Billy Reynal, la historia de un emprendedor serial

Hizo crecer a Austral Líneas Aéreas, creo dos centros de ski en Argentina, formó la cadena de hoteles Sol y le dio impulso al turismo argentino. Galería de fotosGalería de fotos

Redacción Fortuna

En 1963 Billy, siendo director y administrador general de Austral, impulsa la fusión de Ala con Austral para convertirlo en una sola línea con mayor cantidad de destinos y aprovechamiento de la flota aérea. En uno de sus viajes al Sur Argentino, del que era un enamorado por la belleza de su naturaleza, mientras pescaba con mosca en Junín de los Andes, se cruza con Cyrus Rowlett Smith. Esa noche en el Lodge, whiskies de por medio, Cyrus le pregunta a Billy a qué se dedica y este con modestia le dice que era el presidente de una incipiente compañía aérea privada. Cyrus entonces, le estrecho su mano y le dice:

--Sabes que yo también soy el presidente de una compañía aérea, American Airlines.

Cyrus estaba allí acompañado por William Hogan quien era vicepresidente y director financiero de American. De más está decir que el destino le tenía preparado a Billy este desafío. Y bien que lo aprovechó. Cyrus le ofreció los primeros 11 aviones Douglas DC6 que la compañía dejaría de usar dentro de su plan de renovación de flota.

--Te envío estos aviones y me los vas pagando a medida que te vaya bien, le dijo Cyrus.

Así fue como con esta flota de inicio y el apoyo de un empresario americano, nació la primera gran compañía privada de aviación nacional. Un apoyo de un hombre de negocios a otro, un acuerdo de palabra y un espaldarazo gigante. Con este respaldo Billy se consolida como el presidente y dueño de la compañía y se aboca a la tarea de darle los mejores 20 años de su vida.

Con visión de emprendedor, ya a cargo de Austral, detectó que los aviones que volaban a Bariloche lo hacían llenos en el verano y vacíos en el invierno. El turismo invernal y los centros de ski no existían en esa época. Así fue como con la intención de darle mayor frecuencia a este destino durante todo el año, se le ocurre que la mejor manera era crear un centro de ski en Bariloche. Para esta misión pidió el consejo de la embajada de Austria --país cuyos centros de montaña eran considerados los mejores del mundo--. En la búsqueda de un lugar ideal, decide que el Cerro Catedral, que ya tenía un pequeño cable carril instalado a finales de la Segunda Guerra Mundial, podía ser reconvertido en un centro de ski de nivel mundial. Acuerda con Parques Nacionales la explotación del espacio e invierte trayendo de Europa medios de elevación de última tecnología. Posteriormente firma un acuerdo para explotar el Hotel Catedral y crea el concepto del “Paquete Turístico”.

Así es como nace Sol Jet. La primera compañía de turismo dedicada a vender un paquete cerrado que incluía aéreo, hotel, traslados, equipamiento, clases y pases de ski. Para mantener el flujo durante el verano crea TuriSur, que ofrecía turismo lacustre con paseos por el lago Nahuel Huapi. Para entonces, Billy era el dueño de casi el 100% del flujo turístico anual a la Ciudad de Bariloche. La explosión económica de esa zona del país fue pensada y plasmada por la mente de este emprendedor apasionado y visionario, que sabía cómo moverse y rodearse de la gente correcta.

No conforme con esto, en su afán de seguir emprendiendo por los paisajes que mejor lo habían recibido, se traslada a San Martin de Los Andes que en esa época era un pequeño pueblo con menos de 5.000 habitantes y crea el centro de ski Chapelco, junto con el hotel Sol de los Andes. Al mismo tiempo expande el aeropuerto con ayuda del gobierno para que pueda recibir aviones jet de Austral. Billy desarrolla el turismo en San Martin de los Andes desde cero y lo incluye en el mapa de los grandes destinos de la Patagonia argentina. Impulsado por el éxito de Sol Jet, crea la cadena de Hoteles Sol. Sol Bariloche, Sol Neuquén y un poco más al norte el primer hotel de turismo en Iguazú: Sol Iguazú.

Entre la línea aérea Austral, la cadena de hoteles Sol, la empresa de Turismo Sol Jet, Lagos del Sur que operaba lo centros de ski y TuriSur que manejaba el turismo lacustre en la Patagonia, Billy llegó a darle trabajo a 9 mil empleados, para quieres pertenecer a ese grupo privado de avanzada era un orgullo. Los empleados que lo conocieron se sentían parte de una familia. Para finales de los años 70, su creación se había convertido en uno de los grupo económicos más grandes del país.

Austral en la aviación argentina fue una empresa precursora. El desarrollo del marketing alrededor de una marca fue fruto de su iniciativa. Muchas acciones desarrolladas por Austral salieron de la mente de Billy. Fue la única línea en el mundo en ofrecer “parrilladas” a bordo donde cada pasajero tenía acceso a un kit de parrilla portátil con carne y achuras del campo argentino. Para entonces, casado en segundas nupcias con la señora Nelly Pérez Pichon, de origen francés, conocedora de la moda y el estilo, fue la responsable de crear para la compañía toda la línea de uniformes, mucho más cercano a diseños de moda de la época que a aburridos uniformes militares. Las azafatas de Austral eran bellas y estaban vestidas de manera impecable.

Austral fue la primera compañía en ser patrocinador oficial del deporte argentino. Billy quien fue el primer empresario argentino en firmarle un contrato profesional a Diego Maradona. En la camiseta colorada de todos los jugadores del equipo se podría leer, a la altura del corazón, la palabra Austral. Fue el primer contrato de patrocinio profesional al que un club pudo acceder.

El compromiso de Billy y Austral con el deporte siguió. Carlos Reuteman en automovilismo; Roberto De Vicenzo en Golf, y Guillermo Vilas en tenis, junto a muchos otros atletas argentinos, fueron apoyados por Austral que se hizo presente en el desarrollo del deporte argentino a nivel de alta competencia.

Este fue el comienzo de una rivalidad basada en los celos empresariales y profesionales de quienes no podían ver como desde el espacio privado, una compañía podía crecer y brillar hasta llegar a opacar a la línea de bandera. En 1980, Billy entrega su empresa al gobierno militar y debe exiliarse con su familia en los Estados Unidos.

“Argentina es un país que te da mucho, y te quita todo”, dijo Billy a sus hijos antes de morir. En palabras de Gregorio "Goyo" Pérez Companc, Billy fue el mayor empresario argentino de la última época.

Fue admirado y respetado por sus 8 hijos fruto de sus 5 matrimonios. Así como creaba empresas, armaba familias. Creía en su capacidad para dar vida, y construir desde cero apoyado en el impulso de la pasión.

Hoy, que Aerolíneas Argentinas determinó que Austral deje de existir, el sueño de un creador llega a su fin y en medio de la pandemia, la noticia de esta muerte se esfuma entre los cientos de miles de otros muertos, a los que enterramos sin poder darles cristiana despedida.

Antes de ingresar al mundo de la aviación, Billy trabajaba en Wall Street y creaba su familia junto a María Pereyra Iraola, con quien tuvo tres hijos varones: Rafael, Willy y Marcos. Gran parte de su época en Austral la recorrió con su segunda esposa Nelly, con quien tuvo a Shalimar, Victoire y Juan Pablo. Separado de Nelly, volvió a apostar a la pareja y se casó con Catherine Filo, ciudadana canadiense, y juntos dieron a luz en Bariloche a Andino. Del cuarto matrimonio con la americana, Lois Barnett, tuvieron a Paula y sus últimos días los compartió con una argentina, Claudia Boucher, con quien también se casó. En el ciclo de su vida, Billy Reynal se casó 5 veces y tuvo 8 hijos. Todos juntos lo despidieron en el 2015 en Buenos Aires, guiados por Miguel Reynal, su hermano y gran compañero de ruta.

Billy Reynal era fruto del matrimonio de Juan Reynal, aclamado jugador de Polo y ganador dos veces del Abierto de la República Argentina, quien en un viaje a San Francisco conoció a quien fuera su esposa y madre de Billy, Jeannie Hughson. El padre de esta --Billy Hughson-- era un reconocido hombre de negocios que puso el capital a préstamo para la fundación de la empresa Ford Motor Company. En ese momento, Henry Ford le ofreció entrar en sociedad con él dentro de la compañía, pero él declinó la oferta. A cambio, Henry Ford le cedió la apertura y propiedad del primer concesionario Ford del mundo.

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