Con una caída de 0,3 %, por primera vez en 10 meses, la industria Pyme frenó su crecimiento. “Productos de caucho y plástico”, el rubro que más cayó.
De acuerdo con un informe de la Confederación Argentina de la Mediana Empresa (CAME), la industria Pyme cayó 0,3 % en mayo frente a igual mes del año pasado. De esta manera, cortó una racha de 10 meses consecutivos de crecimiento. Ese mes, solo el 39,4 % de las empresas crecieron y el uso de la capacidad instalada bajó a 60, 5%. Además, solamente el 39,5 % tuvo rentabilidad positiva.
Si bien en lo que va del 2018, se acumula un crecimiento de 2,2% frente a igual período del 2017, la situación comienza a preocupar teniendo en cuenta que frente al mes anterior se registró una caída de 7,6%.
Por otro lado, el 75% se encontró con más dificultades para cobrar a sus clientes, con un plazo promedio de cobro que se estiró a 53 días. En ese contexto, si bien el tipo de cambio real más alto podría ayudar a exportar, solo el 27% de las Pymes tiene planeadas nuevas inversiones para los próximos seis meses. Del 73% restante de las Pymes, el 18 % lo está evaluando y el 55 % descartó cualquier movimiento en ese sentido en su empresa. Actualmente, hay mucha incertidumbre sobre cómo evolucionará la producción hasta fin de año.
De los 11 sectores relevados, 4 crecieron, 5 cayeron y 2 se mantuvieron sin cambios (siempre hablando de la comparación anual). Tuvieron crecimiento anual: “Minerales no metálicos” (5,1 %), “Productos textiles y prendas de vestir” (2,1 %), “Productos de metal, maquinaria y equipo” (1,1 %), y “Papel, cartón, edición e impresión” (0,9 %).
Mientras tanto, se movieron con bajas anuales: “Productos de caucho y plástico” (-5 %), “Material de Transporte” (-3,3 %), “Productos eléctrico-mecánicos e informática (-3,4 %), “Productos químicos” (-2,9 %), y “Calzado y marroquinería” (-2,8 %). Por su parte, la producción de “Alimentos y bebidas” y ‘‘Maderas y Muebles” se mantuvo sin cambios.
Mayo fue un mes muy difícil para el industrial Pyme porque se redujo la demanda, se deterioró la cadena de pagos y se recibieron muchos insumos y materias primas con aumentos, que en un contexto de pérdida de poder adquisitivo de las familias y un mercado de consumo frenado, se hizo difícil trasladar a precios.