Las consecuencias del Impuesto Netflix

La resolución 593 de la AGIP demuestra una profunda ignorancia tanto sobre principios tributarios elementales como sobre las dinámicas de Internet.

Redacción Fortuna

En 1986, en una conferencia en la Casa Blanca, el entonces presidente Ronald Reagan dijo esta célebre frase:

“La visión del Estado sobre la economía puede resumirse así: Si se mueve, cóbrele impuestos; si se sigue moviendo, regúlelo; si deja de moverse, subsídielo”.

Parecería que muchos se lo tomaron en serio, no pudiendo entender el tono con el que fue dicho. La compulsiva actitud de gravar todo lo que se pueda es un problema estructural de muchos gobiernos. Se cree que, con mayores recursos, se podrán proveer mejores servicios. Ahí es donde está la clave del error: Se mezcla cantidad con calidad.

Actualmente, el gasto público es uno muy ineficiente. Se habla del nivel de gasto público como algo bueno, pero nunca se discute su calidad, que es donde radica el verdadero problema. Un caso paradigmático es la educación nacional: El Kirchnerismo aporta el nivel más alto de la historia a este sector pero, así y todo, los resultados son paupérrimos.

El oponente ideológico del Kirchnerismo, el llamado “Neoliberal” Mauricio Macri, no parece estar muy lejos de estas prácticas, sin poder entender el fondo de la cuestión. Mayores impuestos no significan mejores servicios, solo significan una mayor caja con la cuál hacer política. Dinero que, de no ser recaudado, sería gastado en forma mucho más eficiente por los individuos que forman la sociedad. Desde 2007, el gasto público de la Ciudad orientado a administración gubernamental casi que se cuadruplicó, mientras que el gasto público total se triplicó.

La mala nueva es el Impuesto Netflix, el cuál no solo afecta a este prestador sino a todo el rubro. Según la resolución 593 de la Administración Gubernamental de Ingresos Públicos (AGIP), se le empezará a cobrar a este tipo de prestadores un 3% de ingresos brutos, resultando en que se recaudarían 2$ por persona que contrate Netflix. Esto no significa la creación de un nuevo impuesto, sino que es la inclusión de este tipo de servicios en los que son gravados. Sin embargo, el resultado es el mismo. El precio de Netflix va a subir, va a haber personas que decidirán no contratarlo y, en definitiva, el único perjudicado es el consumidor que quería ver series, comprar juegos de Playstation, etc…

Otro tema es que no se comprendió qué es Internet y como funciona. En este caso, la Ciudad de Buenos Aires decidió, arbitrariamente, gravar un servicio brindado por una empresa extranjera en territorio nacional. Lo que no se entiende es algo conceptual: Toda persona que contrata Netflix está importando el servicio, por lo que no es posible cobrar Ingresos Brutos. Es decir, Netflix ya está pagando los impuestos que deba pagar en el lugar donde está radicada, sería un doble pago de impuestos que, se puede hacer, pero no con el nombre de Ingresos Brutos, sino reconociendo que se estaría creando el “Impuesto al servicio digital que me deja ver Breaking Bad”, por ejemplo. Por otro lado, ¿qué pasaría si, mañana, una ciudad cualquiera de Bélgica quisiera cobrarle Ingresos Brutos a alguna prestadora de servicios radicada en Buenos Aires? Sería ilógico, tanto como lo que pretende hacer el gobierno de la ciudad de Buenos Aires.

Por último, y aquí es donde se nota la total ignorancia del funcionamiento de Internet y sus variantes, es que el impuesto seria vía una retención al momento de pagar. Ahora, surgen dos interrogantes: El primero es cómo sabrían cuándo una compra por Internet está dentro de lo que se quiere gravar. Internet es algo muy dinámico y lo que se ofrece ahí dentro también lo es. Entonces, ¿como sabrían si un proveedor virtual esta comprendido por esta resolución? ¿Tendrán un listado de todos los proveedores, el cual se actualizará minuto a minuto? El segundo interrogante surge acerca de la forma de cobro, ya que se prevé que esto sea por medio de la tarjeta de crédito. Lo que se ve que no saben o no entienden es que existen muchas otras formas de pago (sea Bitcoin, cualquier otra moneda digital o cualquier otra forma de pago virtual).

Por esto es que es necesario entender cómo funciona Internet y cómo debería dejarse sin intervenciones a un mercado que puede, y ya lo está haciendo, cambiar el mundo y la forma en que lo vemos. Internet no pertenece a ningún país, pertenece a todos los individuos. Por esto asusta tanto y, últimamente, hubo intentos y rumores de control de lo publicado ahí. Netflix, y este tipo de servicios, generan una disminución de costos junto con una mayor calidad. Desalientan la piratería y facilitan el acceso. No maten a la gallina de los huevos de oro.

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Federico-RoucoFederico Rouco es estudiante de Economía de la UCA y de la University of Leeds, Reino Unido. Es investigador adscripto en el Centro de Investigación Aplicada de la Escuela de Negocios de la UCA e Integra el Grupo Joven de la Fundación Libertad y Progreso. Twitter: @fgrouco

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