Su obsesión por prolongar su juventud lo llevó a experimentar con algunos tratamientos poco convencionales y polémicos. Cuenta con una rigurosa dieta de tan solo 1.950 calorías
Protagonista del documental de Netflix "Don’t Die: The Man Who Wants to Live Forever", Bryan Johnson es un empresario tecnológico multimillonario que se hizo famoso a nivel global por revelar su estricta rutina enfocada en la longevidad. En una entrevista a Bloomberg, el fundador de la plataforma de pagos Braintree que vendió a PayPal en 2013 por unos 800 millones de dólares contó que su día a día incluye una gran cantidad de suplementos diarios, pruebas y dietas estrictas.
Su obsesión por la inmortalidad lo llevó a experimentar con algunos tratamientos poco convencionales y polémicos. Por ejemplo, recibió una inyección no aprobada por la FDA, la cual consistía en plasma de su hijo adolescente. Sin embargo reconoció que no percibió "ningún beneficio". También, cometió un error estético al inyectarse grasa de un donante en su rostro para lograr una apariencia más juvenil.
En cuanto a su vida cotidiana, el magnate confiesa que realiza un centenar de rutinas, entre ellas, nada más levantarse va al baño para ponerse frente a una luz específica que da exposición solar, se pone un electrodo en el oído para estimular el sistema nervioso autónomo creando un cuerpo más frío y parasimpático, sigue con una terapia de variabilidad de la frecuencia cardiaca, se pone una gorra para el crecimiento del pelo que tiene 312 diodos láser, hace ejercicio durante una hora, come su ración de verduras, se toma las primeras 54 pastillas con un mejunje al que llama el gigante verde, realiza una estimulación electromagnética de alta frecuencia en el abdomen, hace audioterapia para regenerar el oído, realiza su última comida antes de las once de la mañana, ingiere otras 34 pastillas más... Y así hasta que se va a la cama a las 20.30 de la tarde.
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Como resultado de estos hábitos, Johnson asegura tener la capacidad pulmonar y las erecciones de un joven de 18 años. Incluso, por las noches dice que usa el Sensor Adam con el que mide la duración del alzamiento. A principios de 2005, Bryan afirmó haber revertido su edad biológica en 5,1 años y durante el transcurso del documental su ritmo de envejecimiento se redujo de 0,69 a 0,64. Esto significa que por cada año que transcurra envejecerá solo alrededor de dos tercios de ese año.
Pese a su empecinamiento en ser la primera persona de la historia en conseguir parar el tiempo, es consciente de que no tiene el control absoluto de la biología, "pero sí tenemos control en aspectos como el sueño, el ejercicio y la dieta". Tal es su confianza en el método que lleva adelante que piensa que para 2030 todo el mundo estará haciendo lo que "yo hago, solo que será mucho más fácil ya que en este momento me estoy enfrentando a protocolos y terapia complejas diariamente".
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El "sacrificio" de Johnson
El empresario cuenta con una rigurosa dieta de tan solo 1.950 calorías. La misma incluye un bol de verduras y un pudin de frutos secos (una mezcla de nueces, cacao Blueprint de su propia empresa, frutas y jugo de granada), todo ingerido dentro de un intervalo de cinco horas. Al ser consultado si pasa hambre, contesta: "Sí, suelo tener hambre".
"Lo más triste de mi día es cuando llega el último bocado", recalca en el documental. A pesar de esa sensación constante, Johnson cree que cada sacrificio vale la pena. "He experimentado más alivio reduciendo la actividad de mi mente y fortaleciendo mi cuerpo que en cualquier otro momento de mi vida", comenta en el documental, haciendo referencia a sus años de problemas tanto mentales como físicos. "Me siento completamente liberado, porque siempre he estado buscando escapar de mí mismo", concluye.
RM
