La Argentina, frente a dos años de fuerte recesión

Por Diego Giacomini / El economista analiza el nuevo acuerdo con el FMI y el futuro económico del país de cara al año electoral.

Redacción Fortuna

Finalmente, se anunció un nuevo acuerdo entre Argentina y el FMI. El renovado pacto es muy bueno. Sin embargo, esto no implica que todo vaya a salir indefectiblemente bien.

En otras palabras, el acuerdo con el FMI no asegura la estabilización macroeconómica. Por el contrario, el pronóstico es muy reservado. El paciente continúa con severas complicaciones y, a ciencia cierta, no se sabe qué éxito puede tener el tratamiento. En este sentido, hay que tener en claro que los próximos seis meses serán muy complicados.

Por el lado del tipo de cambio, los primeros días mostraron que el mercado parecía ir en procura de la banda superior de $44 por dólar para testear al BCRA, su nueva política monetaria y al acuerdo con el FMI. En este sentido, estamos en condiciones de anticipar que el acuerdo con el Fondo no traerá tranquilidad para el mercado cambiario.

Por el lado de la inflación y el nivel de actividad anticipamos un fuerte estanflación hasta el primer trimestre 2019. La inflación interanual, que en el presente está en +34%, seguirá subiendo y sucesivamente pasará los +40% y +45%, arrimándose a +50% durante los próximos seis meses.

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Al mismo tiempo, el nivel de actividad continuará marcando fuertes contracciones interanuales con caída del PBI en torno a -4%/-5% interanual en el tercer y cuarto trimestre de 2018 y primer trimestre 2019, con lo cual en un escenario positivo el PBI caerá dos años seguidos y el nivel de actividad económica al final del gobierno de Cambiemos sería inferior al nivel de actividad económica que había dejado Cristina Fernández.

Este proceso de estanflación llevará al aumento del desempleo y la caída del poder adquisitivo del salario de aproximadamente -10 puntos por detrás de la inflación. En pocas palabras, en los próximos meses no se puede asegurar la tranquilidad cambiaria, pero sí un proceso estanflacionario en aumento que traerá crecientes tensiones en el escenario económico y social.

En este marco, el gobierno necesita una espalda que excede el acuerdo con el FMI. El pacto con el Fondo no garantiza por sí sólo surfear el escenario de los próximos seis meses.

¿Para qué sirve el nuevo acuerdo? Es útil para despejar las dudas de default casi por completo para todo 2018/2019. No es poco, pero tampoco es todo. El nuevo acuerdo con el FMI no soluciona los problemas de fondo, que son la falta de credibilidad y confianza en el actual gobierno y su plan económico. Esto último no es una hipótesis o suposición, sino la realidad.

En junio pasado se firmó otro mega acuerdo con el FMI y la credibilidad y confianza en el gobierno y su plan económico cayó en “picada” desde aquel momento. En este marco cabe la pregunta: ¿Por qué pensar que haciendo cosas similares se van a obtener resultados diametralmente opuestos?

Sin credibilidad y sin confianza, haciendo las cosas tarde, a las apuradas, mal (ajuste en un 75% vía impuestos y con el peor impuesto) y porque el mercado nos dio un coscorrón y no queda otra, las medidas que en el pasado llevaban a buen puerto, hoy muy difícilmente conduzcan a ese mismo resultado.

Las condiciones iniciales importan y mucho. Y las actuales son bastante peores que las de comienzos de 2016 y 2017. Ergo, con condiciones iniciales mucho peores, haciendo lo mismo, sólo se puede esperar peores resultados. Es decir, equilibrio fiscal primario y el control de agregados que eran virtuosos a comienzos de 2016 y 2017, muy probablemente ya no lo sean a finales de 2018.

Y los agentes económicos actúan bajo expectativas racionales. Conocen el modelo, conocen a los ejecutores y anticipan correctamente (en promedio) los resultados. El público no cree ni confía, y no descuenta buenos resultados. Y si la sociedad no anticipa buenos resultados porque no cree ni confía, lo más probable es que los resultados no terminen siendo los planeados y proyectados por el gobierno. Se termina dando la profecía autocumplida.

Y todo esto es más importante que el acuerdo con el FMI. Sin credibilidad, ni confianza y con un mal manejo político, el acuerdo con el FMI no hace magia. Adicionalmente, hay que entender que, por más que hayamos obtenido el acuerdo, la relación entre Argentina y el FMI no está en el mejor momento.

Este acuerdo llegó luego de que Argentina pusiera en práctica una estrategia de negociación inadmisible para los estándares internacionales. Cayó muy mal que el presidente de la Nación comenzara las negociaciones eligiendo presionar al FMI cuando anunció un nuevo acuerdo sin tener nada “conversado”.

Prueba de esto último es la renuncia de Luis Caputo al Banco Central. Segundo, cayó peor que dicho anuncio unilateral se hiciera sin siquiera poder cumplir y pasar la primera revisión del acuerdo, lo cual es muy negativo para las autoridades del Fondo.

Además, se incumplieron dos cláusulas muy importantes: i) la recompra de letras intransferibles y ii) el techo de la meta de inflación. El primer incumplimiento implica que no se sanea (achica) el balance del BCRA, ni se absorbe (parte) el sobrante de pesos, lo cual dificulta la política monetaria anti inflacionaria. Por otra parte, el incumplimiento de la meta de inflación confirma la inconsistencia de todo el programa económico.

En este marco, hay que tener claro que Argentina está apoyada por Christine Lagarde, titular del FMI, y Estados Unidos, pero el resto del directorio y el Reino Unido, Francia, Alemania y Japón no están convencidos de extender el respaldo a nuestro país.

Por consiguiente, Argentina no sólo deberá hacer todos los deberes fiscales y monetarios, sino también obtener los resultados planeados. Por el contrario, sin cumplir y/o con malos resultados, no se puede descartar que el Fondo corte el financiamiento. Eso se verá en 2019.

*Director de la consultora

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