Es hora de una verdadera moneda global

Por José Antonio Ocampo* / El ex ministro de Finanzas de Colombia analiza las ventajas de transformar los DEG en una divisa mundial.

Redacción Fortuna

Este año, el mundo conmemora dos aniversarios claves en la historia del sistema monetario internacional.  El primero es la creación del Fondo Monetario Internacional en la Conferencia de Bretton Woods hace 75 años. El segundo es la incorporación en el Convenio Constitutivo del FMI hace 50 años de los Derechos Especiales de Giro (DEG), que emite dicho organismo.

Cuando se introdujeron los DEG, se estableció el objetivo de convertirlo en el “principal activo de reserva del sistema monetario internacional”. Esta ambición no se ha cumplido; de hecho, los DEG son uno de los instrumentos de cooperación internacional más subutilizados. Sin embargo, es mejor tarde que nunca: la transformación de los DEG en una verdadera moneda mundial traería múltiples beneficios para la economía y el sistema monetario internacional.

Aunque la emisión del DEG por parte del FMI tiene similitudes con la manera como los bancos centrales nacionales crean dinero, los DEG solo cumplen parcialmente las funciones de una moneda. Son, sin duda, un activo de reserva y, por lo tanto, un depósito de valor. Son también la unidad de cuenta del FMI. Pero solo se usan como medio de pago en las transacciones entre bancos centrales (especialmente de los países en desarrollo, pero también de algunos desarrollados) y con unos pocos organismos internacionales.

Los DEG tienen una serie de ventajas básicas, la más importante de las cuales es que su emisión puede ser utilizada como un instrumento de política monetaria internacional durante crisis de alcance mundial. Así se hizo en 2009. Aún más importante, los DEG podrían convertirse en el principal instrumento para financiar los programas de crédito del FMI. La mejor alternativa es convertir al FMI en una institución que opera exclusivamente con su propia moneda, de carácter mundial, una propuesta que hizo hace varias décadas Jacques Polak, entonces economista jefe del organismo. Una alternativa simple es considerar a los DEG que se han asignado a los países, pero estos mantienen como reservas, como “depósitos” en Fondo, que este organismo utiliza para financiar sus programas de crédito.

El uso más activo de los DEG también permitiría que el sistema monetario internacional sea más independiente de la política monetaria de los Estados Unidos. Uno de los problemas del sistema monetario actual es precisamente que los objetivos de política monetaria de los Estados Unidos, el principal emisor de divisas, no son siempre consistentes con la estabilidad del sistema monetario internacional. Los aniversarios del FMI y los DEG en 2019 merecen celebrarse. Pero son también la oportunidad ideal para apuntalar a los segundos como una verdadera moneda mundial que fortalezca el sistema monetario internacional. Las autoridades deben aprovechar esta gran oportunidad.

*Miembro del directorio del Banco Central de Colombia, donde fue ministro de Finanzas.

Copyright: Project Syndicate, 2019

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