El karma que afecta a quienes presiden el FMI

Con la imputación en un caso de corrupción en Francia, la titular del ente financiero se suma a lista de personajes que caen en desgracia.

Redacción Fortuna

Estaba escrito. Quizá. Después de más de tres décadas de que escándalos, tragedias y desgracias rodeen a los directores del Fondo Monetario Internacional, quien ocupe el cargo parece no tener escapatoria a un destino desafortunado. Con más o menos gracia, uno a uno fueron alcanzados por algún hecho noticioso aquellos que ocuparon el famoso cargo.

Las últimas noticias confirman no solamente que el destino es obstinado, sino que no hace distinción de género, porque Christine Lagarde, la primera mujer en encabezar la organización financiera que reúne 188 países, está siendo investigada por la Justicia francesa, acusada de “negligencia”. Lo que se le cuestiona a Lagarde es su participación en la compensación económica de unos 408 millones de euros que recibió el empresario Bernard Tapie en 2008, cuando ella era ministra de Finanzas del ex presidente Sarkozy, en 2008. En aquel momento, el gobierno galo pagó ese dinero a Tapie como reparación por las supuestas pérdidas que sufrió el multimillonario amigo de Sarkozy cuando vendió Adidas al banco semipúblico Crédit Lyonnais, en 1993.

Lagarde, que tiene 58 años, niega haber actuado mal y ya anunció que no renunciará al FMI. Será difícil que dé un paso al costado, ella nunca la tuvo fácil: asumió en el medio de la crisis mundial de 2011, y al mes se abrió la investigación que ahora resuelve que Lagarde fue negligente en el caso Tapie.

Más allá de especulaciones supersticiosas, la historia del FMI habla por sí sola. Dominique Strauss-Kahn, que precedió a Lagarde y tuvo que renunciar por un escándalo sexual en 2011: fue acusado de abusar de una mucama en un hotel de Nueva York. La trascendencia y los pormenores escabrosos del hecho fueron suficientes para incluso ser convertido en película.

Antes había sido el turno de Rodrigo Rato, que no sólo no vio venir la crisis internacional mientras estaba al mando entre 2004 y 2007, sino que luego volvió a España para presidir Bankia, y en sólo dos años la millonaria entidad se fue a la quiebra. La suerte de Horst Köhler parecía distinta; durante su mandato ascendió como figura política, y renunció al FMI después de ser candidato a presidente de Alemania. Ganó las elecciones en 2004, fue reelecto en 2009, pero un año después el karma tocó a su puerta: tras defender públicamente la presencia de tropas militares en Afganistán –aunque según Köhler fue malinterpretado–, desató la polémica y el repudio general, que lo llevaron a renunciar, algo que nunca había sucedido en la historia de su país.

La lista hacia atrás sigue con Michel Camdessus, que dimitió tras ser sospechado de blanqueo y desvío de fondos de la sede rusa del FMI. Jacques de Larosière fue involucrado en maniobras irregulares cuando dirigía el Banco Central Francés; y la lista se remonta hasta 1973, con Johan Witteveen, el más literalmente desgraciado. La suya fue una tragedia que nada tuvo que ver con sus funciones en el FMI. Su hijo Willem, su nuera y una de sus nietas murieron en julio último: viajaban en el avión de Malaysia Airlines, derribado en Ucrania.