La vieja interna en Economía: vuelven las dudas sobre el futuro de Fábrega

El presidente del Central no tolera la gestión de Axel Kicillof y pensó dar un paso al costado. La confesión a un amigo que publicó Noticias

Redacción Fortuna

Los vaivenes del Gobierno Nacional en su postura frente a los holdouts fueron la cara visible de una interna feroz entre los distintos personajes que rigen la economía del país.

Es más que un secreto a voces el histórico enfrentamiento entre el presidente del Banco Central, Juan Carlos Fábrega con el ministro de Economía, Axel Kicillof, en torno a las medidas en torno al dólar y las tasas de interés. Sin embargo, Fábrega prefiere descomprimir cualquier discusión ofreciendo su renuncia.

Según consigna la revista NOTICIAS en su edición de esta semana, la idea de dar un paso al costado ronda nuevamente con fuerza en la cabeza de Fábrega. De hecho, el domingo 15 de junio, horas antes de que se conociera el fallo de la Corte Suprema de los Estados Unidos, el propio Fábrega se lo confesó a un amigo mientras desayunaba en un bar en la esquina porteña de Libertador y Bulnes, a metros de su vivienda.

Las tensiones entre Fábrega y Kicillof son arrastradas desde los tiempos en que eran presidente del Banco Nación y viceministro de Economía respectivamente. Por aquel entonces, Fábrega vio como el Central era obligado a financiar al Tesoro con fondos de depósitos privados mediante intervenciones de Cecilia Fernández Bugna, una de las manos derechas de Axel Kicillof. A raíz de aquella diferencia, Fábrega presentó su renuncia por primera vez y Cristina Fernández de Kirchner nunca llegó a expedirse: un llamado de Guillermo Moreno a Fábrega lo "convenció" de retirar la dimisión.

El 16 de mayo de 2014, el jefe de Gabinete Jorge Capitanich tuvo que salir a desmentir que existiera, siquiera, algún roce entre Kicillof y Fábrega. El motivo principal -o único- de la disputa gira en torno a las tasas de interés que aplica el Banco Central, a las que Kicillof culpa por ser causantes del enfriamiento de la economía. En su defensa, Fábrega asegura que si no existiera una emisión monetaria alta provocada por la renuencia de Kicillof a reducir el gasto público, no habría necesidad de mantener altas las tasas que, en definitiva, son las que evitaron que el dólar siguiera su escalada a los niveles que mantuvo durante los primeros meses del año.

“Si leyeras que tuve un infarto, no te preocupes, sería la forma de renunciar”, habría afirmado Fábrega, tal como se despredende de la columna de Jorge Fontevecchia del Diario PERFIL del 17 de mayo. En otras palabras, Fábrega podría apelar a una cuestión médica para justificar su salida del Central, donde tiene mandato hasta 2019. O sea, donde debería estar durante el resto del mandato de Cristina Kirchner y la totalidad de quien la suceda, aunque esto es algo que rompería con todos los antecedentes del Central: desde su creación en 1935, sólo Luis Pedro Pou pudo completar su mandato entre los años 1996 y 2001. 

El pasado martes 20 de mayo, Cristina se reunió en la Casa Rosada con Fábrega, Kicillof y Echegaray en un intento de apaciguar los ánimos. El resultado no fue el esperado y al día siguiente el presidente del Central discutió en duros términos con Cristina, tras lo cual volvió a ofrecerle la renuncia.

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