Según una encuesta, el 47 % de las empresas en la región anticiparon que mantendrán esta modalidad después de la pandemia.
El aislamiento social al que la sociedad tuvo que someterse debido al coronavirus puso en foco una modalidad laboral que venía allanando camino hace ya varios años: el teletrabajo. Para entender más al respecto de esta nueva modalidad, la firma Apex America publicó un estudio recolectancdo las respuestas de 1.200 colaboradores de Argentina, Chile y Colombia, de los 5.600 que la compañía tiene en toda la región.
En el mismo, se investigó acerca de los puntos a favor y en contra que encuentran los colaboradores, los aspectos a desarrollar para mejorar su experiencia, y los principales desafíos con los que se encuentran las empresas al momento de implementarlo.
En primer lugar, quedó evidenciado que estos colaboradores que toman la responsabilidad de autoliderarse en remoto necesitan de nuevas estructuras organizacionales que van desde la infraestructura que disponen en sus casas o los modelos de capacitación con los que incorporan nuevas competencias, hasta la manera en que se mantienen motivado para entregar la mejor calidad.
De hecho, un 80% de los encuestados consideró buena la experiencia de home office. El 56,8% dijo haber tardado 1 día en adaptarse, mientras que al 22,7% necesitó entre 2 y 3 jornadas laborales. Un 9.1% de los colaboradores aún no se siente adaptado a esta modalidad, al mes de mayo.
Asimismo, el 81,8% aseguró que lo que más extraña de ir a la oficina es ver a sus compañeros, y el 36,4% dijo extrañar las charlas espontáneas.En, tanto, entre las complicaciones previsibles más comunes aparecen 3 principales: conexión a internet, si bien un 77,5% considera que su conexión a internet es buena, fue uno de los motivos de estrés o incertidumbre más frecuentes al inicio de la experiencia; seguido del correcto funcionamiento de llamadas y la usabilidad de los sistemas.
Según los 1.200 encuestados, los aspectos más valorados de trabajar en el hogar son el tiempo adicional que genera no tener que viajar al trabajo, la flexibilidad horaria, el ahorro monetario de transporte, indumentaria y refrigerios, el mayor tiempo que pueden compartir con sus familias y la independencia que les habilita el teletrabajo en sí.
Según el estudio:El 64% ama trabajar desde su casa, mientras que apenas un 12% lo odia y un 24% aún no se decide.
El 80% de las personas viven con otros individuos en el hogar.
Un alto número de colaboradores remotos trabajan en la misma habitación donde duermen: más del 47%.
El 49.9% está preocupado por su salud emocional o psicológica
El 45% considera que necesita más y mejores herramientas emocionales.
El 70% del total siente que debe lidiar con emociones negativas como estrés, desánimo o ansiedad en algún momento de la jornada.
El 55% siente la necesidad de capacitarse en nuevas habilidades para trabajar mejor desde su casa.
Un punto destacable del informe es que la confianza del colaborador en su desempeño se incrementa cuando puede automonitorearse.
Por otro lado, mientras que las compañías que operan en el mercado tradicional expresaron un nivel de satisfacción casi total con la migración al trabajo remoto, quienes lo hacen en el mercado digital se mostraron altamente conformes pese a que sus operaciones sufrieron cierta presión por el incremento de consumo. Aunque la coyuntura del COVID-19 causó impacto, el estudio arrojó datos positivos:
El 93% de las empresas logró mantener o mejorar sus resultados, lo que hace que proyecten conservar y mejorar su modalidad remota.
Cerca de la mitad de ellas, un 47% anticipan sostener el teletrabajo en los distintos niveles cuando termine el confinamiento, mientras que el 42% aún no lo descarta. Además, más del 60% de las empresas considera que su equipo de adapta y tiene resultados operativos.
Las empresas manifestaron los 7 aspectos más relevantes a trabajar para virar al trabajo remoto: compromiso y desempeño 22%, eficiencia 20%, cercanía 17%, control 16%, conectividad 11%, entrenamiento 7% y seguridad 6%.
Esta nueva modalidad, sin dudas, pone en el centro de atención el paradigma organizacional de cada empresa. El gran desafío es moderar los puntos de conflicto y potenciar los aspectos más valorados para sostener la motivación y consolidar la fidelidad.