Por Virginia Porcella |Resurge la posibilidad de un club de bancos. El Gobierno llevaría una propuesta poco concesiva con los fondos. La volatilidad global hace que los holdouts exijan más efectivo.
El equipo económico dará esta semana el puntapié inicial para iniciar el proceso de cierre definitivo a la negociación con los holdouts con una oferta que los fondos buitre esperan contemple un pago en efectivo. En contrapartida, el Gobierno aspira lograr un recorte en los intereses y punitorios para lo que apunta a reconstruir la imagen ante el juez Thomas Griesa y hacer explícita “la voluntad de pago y de respeto del fallo”.
Hace apenas meses, en octubre del año pasado, los fondos buitre que cuentan con sentencia a favor habían dejado trascender que aceptarían cobrar en bonos el 100% del reclamo. Esa postura, sin embargo, no es la que transmitieron en su último encuentro en Nueva York al secretario de Finanzas, Luis Caputo.
En el endurecimiento de la postura de los acreedores intervinieron dos factores fundamentales. El primero está relacionado con el contexto internacional: de octubre a hoy, los mercados internacionales se vieron afectados por fuertes caídas, con activos cuyo valor se redujo hasta 60% y que pueden representar nuevas oportunidades para los fondos. El proceso de recibir bonos –esperar eventualmente que mejoren su cotización para luego desprenderse y recién ahí hacerse de liquidez para salir a buscar nuevas “perlas”– les resultaría mucho menos beneficioso que cerrar un acuerdo en efectivo. “Hoy hay mucha más carroña dando vueltas que hace seis meses”, graficó un ejecutivo de un banco de inversión que sigue muy de cerca el desarrollo de las negociaciones.
El segundo factor determinante que los alienta a exigir ‘cash’ fue el programa económico que presentó el propio ministro Alfonso Prat-Gay hace tres semanas, el cual contempla una reducción del déficit fiscal de apenas 1,5%. Este plan, interpreta el mercado y también los buitres, es altamente dependiente del financiamiento internacional, la única vía posible para solventar el desequilibrio fiscal que seguirá siendo elevado. Pero el acceso al endeudamiento en los mercados globales no estará disponible hasta que no se alcance una solución con los holdouts. En ese marco, la posición negociadora de los fondos buitre recobra fortaleza.
Puentes. Claro que el Gobierno tampoco dispone hoy de los recursos necesarios para hacer frente a un pago en efectivo, por lo que se cuenta con la predisposición de un grupo de bancos internacionales que otorgarían un préstamo puente. El mecanismo implicaría que el Gobierno emitiera nuevos bonos, que colocaría entre los bancos que participen de la operación –probablemente los mismos que acaban de otorgar un préstamo de corto plazo para fortalecer las reservas, JP Morgan, Deustche, Citi y HSBC– a cambio de los fondos necesarios para pagarle a los acreedores. Para evitar el costo político de un pago en efectivo, es probable que la operación se presente como una nueva emisión de deuda de la Argentina, que a su vez dispara un simple canje de bonos con los bancos que ya habrían comprado a los holdouts la deuda en default. En el proceso, el equipo económico podría hacerse también de dólares frescos.
Existe también otra alternativa bajo estudio para hacer posible un pago en efectivo a los fondos buitres y minimizar el costo político. Se trata de una operación en la que también intervendría un grupo de bancos pero que, a diferencia de la anterior, no implicaría un aumento del endeudamiento. Esta opción implica la intervención del Banco Central, que otorgaría como garantía a los bancos que aporten los fondos aquellos bonos que la Tesorería recientemente le canjeó a cambio de la Letra Intransferible a 10 años colocada en su momento para el pago al Fondo Monetario. Esta operación permitiría al Gobierno comunicar que se resolvió el conflicto sin hacer crecer la deuda a tasas altas pero debería admitir un pago ‘cash’ directo de las arcas del Tesoro a los buitres.