Kicillof revocó polémicos contratos que había cerrado De Vido con una petrolera

Vía Enarsa, el ministro de Planificación había alquilado una planta de Rhasa en Campana para procesar fuel oil de Venezuela. Economía auditó y canceló los acuerdos. Galería de fotosGalería de fotos

Redacción Fortuna

Por Nicolás Gandini (*)

No son buenos días para Julio de Vido, a quien el viernes le reabrieron una causa por enriquecimiento ilícito. El ministro de Economía, Axel Kicillof, volvió a avanzar sobre la cartera de Planificación con la interrupción de otro negocio millonario: le revocó en abril los contratos firmados por Enarsa, la empresa estatal de energía, con la firma Rhasa, controlada por Horacio Sambucetti, de excelente vínculo con el funcionario santacruceño.

El ex presidente de la empresa estatal de energía, Exequiel Espinosa, firmó un contrato con Rhasa –que tras las privatizaciones de los ‘90 compró la planta de Famitol que fabricaba tolueno sintético– a fin de procesar fuel oil venezolano para las usinas eléctricas. Enarsa proveía crudo Escalante proveniente de Chubut, de tipo pesado, y pagaba cerca de US$ 400 mil mensuales por el alquiler de la planta, según indicaron a PERFIL fuentes cercanas a la empresa estatal.

Ese contrato nunca funcionó correctamente, porque Sambucetti nunca terminó de reacondicionar la planta”, explicó un operario que conoce al detalle las instalaciones, ubicadas frente a la refinería de Axion Energy (ex Esso) en Campana, sobre el puerto de esa localidad. Rhasa también tenía vigente un contrato con Cammesa –la empresa que administra el mercado eléctrico mayorista– por el alquiler de tanques de almacenamiento de combustibles. “Se firmó a mediados de la década pasada con la Secretaría de Energía, cuando se empezó a importar fuel oil y gasoil para las centrales de energía”, explicaron allegados a esa carteta, que hoy dirige Mariana Matranga, una funcionaria cercana a Kicillof.

Frente a ese escenario, Kicillof –quien desplazó a De Vido del manejo operativo de Cammesa y de Enarsa– ordenó auditar esos contratos. Esos estudios constataron severas irregularidades, que van desde la falta de auditorías de seguridad en la planta hasta el financiamiento, con dinero público, de obras que no están documentadas a favor de las empresas estatales (se instalaron más de treinta nuevos tanques). Gastón Ghiani, subsecretario de Combustibles, que hasta mediados del año pasado fue gerente de Finanzas de Enarsa, precisamente por designación de Kicillof, fue uno de los primeros en notar la precariedad de convenios con la firma de Sambucetti, quien en 2008 estuvo a punto de firmar un contrato por US$ 500 millones con la firma rusa Lukoil apadrinado por De Vido.

(*) Publicado en la edición impresa del Diario PERFIL.

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