto a la los plazos. El principal objetivo del Planalto era poner en línea la idea de que esas licencias intra Mercosur generan un aumento del proteccionismo y mayores roces. Sin embargo, lo máximo que ha conseguido el presidente Luiz Inazio Lula Da Silva es que el Gobierno argentino determine que no se van a exceder los 60 días desde el momento en que la licencia se está pidiendo. En ese sentido, hubo algún tipo de avance. Por el contrario, la idea de ir desmantelando, o por lo menos que no crezcan, el número de restricciones al comercio es todavía una asignatura pendiente. En este punto, la Argentina no dio señales de que vaya a cambiar su postura. La reunión entre la Presidenta Cristina Fernández de Kirchner y el primer mandatario brasileño distendió algo la relación y aflojó un poco las tensiones pero, en la medida en que persistan estas restricciones comerciales, para los próximos años se pueden preever cortocircuitos entre ambos países en materia de comercio bilateral.

En cualquier caso, creo que el problema excede el tema de las restricciones y barreras. En los últimos ocho años la administración Lula colaboró muy sólida con la Argentina y dió una señal muy fuerte para que haya acuerdos de restricción voluntaria por parte de los industriales brasileños. Hubo un enorme apoyo para el país en momentos en que se estaba saliendo de la crisis local y tratando de recuperar la industria nacional. En cambio hoy, los márgenes de maniobra del gobierno de Lula para aceptar que sus industriales sigan dando un paso al costado, mientras que la Argentina produce un desvío del comercio casi involuntario hacia China se acortan. A esto hay que sumarle la imposición de medidas unilaterales del Gobierno nacional, que si bien están dentro de la legalidad de la OMC, no cumplen con los plazos y se extienden indefinidamente. Por otro lado, Brasil entra en un período de elecciones que reduce los márgenes de actuación del Gobierno.

Hace unos años que el Mercosur está en un nivel de equilibrio muy bajo, donde las relaciones se han bilateralizado y no hay avances en materia de unificación o el armado de una unión aduanera. En este contexto, si bien no se puede hablar de una parálisis, de facto hay un estancamiento. Quizás, lo que viene por delante es una reflexión sobre cuál es el aspecto societatis que hoy existe para seguir avanzando en esta construcción común, al menos en la medida planteada cuando se creó el Mercosur en 1991.

* Ex secretario de Industria y director de Abeceb.com

21/11/2009

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