Grobocopatel, ¿o rei da soja?: por qué gana más en Brasil

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Redacción Fortuna

El presidente de Los Grobo explica su expansión en Brasil, donde ya tiene la mitad de sus negocios. Cómo aumentó su facturación. Habla de la soja, las trabas al comercio exterior, la falta de reglas claras y duraderas, y de lo que se necesita para que el país crezca.

Por Patricio Ballesteros Ledesma

En un momento en que las relaciones comerciales entre la Argentina y Brasil obligan a reuniones bilaterales de ambos presidentes y sus ministros, y en el que el desembarco de empresas brasileñas es moneda corriente, Gustavo Grobocopatel refuerza sus inversiones en el país vecino y asegura: “Estamos comprando algunas empresas de servicios en nuevas regiones de Brasil y seguimos por ese camino”.

Los últimos movimientos y viajes del empresario de Carlos Casares han ido en este sentido, en el de buscar financiación y apoyos en su nuevo mercado central, Brasil, donde a partir de este año espera concentrar el 50% de su facturación, que redondeó los u$s 800 millones en 2009. No es un dato menor que, en 2008, las ventas de todo el grupo fueron la mitad, sólo u$s 400 millones. Por eso, el también director de Bioceres y de la Asociación Empresaria Argentina (AEA) vendió el 25% de sus empresas en u$s 100 millones a un grupo de 70 familias brasileñas hace dos años.

Y por lo mismo, este año fusionó las operaciones de Ceagro (65% del empresario brasileño Paulo Fachim y 35% del Grupo local) y Los Grobo de Brasil en una nueva compañía, Ceagro/Grupo Los Grobo, en donde sube su participación al 60% y el brasileño sólo retiene el 40%. Con una sola empresa se logra un mayor tamaño, un mejor alineamiento y simplificar las operaciones. Así, la sociedad brasileña con 400 empleados pasará a facturar u$s 350 millones y acopiar 800.000 toneladas de granos. Claramente, el futuro, incluso dicho por el propio Gustavo, está más allá de las fronteras de la Argentina.

EXPANSIÓN. En ese sentido, el grupo que lidera el ingeniero es una de las empresas de siembra que más se expandió en Brasil, en donde paso de 30.000 a 70.000 hectáreas en cultivo de la anterior campaña a la actual. Tiene su lógica, allí no hay retenciones y se incentiva a los productores a aumentar su producción, sumar más hectáreas y a pagar por las ganancias no por las ventas.

“Creo que la Argentina, con su falta de reglas claras y continuas durante largo tiempo, produce la sensación, y la certeza en muchos casos, de que es un país expuesto a shocks. Y la actitud de los actores frente a esa situación es la de protegerse frente al corto plazo y no hay mayor enemigo que ese para la inversión en innovación y en I+D, que es de largo plazo y alto riesgo”, argumenta el presidente de Los Grobo. Esa explicación es parte de la disertación que el empresario dio el lunes 31 de mayo en la Universidad Torcuato Di Tella, en el marco de una conferencia titulada “La Era de la Productividad”.

Precisamente, esa palabra encierra el secreto, o mejor dicho parte de la explicación del éxito del negocio de Los Grobo, que justamente el hijo del fundador multiplicó en forma exponencial en el país y que ahora busca con mayores posibilidades replicar en el exterior.

MÁS Y MENOS. En concreto, al mismo tiempo que el grupo crece en Brasil, y aunque Grobocopatel asegura que no está desinvirtiendo en el país, este año bajó la superficie implantada en 10.000 hectáreas en la Argentina y sumó 30.000 más en Uruguay.

FORTUNA: ¿Cómo está compuesta en la actualidad la actividad de Los Grobo entre la Argentina y Brasil, están desinvirtiendo a nivel local?

GROBOCOPATEL: No, no estamos desinvirtiendo, nosotros seguimos dedicados a la producción de alimentos y energías renovables. La plataforma que va a abastecer al mundo en los próximos 20 o 30 años es lo que hoy llamamos Mercosur o América latina; en este área, la mayor capacidad de crecimiento está en Brasil y, en menor medida, en la Argentina y Uruguay. La producción o facturación de nuestra empresa era 80% local pero a partir de 2010 es 50% brasileña. La idea es que en el futuro el porcentaje sea más representativo de la capacidad y tamaño del país vecino: un 60% de Brasil y el restante 40% compartido entre la Argentina y Uruguay.

FORTUNA: ¿Pero para este año esperaban un crecimiento nulo o incluso pérdidas en el país?

GROBOCOPATEL: No es así, estamos creciendo en la Argentina también pero el incremento es mucho mayor en Brasil y hay un foco mucho mayor para crecer allí.

FORTUNA: El conflicto con la exportación de derivados de soja a China y las importaciones de alimentos desde Brasil, ¿produjeron algún impacto en los negocios de Los Grobo?

GROBOCOPATEL: Para nada modificó nuestra actividad, porque la estrategia de la empresa la mantenemos desde hace diez años, no es un plan de corto plazo ni está vinculado con lo político. Todas estas cuestiones, ligadas al proteccionismo, son aspectos que no facilitan los procesos de intercambio y generan ruidos innecesarios para todo el mundo.

FORTUNA: En ese sentido, ¿qué perjuicios le transmiten a las operaciones del grupo?

GROBOCOPATEL: Todos estos problemas van en contra del desarrollo, la inversión, la productividad, la mejora en las condiciones para la gente y los consumidores.

FORTUNA: ¿Hacia dentro del grupo, qué cambió a partir de la asociación con inversores brasileños, consiguen apoyo estatal para financiarse?

GROBOCOPATEL: Nos dan la posibilidad de tener un socio local, que es algo estratégico para Los Grobo, y también un músculo mayor desde el punto de vista financiero. Más allá del sistema vinculado con lo crediticio, el mercado vecino tiene reglas claras que no cambian y que estimulan el comercio y las exportaciones en general.

FORTUNA: ¿Cuál es el desafío de Los Grobo en la región para los próximos meses?

GROBOCOPATEL: Consolidar nuestra empresa, estamos comprando algunas firmas de servicios en nuevas regiones de Brasil y seguimos por ese camino.

FUTURO LOCAL. Para el presidente del grupo, la Argentina debería invertir todos los años en una empresa productora de pollos, otra de cerdos, en fábricas de lácteos sofisticados, integrados al mundo, con marcas y cultura envasada. Justamente, el negocio ganadero bovino nunca fue el fuerte de los Grobocopatel y Gustavo integra una firma avícola con varios socios locales, Avex, pero a la que le cuesta mucho despegar. “Si me dejaran ganar dinero haría una Avex por año”, asegura empresario.

Lo que sí está funcionando algo más, a su entender, son los procesos de integración más básicos, cadena hacia arriba, como las industrias metalmecánica y petroquímica, pero no se logra ir cadena abajo hacia la transformación de materias primas en productos más complejos. “Me parece que las cosas hay que decirlas claramente: si a nosotros no nos permiten ganar dinero, si no tenemos rentabilidad, si no tenemos capacidad de acumular ganancias, por más que nos regalen el dinero, que nos presten a tasa cero, no lo podemos tomar porque no tenemos futuro”, concluye Gustavo Grobocopatel, como dándole voz a sus socios, aquellos inversores que producen para ganar y no que invierten porque no saben hacer otra cosa.

4/6/2010

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