Otro récord de consumo entusiasma a los Kirchner con ganar por el “voto compra”

En marzo, la mayor predisposición de a adquirir bienes durables desde 2000. Su aporte al crecimiento será el mayor desde la convertibilidad. Continuaría la tendencia en manos de la clase media, lejos del oficialismo. Galería de fotosGalería de fotos

Redacción Fortuna

Por Rodolfo Barros *

Marzo es una fiesta. No sólo porque gracias a la nueva política de feriados sólo hubo 19 días hábiles en el mes, sino porque la predisposición de los consumidores argentinos para la compra de automóviles y casas es la más alta en los últimos once años, de acuerdo con las mediciones de la Universidad Di Tella (UTDT). En 2010, se vendieron 2,3 vehículos por minuto, entre los 600.000 autos y las 500.000 motos que se demandaron, y este año, en un escenario conservador, se colocarán otros 700.000 coches y 650.000 vehículos de dos ruedas.

El boom de consumo, que viene experimentando la economía desde fines de 2009, se extendería durante todo 2011 y le dejará al oficialismo un clima favorable para las elecciones. Ni la incertidumbre electoral bajaría la fiebre, que será alimentada por un cóctel compuesto por divisas que ingresan por la cosecha –y su impacto en la agroindustria–, incrementos salariales, expansión del crédito, alta confianza de los consumidores, dólar casi planchado y expectativas inflacionarias que se mantienen por arriba del 30% para los próximos doce meses y desalientan el ahorro.

La entrada de dólares al país por la cosecha volverá a ascender gracias a la mejora de los precios internacionales. La confianza del consumidor, que ya se encuentra en niveles cercanos al récord, se mantendrá alta en un contexto de crecimiento económico y estabilidad laboral. Ante la falta de instrumentos financieros que compensen la inflación, la tentación de gastar será mayor. Además, por el bajo nivel de endeudamiento de las familias, se espera que continúe la fuerte expansión del crédito al consumo (ver nota aparte).

El conjunto de las remuneraciones pagadas por las empresas a sus trabajadores, descontando la suba de precios (la “masa salarial real”) crecerá en torno de 3% este año, según proyecciones de Ecolatina, con lo que el consumo crecerá más de 6%. Así la contribución del consumo al PBI llegará al máximo de los últimos años (78,2%).

“Este será un muy buen año para el consumo, como 2010, cuando se observó un boom luego de dos años difíciles por la crisis internacional, la sequía (que significó una caída de 35% en la cosecha), la gripe A (que afectó al turismo y la gastronomía) y la incertidumbre electoral del 28-J”, consideró Guillermo Oliveto, presidente de la consultora W.

“Si bien algunos analistas sostienen que la gente siente miedo cuando se acercan las elecciones, no creo que sea así. El Gobierno cuenta con un alto poder de fuego para estimular la demanda”, opinó Oliveto. “Habrá una fuerte tracción de los bienes durables, por lo menos, hasta las elecciones, ya que a los consumidores no les resulta fácil ahorrar y el inmueble está lejos de su alcance por la falta de créditos hipotecarios accesibles”, evaluó Oliveto.

El entretenimiento también tracciona el consumo. “El consumidor argentino se está volcando al placer que le generan los durables o las experiencias que se lleva puestas, como ir a un espectáculo o comer afuera”, opinó Oliveto. Además de crearse nuevos feriados, este año, a diferencia de otros, existe una agenda planificada, lo que permite que los consumidores programen sus gastos y hagan compras anticipadas. Para Oliveto, los feriados “actúan como una especie de bálsamo, se suman al clima de tranquilidad y buena onda y alimentan la idea de disfrutar mientras podamos”.

No todos los sectores sociales participan del boom de consumo. “Los estratos sociales tienen diferentes aspiraciones, según la posición que ocupan en la pirámide, por ejemplo: mientras que para alguien de la cima salir con amigos es ir a Puerto Madero, uno del medio se contenta con comer en la pizzería de barrio”, ilustró Oliveto.

Ingresos familiares

Según estimaciones de la consultora W, el 25% superior de la pirámide percibe un ingreso familiar promedio de $ 18.000 por mes y el 50% del medio promedia los $ 4 mil.

“El segmento del medio es el más favorecido por los convenios salariales y está de vuelta en el consumo, aunque deben optar entre comprar una notebook, viajar un fin de semana o pintar la casa”, explicó Oliveto. Así, el 75% de la población está dentro del mundo del consumo. El 25% de la base de la pirámide es el más castigado, con el único aliciente de la Asignación Universal por Hijo. Sin embargo, la confianza de los consumidores más pobres se recupera 7,6%, mientras que la de los más ricos sube 3,2%, explicó Guido Sandleris, director del Centro de Investigación en Finanzas de la UTDT.

“Es que los cuentapropistas aumentan sus ingresos gracias a la mayor actividad, que se expande al 8%. La inflación es un problema, pero existen elementos para sopesarla”, dijo Oliveto.

El boom tiene impacto en las elecciones

El boom de consumo que se extendería durante todo el año aumenta las chances de que la presidenta Cristina Kirchner, en caso de candidatearse a una reelección, gane.

“Los resultados de las encuestas, favorables para Cristina Kirchner, tienen un fuerte correlato con el bolsillo. El consumo es de alta relevancia para el resultado electoral”, opinó Guillermo Oliveto, de Consultora W.

Sin embargo, el fenómeno actual difiere del “voto cuota” que propició la reelección de Menem en 1995. “El voto cuota de Menem se dio con un desempleo de 18%. Ahora, existe empleo. Además, en los 90, los salarios estaban fijos y las cuotas, cada vez pesaban más entre los ingresos congelados. Ahora, los comerciantes me dicen que, cuando llega la paritaria y suben los salarios, se reactiva el ciclo”, destacó el economista, para quien, “ahora puede haber voto-trabajo ya que el empleo es la variable más sólida, junto con la gobernabilidad y la capacidad de negociación con los sindicatos”.

La confianza del consumidor, que mide la UTDT, se sitúa en su nivel más alto desde que asumió Cristina Kirchner. “Los consumidores asocian parte de la bonanza con la políticas del Gobierno”, coincidió Guido Sandleris de UTDT.

Sin embargo, el analista destacó que “en general, los consumidores suelen sobreestimar la parte de la bonanza asociada con la política del Gobierno y minimizan el impacto del favorable contexto internacional”.

* De la redacción de Diario Perfil

28/3/2011

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