Reactivación con inflación, ¿reivindicación de Phillips?

Redacción Fortuna

Opinión. Por Juan Carlos de Pablo * |

Durante el primer trimestre de 2010 el nivel de actividad económica aumentó de manera significativa, luego de la recesión sufrida el año pasado, en tanto que la tasa de inflación (bien medida) se ubicó cerca del incómodo 3% mensual.

A juzgar por sus acciones, la estrategia del Poder Ejecutivo parece ser “con tal que siga reactivando la economía me banco la mayor tasa de inflación”. ¿Es ésta una buena base decisoria para quien tiene hoy la máxima responsabilidad ejecutiva? ¿Es una buena base decisoria por parte de cada uno de nosotros?

La literatura económica se ocupó de esta cuestión a partir de 1958, gracias a un trabajo publicado por el neocelandés Alban William Housego Phillips, quien luego de algunas vicisitudes llegó a Inglaterra y, a partir del análisis realizado sobre los datos del referido país durante el período 1861-1957, postuló la existencia de una relación inversa, no lineal, entre la tasa de desempleo de la mano de obra y la tasa de variación de los salarios nominales. La versión gráfica de dicha relación, denominada “curva de Phillips”, fue transformada en la siguiente propuesta: “si quiere que el PBI crezca más rápidamente, esté dispuesto a aceptar una mayor tasa de inflación”, y durante la década de 1960 se constituyó en el broche de oro de la macroeconomía de corto plazo.

A fines de la década de 1960, de manera independiente y utilizando esquemas complementarios, Milton Friedman y Edmund Phelps sostuvieron que la relación inversa entre tasa de desocupación y tasa de inflación, era transitoria, no permanente. En otros términos, el efecto de la política económica expansiva sobre la tasa de desocupación sólo duraba mientras las expectativas inflacionarias de la población se ajustaban a la nueva realidad.

La curva original de Phillips fue reemplazada por un conjunto de curvas, cada una referida a una diferente tasa esperada de inflación. La curva de Phillips “siguió rotando”. Subproducto de la aplicación de la hipótesis de las expectativas racionales al análisis macroeconómico, Robert Lucas mostró que también en el corto plazo la curva de Phillips era vertical, lo cual quiere decir que cuando el gobierno no puede sorprender a la población de manera sistemática, ni aún en el corto plazo las políticas expansivas pueden disminuir la tasa de desocupación. Y en su conferencia Nobel, Friedman planteó la existencia de una curva de Phillips de pendiente positiva, asociando mayores niveles de tasa de inflación con suficiente desorganización económica, como para finalmente terminar aumentando la tasa de desocupación.

En algún lugar de este desarrollo corresponde incluir la tesis doctoral del argentino Rubén Almonacid, aprobada en 1971 en la Universidad de Chicago, donde los individuos son claramente racionales pero su accionar genera un conjunto de curvas como las de Friedman y Phelps, porque elajuste a la nueva realidad, aunque percibido de inmediato, toma su tiempo porque realizarlo de manera instantánea resulta muy costoso.

¿Cómo podemos utilizar todo este material para entender lo que está ocurriendo en la Argentina hoy? El Poder Ejecutivo claramente está tomando sus decisiones como si en nuestro país, ahora, la que rige es la versión original de la curva de Phillips. El nivel de actividad económica está recuperando por razones que nada tienen que ver con el accionar oficial, como el hecho de que la vida sigue, el clima aumentó la producción agropecuaria y también subió la demanda mundial por nuestros productos, pero también como consecuencia de que, entre marzo de 2009 e igual mes de 2010, el gasto público primario subió 38%.

Durante el primer trimestre de 2010 la tasa de inflación (bien medida) fue de más de 8%, un nivel preocupante en sí mismo, y más con que le queda a la oposición. Esta, a su vez, reza para que la bomba le explote a las actuales autoridades.

Esta temporalidad es importante, porque es difícil encontrar personas que, aquí y ahora, piensen que la versión original de la curva de Phillips es relevante. Porque esto implicaría pensar que los argentinos, a pesar de toda nuestra inteligencia y nuestra experiencia, ignoraríamos permanentemente en nuestras decisiones la tasa de inflación actual y la esperada.

En cambio “la biblioteca” está dividida cuando preguntamos si la transitoriedad de la curva de Phillips, de la que hablaron Friedman, Phelps y Almonacid, se verificará antes o después que los argentinos vayamos a las urnas en octubre del año próximo.

Lo que sí está claro es que el Poder Ejecutivo no va a adoptar ninguna medida en el plano antiinflacionario, porque su idea política y también económica pasa por expandir de manera significativa el gasto público, financiándolo… como sea (recaudación impositiva, préstamos del Banco de la Nación Argentina, ganancias del Banco Central, etc.).

Si éste es el accionar previsto del Poder Ejecutivo, la toma de decisiones de cada uno de nosotros tiene que basarse, no en el conocimiento de si la situación económica va a “explotar” antes o después de las elecciones, sino en qué hacer con los riesgos implícitos en el hecho de que, como para el oficialismo el conflicto no existe, seguirá metiéndole presión a la demanda agregada, no importan las implicancias inflacionarias.

Las consecuencias son achicamiento del horizonte decisorio, aumento de la puja distributiva y -eventualmente- agotamiento de la reactivación económica. Phillips, finalmente, no será reivindicado, pero nadie sabe cuánto durará su actual “reinado”.

* Economista. Columnista de Revista Fortuna.

30/4/2010

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