El poder de la palabra

Redacción Fortuna

Cómo la comunicación corporativa puede impulsar las ventas y ganancias de una compañía. Los peligros del silencio.

La comunicación es un hecho fundante de las relaciones que se entablan, mantienen y fomentan a través de ella. Dado que numerosos factores interactúan en su producción, el acto comunicativo es mucho menos simple de lo que parece, sobre todo cuando se efectúa entre sujetos sociales complejos, como públicos, instituciones,

gobiernos, reparticiones, etcétera.

En la Argentina, son muchas más las empresas que hablan acerca de sus productos que las que lo hacen acerca de sí mismas. Esto sucede principalmente porque saben que deben publicitarlos para venderlos, pero las cosas no terminan allí, porque cuando se dice quién está detrás de tales productos, se aumenta el beneficio comercial, al tiempo que se pueden prevenir las amenazas a las que se esta expuesto.

Con frecuencia, muchas personas adoptan una actitud casi obsesiva con respecto a resaltar las diferencias que existen entre la publicidad de producto y la publicidad institucional. Desde luego que las hay, pero son más de forma que de fondo. Sucede que por concentrarse excesivamente en las diferencias, olvidan analizar lo más productivo. Esto es, cómo se potencian mutuamente para la obtención de objetivos globales.

El mercado actual se caracteriza por ser altamente competitivo. Los numerosos productos que en él existen conducen a una saturación informativa tal que generan

confusión e indiscriminación entre genéricos, lo que en definitiva se traduce como ruido.

Los consumidores están cambiando constantemente sus parámetros de elección y hábitos de compra. Las empresas, por su parte, han de innovar permanentemente

en sus métodos de comercialización. Toda empresa tiene que hacerse oír, comprender y diferenciar. Pero esta necesidad trasciende a una mera necesidad de comercial.

Cada firma se gesta sobre la base de determinados propósitos. Para alcanzarlos deberá, sin duda, relacionarse con diversos público. Una empresa tiene el deber de comunicar. Se lo debe a sus públicos y a sí misma. Ha de tenerse en cuenta que toda ausencia de comunicación no es no-comunicación, sino comunicación negativa. Toda conducta es comunicación.

Una empresa manifiesta diversos comportamientos, ya sea relacionándose con su personal, colocando productos en el mercado, distribuyendo, atendiendo a sus clientes, publicando avisos, pagando o no sus impuestos, etc. Todos esos comportamientos son portadores de un mensaje; ya se a en forma explícita o implícita, todos ellos comunican. La nocomunicación es sinónimo de no-conducta, y tal cosa no existe. Cuando una empresa opta por la no-comunicación, en verdad está haciendo comunicación negativa, lo que significa vivir muy cerca de la muerte. Por eso mismo, las empresas no deberían mostrarse reticentes a hablar. Todo vacío de comunicación será llenado, y es muy posible que no se lo haga con elogios.

27/8/2009

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