La red inalámbrica de la próxima generación abordará la evolución más allá del internet móvil, y alcanzará al Internet de las Cosas masivo hacia el 2020.
Es el sucesor del 4G en materia de conectividad y se espera que salga al mercado a fines del 2019, a más tardar en el 2020. Permitirá alcanzar velocidades de 10 Gbps, de 10 a 100 veces mejor que las redes 4G y 4.5G. Asimismo, esta nueva tecnología no solo permitirá alcanzar mayor velocidad de conexión (se podría descargar una película HD al teléfono en menos de tres segundos) sino que podrá soportar hasta 100 veces más dispositivos conectados que los que soporta el 4G.
Otra ventaja fundamental para los usuarios es que reduce a apenas un milisegundo la latencia (el tiempo que transcurre entre que se emite una orden y se ejecuta la respuesta). En el caso del 4G es de 100 milisegundos. También, reduciría el consumo energético en hasta un 90% y, entre otras cosas, extendería la vida útil de las baterías. Además, se espera la batería en los dispositivos IoT (Internet de las Cosas) de baja potencia tenga una duración de hasta 10 diez años.
Estas bondades que promete el 5G tendrán una mayor relevancia en la internet de las cosas. Para que todos los dispositivos del hogar estén conectados y "dialoguen" entre sí sin interferencias es trascendental el arribo de esta nueva tecnología.
Eso sí, habrá que comprar un nuevo teléfono. La buena noticia es que a diferencia de lo sucedido entre el 2009 y el 2010 cuando se introdujo el 4G, esta vez se lanzarán los teléfonos 5G solo cuando las nuevas redes estén listas. Es muy probable que la fecha de lanzamiento sea a finales de 2019. Por ahora solo hay algunos prototipos y modelos experimentales para poner a prueba la infraestructura incipiente de la futura red.
Tanto a nivel mundial como local, algunas empresas comenzaron a realizar demostraciones públicas sobre su funcionamiento. Tal es el caso de Orange, AT &T, T-Mobile, Verizon y Movistar.
