El riesgo de una híper dispara versiones de plan de dolarización

Venezuela podría buscar la solución de su caos económico en el yuan –y en China– más que en el dólar –y en Estados Unidos–.

Redacción Fortuna

“Una convertibilidad plus”. Así define el economista Eduardo Levy Yeyati un proceso de dolarización, que, en el caso específico de Venezuela, tiene una complicación más. “Hasta no saber a cuánto se cotizaría el dólar en el momento de dolarizar y cuáles son las reservas realmente no sabemos de qué estamos hablando”, dice el economista.

Pero, más allá de la eficacia o no de la medida, lo cierto es que el panorama económico del país se complica a partir de tres vectores. El primero es la brecha del dólar paralelo con el oficial: “El dólar en el mercado negro quebró la barrera de 400 bolívares y acumuló el viernes un incremento de casi 1.600% en 26 meses de gestión de Nicolás Maduro, una escapada que refleja los desequilibrios de la economía”, informan las agencias”. El segundo es que la inflación no cesa de subir: la consultora ODH Venezuela señala que “con una inflación de 68,5% en 2014 y una tasa superior a 100% para 2015”, el escenario de hiperinflación –una subida de precios que superen los cuatro dígitos anuales– es inminente. El tercer elemento es que, siendo Venezuela un país productor de petróleo, la baja del precio del producto incide directamente en la economía, produciendo más recesión.

Desde esta perspectiva, la misma consultora analizó el panorama que surgiría de dolarizar ya la economía venezolana. El informe revela que “la circulación de dinero en el país estaría atada a nuestras exportaciones y a posibles financiamientos externos. Sería el fin de la inflación, y la economía venezolana se integraría inmediatamente a los mercados internacionales”, mientras “la dolarización significaría un salario mínimo de 52,7 dólares”, lo que ubicaría al país en el segundo más bajo del continente, luego de Cuba”, además de que su economía dejaría de ser la quinta de la región, para pasar a ser una de las últimas”.

Levi Yeyati señala que, además, “dolarizar no implica solucionar los problemas. Quizás, desde una perspectiva más ortodoxa y monetarista, obviamente se eliminaría la opción de emitir para pagar deuda, pero sería imposible pensar también políticas. Es muy probable que en Venezuela se genere un efecto no deseado: cuando el dólar suba habrá inflación y cuando baje, aparecerá la recesión. Además, no existen experiencias de desdolarización: Ecuador no puede salir, aunque quiera”.

Según algunas fuentes, Venezuela podría buscar la solución en el yuan –y en China– más que en el dólar –y en Estados Unidos–.

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